"¿Tengo que suponer que esto es una habitación o que estás practicando para ser el basurero del vecindario, Damián León Isaza?"
"Mmm."
Tonto Jean , eso le diría de no ser por todo el respeto y amor que le tenía.
"¡Damián!"
"Ya oí, ya oí." Me levanté con suma lentitud, apoyándome en mis brazos que no tardaron en flaquear y ceder, dejándome caer nuevamente contra la cama. "No, no puedo." Mi cuerpo se acurrucó entre mis frazadas, sabiendo que aún mi alfa padre no se había movido ni un centímetro. "Dile a la madre de Nathan que me morí o algo así, no puedo ir a cuidarlo hoy. Tengo mucho... Sueño."
"¿Será porque te quedaste leyendo comics hasta las cinco de la mañana, Damián ?" Jean se cruzó de brazos, lo sabía porque ahora se apoyó solo en uno de sus pies, tambaleando sus caderas. Esa era la última advertencia antes de voltear mi colchón conmigo encima, como tantas veces había sabido hacer, eso sin contar la vez que lo lanzó por la ventana.
"Es que tú no entiendes lo que es no saber si el superhéroe se queda con la chica, la única historia de amor que conoces es la que tuviste con mi papá y no todo es igual ¿Sabes? No todas las historias se basan en porno." Oí su ruidosa risa y sonreí también. Eso de ser tan explícito conmigo a mis dieciséis años, me servía para molestarlo muchas veces, aunque él no parecía avergonzarse.
"Anda, mocoso, levántate y ve a encargarte de Nathan. Está enfermo y le prometiste a sus padres que lo cuidarías."
Muy a regañadientes, obedecí, entregándole una mirada llena de resignación antes de que él alborote mis cabellos y casi termine lanzándome a mi cuarto de baño para darme una ducha.
Y así empecé uno más de los días de mis vacaciones, uno en el que hacía muchísimo calor.
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Nosotros vivíamos en el estado de Kansas, exactamente en Lawrence. Nos habíamos mudado desde Londres hace ya bastantes años, y no me vi afectado con el cambio porque al hacerlo apenas tenía cuatro años de edad. Además, no podía culpar a nadie por el exagerado cambio que dio mi vida, no después de todo lo que mis padres tuvieron que pasar.
Sinceramente, la historia parecía sacada de uno de esos libros de ficción tan estúpidos, como en el que el vampiro se enamora de la chica, o de mis comics, cuando el superhéroe siempre enamora a la bella e inteligente muchacha. Pero en la historia de mis padres no había vampiros... Ni superhéroes, solo romance. Mucho, mucho romance y perseverancia, quizás también un poco de esperanza.
Mientras amarraba mis agujetas, sonreí nostálgico ante cada una de las historias que me fueron relatadas alguna vez. A veces me sentía en una especie de serie como How I meet your mother, ya que básicamente se trataba de eso, sentarme en un sofá a escuchar relatos de un amor tan real, que seguro era envidiado por cualquier persona en el mundo.
Sin embargo, la mejor parte de conocer la historia completa era que no teníamos secretos, recibir siempre la verdad ayudaba a procesarla y comprenderla con el pasar de los años y cada vez tener reacciones más maduras o desinteresadas, como por ejemplo, aceptar que uno de mis padres biológicos había muerto en un accidente, hace mucho tiempo. Aunque sabía que no había sido un accidente y sabía también que era un tema bastante delicado del que casi no hablábamos por el dolor y las cicatrices que podía abrir.
Muy por otro lado, el resto de la historia era amor, amor, amor y más cursilerías que al parecer no me cansaba de escuchar, porque sí, mi más oscuro y humillante secreto era mi profundo amor por las historias románticas. Aunque culpaba a mi padre Libardo por eso, según me había dicho mi tía Laila, él solía ser una persona muy soñadora, antes de todo lo que pasó.
¡Oh, cierto! A mis catorce años exactos descubrí con totalidad mi naturaleza de alfa, y hasta la actualidad no he dejado que arreglen los arañazos que le di a la puerta cuando me encerraron en mi habitación durante mi primer celo ¿Qué puedo decir? Me hacen sentir rudo ya que no fui como los chicos normales que solo se retuercen en su cama con altos grados de fiebre. Obviamente soy un alfa bastante relajado, pero los arañazos intimidan a mis amigos cuando los invito a jugar videojuegos a mi casa.
"¡Damián!" Oí otra vez a Jean y suspiré, mirándome en el espejo una última vez. Me subí sobre la baranda al lado de la escalera y me deslicé por ella hasta llegar al primer piso, pisando con fuerza los maderos, asustando a la pequeña Esteffanie.
Observé su ceño fruncido y le despeiné sus cabellos, fingiendo no notar el movimiento de sus manos y brazos, diciéndome un: "Deja de ser tan salvaje, bobo". Sí, nos amábamos demasiado, con obvio sarcasmo incluido. A veces dudaba de las historias que me contaban solo en la parte en la que me repetían lo mucho que la engreía. No, no me imaginaba en una situación en donde no la haga enojar, como todo buen hermano mayor debe hacer. Sí, estaba orgulloso.
Esteffanie ya tenía doce años. Mi pequeña hermana nació muda debido a un mal golpe que recibió mi padre cuando ella se encontraba en su vientre. Con el pasar de los años, se le intentó llevar a innumerables terapias ya que, según el médico, su mudez era tratable, pero Esteffanie jamás colaboró. Una vez me confesó que se avergonzaba de tartamudear o de no ser entendida, y lo comprendí porque ella era bastante tímida y se cohibía por todo. Jamás fue obligada a asistir a las terapias y con el tiempo estas quedaron en el olvido, aunque estaba seguro de que si lo deseaba, volvería a ser tratada, al menos por ese lado se nos permitía tomar nuestras decisiones. No me quejaba, aprender el lenguaje de las señas había sido una experiencia fascinante.
"¿Qué hay de comer?" Al sentarme en la mesa vi a Jean traer huevos con tocino. Relamí mis labios, emocionado, tocando uno de los tocinos de mi plato, pero encogí la mano y solté un chillido de dolor al sentir este quemarme los dedos, viendo después a Esteffanie reír en silencio. "Enana fea."
Viejo tonto, me dijo entre señas, sacándome una sonrisa ¿Quién se creía? Apenas tenía dieciséis años.
"Dejen de discutir ustedes dos." Jean se limpió las manos en el delantal que traía puesto. Sí, un alfa con delantal. Si la gente lo viera se podría imaginar la razón por la que mi padre alfa era más un amigo para mí que un tipo de padre autoritario.
"Está caliente." Informé, viendo a Esteffanie hacer unas señas que indicaban el mismo comentario. Esperándome antes de que ella termine de quejarse y Jean le regale una sonrisa, lo miré fijamente, arqueando una ceja. "¿Sabes? Sé que prejuzgar es malo, pero te conozco lo suficiente para saber que solo nos cocinas algo rico cuando estás de buen humor."
"¿Pero qué dices, niño? Yo puedo prepararles algo delicioso cualquier día, sin importar mi humor." Jean se defendió, con un gesto resentido. Entrecerré los ojos, dudando de eso hasta que una figura salió desde el pasillo donde quedaba su recamara. Y entonces entendí todo.
"Buenos días..." Mi papá Libardo veía vestido únicamente con unos pequeños shorts puestos, mostrando su pecho desnudo y las miles de marcas de mordidas en este, además de una resiente y bastante roja en el cuello. Él se frotaba uno de sus ojos con pereza, caminando arrastrando sus pies hasta que llegó a Jean y este acunó en sus brazos, besándole la frente con ternura.
Para entonces solo dos pensamientos llenaron mi mente: Malditos depravados y bendito sea el sueño pesado.
"Puajjjjj."
Esteffanie hizo unos gestos preguntando qué tal habían dormido y solté una risa burlona, antes de empezar a comer. Estaba seguro de que ellos no habían pegado el ojo en toda, toda la noche, pero por el contrario de como eran conmigo, a Jean le costaba un poco más aceptar que su hija estaba creciendo, así que cualquier tema que tuviera que ver con sexualidad, quedaba descartado si Esteff se encontraba presente.
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"Cuéntamela otra vez, Damián."
