Capitulo 44

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Ya habían pasado tres días. Cada día que pasaba Cheol se volvía más ansioso, pero no era estúpido, sabía que si insistía en tomar su espada y volver al campo acabaría muerto en el camino. Según el señor Zhen, había visto a varios soldados merodeando la zona en busca de cualquier rezagado. Por fortuna, su herida había mejorado mucho, Ruyi dijo que pronto sanaría lo suficiente como para dejar que se levantara, había tenido suerte de que no haya sido tan profunda.
En esos días había aprendido mucho sobre el norte y su gente. Chan le había contado como las peleas por el poder abundaban en su historia y como el pueblo siempre paga el precio de la avaricia. Se lamentaba por no haber podido ayudar a Jiagji. A pesar de que solo habían hablado por cartas, sabía que era un buen hombre, preocupado por su pueblo. Tenía que recuperarse y acabar con esta guerra. Si lograba ganar territorio quizás podría intervenir en el gobierno de los Kitha y ayudar al pueblo por Jiagji. Lo que temía era la oposición de la corte y lo difícil que sería lograr un acuerdo.

Mientras, hablar con el chico le resultaba refrescante. Tenía una opinión para todo y no dudaba en decir lo que pensaba. Sentía que podría hablar con él por horas sin aburrirse. Chan era radiante, maduro e infantil a su manera, atrevido y orgulloso. Simplemente atractivo. Le comentó que creció en esa vieja casa. Él dice que fue criado por muchos: por sus sirvientes, su tío Jiagji, por el príncipe Gaoyang, por la gente del pueblo. Estaba agradecido con todos y cada uno de ellos, los consideraba a todos su familia. Seungcheol pensaba que tenían mucho en común, pero eran muy diferentes al mismo tiempo. Si el mundo fuera diferente, quizás podrían haber tenido una relación mucho más estrecha. Pero Cheol no olvidaba a dónde pertenecía y a las personas que lo esperaban más allá de las montañas.

Era una pena que sus caminos estuviesen tan separados, a pesar de lo juntos que estaban en ese minuto. 

- Traje tu almuerzo- dijo Chan entrando a su habitación.

- Gracias, estoy hambriento. La comida de Ruyi es muy buena. Definitivamente la mejor que he probado.

- Le daré los elogios de tu parte- dijo poniendo la bandeja en su regazo y sentándose a su lado- pero me sorprendes, pensé que dirías que no hay comida como la de casa ¿Tu esposo no te cocina?

- No es muy bueno para la cocina, pero mi esposo Mingyu hace los mejores postres del mundo, eso es un hecho.

Chan sonrió, con algo de envidia. El soldado se veía muy feliz al hablar de su casa, se notaba que anhelaba ver a las personas que lo esperaban. Se preguntaba si él podría tener a alguien que lo amara de esa forma alguna vez.

- ¿Qué ocurre? Te vez decaído

- Ah, no, yo solo pensaba en que hacer ahora

- ¿De qué hablas?

- Bueno, el invierno está a la vuelta de la esquina y el pueblo más cercano está siendo abandonado poco a poco por la guerra. Temo que no tendremos donde conseguir provisiones más adelante. Nuestra huerta no soportará el frío y salir a cazar con nieve es muy peligroso...- suspiró- a veces me siento inútil, ahora que el tío Jiagji no está, no tengo a nadie a quien recurrir y hay muchas cosas que no puedo hacer por mi cuenta. He intentado dirigir la casa lo mejor que pueda, pero ahora de verdad me preguntó si vale la pena mantenerla.

- ¿Hay algo más que puedas hacer?

- Está el camino fácil... Podría casarme con Mingi, el me daría dinero para casar a Chenbi con un buen hombre y comprar una casa en la cuidad para Ruyi y Zhen. Ellos tendrían una mejor vida así.

- Pero, ¿Qué hay de tu vida? ¿Sería mejor así?

Chan iba a contestar que no le importaba mucho lo que sucediera con él, pero la mirada de Seungcheol le dijo que una respuesta así lo enfadaría mucho.

El imperio Diamante (jeongcheol x Seventeen) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora