Capitulo 4

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Cuatro años, nadie pensó que los forasteros serían tan difíciles de vencer, durante todo ese tiempo hubo gran incertidumbre por lo que sucedía en el norte. Jeonghan vio volver a su padre a mediados del segundo año. Mal herido y con su vida en riesgo, el rey del Sol fue enviado de vuelta a su tierra por orden del emperador, con la esperanza de salvarlo. Lentamente y con ayuda de las curanderas del sur, el rey pudo salvar su vida, sin embargo, requeriría un buen tiempo el poder volver a levantarse si quiera. Jeonghan vio cómo terminó su padre y odio la guerra con toda su alma.

A pesar de todo no sólo hubo sufrimiento y desgracias. Ambos jóvenes adolescentes encontraron la manera de escribirse cartas en secreto, gracias a Seokmin que hizo de mediador y casi de cartero. A él no le permitían ir a la guerra, por lo que se quedó en el reino Diamante ayudando a la emperatriz en su labor de dirigir los reinos. Ahí recibía las cartas de Seungcheol y las llevaba consigo al reino del Sol cada mes. Jeonghan no podía estar más agradecido con Dk, sobre todo porque sabía lo que Seungcheol significaba para él. Así también ambos comenzaron a pasar mucho más tiempo juntos, a pesar de que se conocían desde hace años, Seokmin siempre había mantenido esa barrera de súbdito - gobernante en cierta medida y Jeonghan estaba decidido a romperla. El menor era divertido y muy alegre, aunque no lo aparentara por la fachada de hijo del gran consejero que se cargaba. No fue difícil que ambos se acercaran, pasaban hablando por horas sin aburrirse, era una gran distracción que ambos necesitaban ya que la situación de angustia que rodeaba los diez reinos los afectaba a todos.

Fue en una de sus tantas conversaciones que Dk le confesó a Jeonghan que pensaba que sería una gran emperatriz, le dijo que lo aprobaba para estar con Seungcheol si así lo quería. Jeonghan solo pudo sonrojarse y cambiar el tema de forma sutil. ¿Ser emperatriz? Jamás lo había pensado, aunque en su cabeza no sonaba tan mal. ¿Pero Seungcheol querría eso? En sus cartas Seungcheol le hablaba de la guerra, del sufrimiento que veía en los civiles afectados y en las ideas que tenía para mejorar la situación que quedaría después. Estaba convencido de que ganarían y eso a Jeonghan le daba tranquilidad. Le respondía con ideas y sugerencias que también se le ocurrían, le advertía de los riesgos que a veces conllevaba sus planes y que fuese más precavido. Por supuesto, también había una parte cursi en cada carta, Seungcheol era especialmente bueno en decirle cuánto lo extrañaba de la forma más cariñosa y vergonzosa posible, según Jeonghan. Intentaba tragarse la vergüenza y el orgullo y contestarle de la forma más sincera posible, al final siempre que enviaba una nueva carta rogaba por que tuviera respuesta. Le aterraba pensar lo peor. Cuando le invadía la ansiedad y el miedo, recurría a releer las cartas pasadas, cada una guardada con cuidado.

Sin darse cuenta y después de muchas cartas, ocurrió lo que más le aterraba. Dk vino al mes siguiente, sin ninguna carta de Seungcheol. Antes de que cayera desmayado Seokmin le dijo que no se alterara, que de hecho eran buenas noticias. Supieron que la situación en el norte estaba más estable y que el emperador estaba en negociaciones con el jefe de los forasteros. Eso fue un alivio para todos aquellos con familiares en las fronteras. Jeonghan recuperó la esperanza y comenzó a planear el regreso de Seungcheol. El príncipe Diamante volvería próximo a su cumpleaños número veinte y eso significaba una gran fiesta y muchas propuestas de matrimonio para el mayor. Eso lo ponía algo ansioso. De todas formas planearia algo para él.

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Seungcheol montaba su caballo al lado de su padre. Ambos lideraban la caravana de la alianza de vuelta a su tierra. No ganaron, pero lograron la paz. Eso, le enseñó su padre, era mucho más valioso que ganar territorio o asesinar a tus oponentes por completo. Seungcheol no podía decir que era el mismo adolescente de hace cuatro años. Incluso había cambiado bastante físicamente, pero lo que más le dolía eran los recuerdos de todo lo que vio, de todo lo que vivió. Esas cosas lo perseguirán por siempre y tendría que aprender a vivir con ello.

El imperio Diamante (jeongcheol x Seventeen) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora