Capítulo 18

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A Valentina le parecía casi increíble la forma en la que se había sentido todos esos días. Era una felicidad un tanto extraña, tomando en cuenta que dependía de una persona, pero no se trataba solo de eso. Porque el calor que sentía en su pecho cada vez que pensaba en Juliana o recibía algún mensaje de la castaña era nuevo y embriagador.

Se había escapado con ella a algún otro sitio secreto, se veían de forma furtiva en los pasillos o en las esquinas para robarse besos cuando todos los chicos estaban en casa e incluso cuando estaban en casa de alguien más y sus hermanos la llevaban, porque los chicos del grupo habían comenzando a tenerle cariño y a aceptarla más desde el viaje en el yate.

Por supuesto que parecía que la que más cariño le había agarrado había sido Juliana. Y eso la hacía querer sonreír todo el tiempo. Siempre le había parecido una tontería pero era lo que era y la verdad es que no podía evitarlo. Y por supuesto que ni siquiera iba a hablar de la forma en la que su cuerpo se sentía cada vez que Juliana la besaba o la tocaba. Porque realmente en lo único que podía pensar era en sexo, en Juliana y en tener sexo con Juliana.

Sin embargo la chica parecía estarlo retrasando y Valentina a veces lo agradecía porque aunque en su mente se moría por hacerlo, otras tantas veces cuando estaban en la práctica, se sentía superada por todo lo que implicaría.

¿Y si lo hacía mal y a Juliana no le gustaba? ¿Y si no sabía qué hacer? ¿Y si era ella era la que no le gustaba? Aunque esto último parecía bastante improbable porque con solo sus besos Juliana lograba que se mojara en zonas impensables.

Y una noche mientras estaban sentadas en las escaleras de la entrada de la casa de Miguel y Juliana se fumaba un cigarrillo y reía a carcajadas por algo que había dicho Valentina, le había asegurado que era una cocinera excelente. Por supuesto que Valentina la había mirado con adoración porque adoraba hacerla reír, y luego le había dicho que no le creía ni un poco porque tenía pinta de todo menos de ser buena cocinera.

La morena había parecido indignada y le había dicho que se lo demostraría al día siguiente, así que allí estaban. Era el último fin de semana del verano y Valentina estaba algo deprimida al respecto, aunque si lo pensaba bien, había sido un verano muy entretenido e interesante. Juliana por su parte no comenzaba las clases hasta una semana después, pero de todas formas no parecía muy triste al respecto.

A veces Valentina notaba que la morena se volvía algo distante y callada, y suponía que tenía que ver con los problemas con su abuelo, a veces lo hablaban, a veces Valentina simplemente decía algo para hacerla sonreír y hacia lo que más le gustaba hacer: le robaba besos hasta que Juliana pareciera relajada.

Observó como la chica cortaba un montón de verduras como si fuese una experta. Parecía muy hogareña ahí en medio de la cocina de su piso con una camiseta negra, unos vaqueros desgastados y los pies descalzos pues se había quitado las botas al llegar, diciéndole a Valentina que se pusiera también cómoda.

Valentina se giró observando a su alrededor mientras Juliana le comentaba algo sobre el vendedor de verduras y como tenía un bigote que parecía tener vida propia. Sonrió y subió el par de escaleras que llevaban hasta la habitación de Juliana mientras seguía escuchándola.

Al ser un piso tipo estudio, no habían paredes de por medio.

Curioseó un poco su ropa y observó que prácticamente consistía en vaqueros, pantalones y camisetas.

- ¿Nunca has usado un vestido, Juls? - Preguntó de pronto y se asomó un poco, observando como Juliana encendía las hornillas de la cocina y luego giraba la cabeza para mirarla.

Younger Dreams I Adaptación Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora