"Ni siquiera soy un verdadero lobo. Te vi en la ventana y pensé que mi familia te habría dicho. Yo... Lo siento tanto", digo mientras mi pecho comienza a doler y apenas puedo respirar. "Aunque no lo creas, eres un verdadero lobo. Está en tu aroma. Mi lobo está seguro de ello". "Pero no lo soy. No tengo un lobo. Nunca he cambiado de forma, no estoy tan musculoso. Si algo me pasa, no podré salvarme. Solo seré un gran problema". "No", me interrumpe bruscamente y puedo ver un destello de ira en sus ojos. "No eres un problema. Eres mi pareja. La Diosa te hizo para mí". "La Diosa no me hizo para nadie, Seth. Nadie me quiere", digo mientras mi voz comienza a temblar. Esto no va como pensaba. Nunca imaginé que tendría que convencer a mi pareja de que no soy lo suficientemente buena. Pero este hombre simplemente sigue sorprendiéndome mientras me agarra y me sienta sobre su regazo. HISTORIA DE SARAH SKULD