PRÓLOGO

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La Casa Potter, Godric's Hollow, Gran Bretaña.

Sábado 31 de octubre de 1981

11:57 PM

Grindelwald caminó lentamente hacia la habitación donde estaba la que podía matarlo a él y a su heredero. Movió su varita y la puerta se abrió de golpe y una mujer con el pelo rojo ardiente y brillantes ojos verdes lo miró con horror. Pero su rostro era desafiante y apretó a la bebé en sus brazos más cerca de su cuerpo.

—¡Déjanos solas!— Demandó Lily Potter. Colocó a la bebé en la cuna y se dio la vuelta con la varita. Grindelwald la miró con leve sorpresa.

—Dame a la niña y puedo perdonarte—, instó Grindelwald. Lily negó con la cabeza y se mordió el labio.

—Por favor... no a Bella. ¡No a Bella!— suplicó Lily. Grindelwald enarcó una ceja. Entonces, el niño era una niña. Eso no se lo habían dicho. No importaba...

—¡Hazte a un lado, niña tonta!— ordenó. Lily negó con la cabeza y le temblaron los labios. Deslizó su varita de nuevo en su bolsillo. Ella se arrodilló, estaba peleando una batalla perdida.

—No... mátame en su lugar. ¡a Bella no!— Lily dijo, poniéndose histérica. Grindelwald levantó su varita mirándola.

—Ella es un peligro para todo lo que he trabajado—, dijo Grindelwald, evitando decir que tenía un heredero. Su heredero podría salir después de que se eliminaran todas las amenazas. Como esta niña.

—Ella es una bebé... es mi bebé. ¡Por favor, ten piedad!— Lily sollozó. Grindelwald se rió. Fue breve y seco antes de que negara con la cabeza.

¡Avada Kedavra!— Gritó Grindelwald. La inevitable luz verde avanzó hacia la mujer Potter. Ella cayó al suelo, muerta. Grindelwald pasó al lado de ella y se acercó a la niña. La bebé sonreía sin dientes.

Ella era una cosa bonita. Tenía el pelo negro suelto que le caía hasta los hombros con gracia. Y sus ojos... eran demasiado conscientes para una niña de su edad. Y eran los mismos ojos verde manzana que su madre.

—Adiós niña— dijo Grindelwald, con voz antigua. La bebé se paró ante sus palabras y se agarró de la barandilla de la cuna y levantó la cabeza para mirarlo directamente a los ojos. La bebé cerró los ojos y sonrió.

Grindelwald observó con enfermiza fascinación. La niña sabía que iba a morir. De alguna forma...

Avada Kedavra.

Y de repente Grindelwald se rompió. Y no era más que polvo... en el viento.

Y la cicatriz de un rayo brilló en la cabeza de la niña que estaba allí.

Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, Escocia, Gran Bretaña.

Domingo 1 de noviembre de 1981

𝕀𝕟𝕤𝕚𝕕𝕖 𝕄𝕪 𝕄𝕚𝕟𝕕 [𝐓𝐎𝐌𝐀𝐑𝐑𝐘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora