Diviso al fin nuestro autobús, sin embargo ¿cuál es mi sorpresa?, que afuera de éste se encuentra Frank, mi Frankie, y está al lado de ella, de Jamia, la chica perfecta, con la que jamás podré competir. Se miran tan sonrientes, desde aquí puedo ver la sonrisa dibujada en el rostro de Frank. Me consuela que él sea feliz, sé que a mi lado jamás lo sería, ¿para qué lo quiero a mi lado? Es una fortuna que no se haya fijado nunca en mí, que no esté destinado a amar a un tipo tan deplorable, sucio y patético como yo.