𝕀𝕟𝕤𝕚𝕕𝕖 𝕄𝕪 𝕄𝕚𝕟𝕕 [𝐓𝐎𝐌𝐀𝐑𝐑𝐘]

𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐋𝐔𝐃𝐈𝐎 𝐈

Godric's Hollow, País del Oeste, Inglaterra.

Lunes 6 de Julio de 1992

11:45 PM

—¡Tom! Pasa, pasa—, dijo, señalando el otro sillón. Tom entró, rígido, sus movimientos casi mecánicos. Se sentó frente al fuego y miró profundamente.

—Gellert, ¿por qué estás en tu antigua casa? Dumbledore, el tonto, viene casi todas las noches. ¿Cuál es el propósito de estar en un lugar donde pueda encontrarte fácilmente?— preguntó Tom. Gellert parecía indiferente y esto hizo que Tom apretara los dientes con ira.

—¿Albus vendrá esta noche?— Preguntó Gellert. Tom suspiró y puso los ojos en blanco ante la indiferencia de su "tío" por su propia seguridad. Estaba demasiado confiado.

—No. Minerva pudo evitar que viniera esta noche. Dijo que era malo para su salud. ¿Qué te poseyó para hacer algo tan estúpido como robar la Piedra? Me dijiste que ibas a esperar a que me la llevara y luego ¡Ve a hacer sospechar a Snape poseyendo a Quirrell de todas las personas!— Tom despotricó. Gellert sonrió y puso los ojos en blanco.

—Él tenía las barreras mentales más débiles. Y estabas tardando demasiado. Me puse un poco... ah, desesperado. Hmm, ¿qué pasó con la Piedra? Estoy seguro de que puedo encontrar otra oportunidad—, dijo Gellert alegremente. Tom resopló y Gellert lo miró con curiosidad y Tom pasó una mano por su cabello suelto.

—La Piedra fue destruida.

—¿QUÉ?— Gellert rugió, poniéndose de pie. Tom lo miraba con expresión indiferente, demasiado acostumbrado a los repentinos cambios de humor.

—Me escuchaste. Tendremos que poner nuestros planes en espera por ahora. No importa...— dijo Tom, a la ligera, como si no le importara. Gellert de repente agarró a Tom por el cuello y la varita de Tom salió en un abrir y cerrar de ojos. Gellert lo soltó de inmediato.

Sabía quién era el más poderoso de los dos. Tom siempre había sido más poderoso y había vivido el pasado, casi doce años sin él. Había tomado el control de la situación y sabía que ya no era solo el subordinado de Gellert.

Él era su Señor.

—Nunca me agarres como si fuera tu hijo, Gellert,— susurró peligrosamente. Gellert se recostó en su asiento pero no respondió. Sabía que no debía responder.

—Como estaba diciendo, tendremos que alterar nuestros planes. No tienes cuerpo, así que no podemos plantar uno de mis Horrocruxes. Yo no trabajaría. Todo el mundo ya sabe que soy el heredero de Slytherin. Así que, después pensando que decidí que deberíamos usar uno de los tuyos—, sugirió Tom. Gellert lo miró como si estuviera loco.

—¿Necesitas ir a la Sala Janus Thickey en San Mungo? ¡Estás loco! ¡No puedo usar uno de mis Horrocruxes! ¡Solo tengo cuatro! Tú tienes seis—, protestó Gellert. Tom puso los ojos en blanco ante la niñería de Gellert.