"Te la he contado ya más de diez veces, Nathan." La mano del pequeño niño buscó la mía y entrelazó nuestros dedos, sacándome una sonrisa. Él se veía tan mal, tenía fiebre desde el día anterior, aunque se estaba acostumbrado a ello, de por sí, el 90% de las veces que me pedían cuidarlo era debido a que se encontraba mal y el otro por ciento, solo porque él y yo nos llevábamos bien. "No me pongas ojos de cachorrito, enano."
"Anda, sabes que amo oír la historia de tus papás."
"Sí, todos dicen lo mismo." Suspiré con resignación, asintiendo. "Vale, vale, solo si prometes que después me prestarás uno de tus videojuegos, el que yo quiera."
"El que tú quieras." Me sonrió feliz. Mi excusa era muy tonta, yo podía comprarme el videojuego que quisiera con solo pedirlo, pero tenía que fingir que no me agradaba recordar la historia de mis padres, aunque en realidad fuera la mejor parte de mi vida. Un romance más real y puro que cualquiera existente.
"¿A partir de dónde quieres que te cuente?"
"Oh." Nathan se tomó su tiempo antes de continuar. Con catorce años ya, aún era bastante lento, torpe, enfermizo e inocente, quizás se debía a que aún no experimentaba su primer celo. "Desde que tu padre Jean escuchó el balazo y tu papá Libardo no respondió ¿Si? Esa es la parte más emocionante."
"De acuerdo." Acariciando su mano con mi pulgar, aclaré mi garganta, antes de empezar. "Jean realmente se asustó mucho cuando no tuvo respuesta de parte de Libardo ¿Sabes? Es que, su lazo era tan pero tan fuerte que él sentía dolor, entonces luego fue como un apagón, ya no escuchaba el latir de Libardo , ni lo oía, ni siquiera sentía algo... Solo... Vacío." Nathan se encogió más entre las frazadas, como si fuera la primera vez que se lo contaba. Bueno, sin emoción y suspenso, una buena historia no sería una buena historia.
"¿Y luego?"
"Él me dejó a cargo y salió de la casa, aunque Jean ya sabía que Carlos venía en camino, no le quedó otra opción más que encargarme a Esteffanie para buscar al amor de su vida."
"¿Y lo encontró?"
"Sí, muy, muy rápido."
"Pero... ¿Cómo? Mis papás dicen que Londres es enooooooorme."
"Porque Libardo no quería irse de este mundo después de todo lo que tuvo que pasar para ser feliz." Sonreí, totalmente orgulloso de mis padres. "Jean pensó que sería imposible encontrar a Libardo en la ciudad, incluso siguiendo el camino hacia el lugar donde Libardo se iba a presentar, le tomaría demasiado tiempo por la cantidad de formas de llegar al dichoso establecimiento." Los ojitos emocionados de Nathan me observaban con tanta fascinación que me aguanté una risilla. Él se veía adorable. "Pero luego, otra vez el interruptor funcionó y las luces se encendieron. Su latir, su voz, su dolor, Jean sintió a mi papá otra vez."
"¿Tu padre Libardo revivió?"
"No estoy seguro de que haya muerto, realmente." Arquee una ceja, ladeando la cabeza para ambos lados. "Creo que es más como... Que mi padre luchó y no se rindió."
"Wooooow." Nathan se removió en sus frazadas, sin soltar mi mano. "¿Y luego? ¿Luego qué pasó?"
"A veces creo que sufres de falta de memoria a corto plazo como Dory , ya te sabes la historia." "Sí ¡Pero cuéntamela, Damián !" Exigió el frágil chico.
"Vale, vale." Suspiré. "Jean encontró una multitud de personas rodeando un punto y cuando se acercó, vio que Libardo se encontraba justo en medio de toda la gente."
"¿La gente le ayudó?"
"Sí, la gente atacó a Andrew hasta que huyó y luego llamaron una ambulancia."
"Casi nadie hace eso." Murmuró el pequeño niño frente a mí. "Me dijiste que allá donde vivías, la gente solía ser muy indiferente a los problemas ajenos ¿No? Pero ahora ayudaron, sin importarles si salían heridos."
"Sí, Nathan. Y así mis papás descubrieron que las agujas en el inmenso pajar, estaban mucho, mucho más cerca de lo que se imaginaban. O que quizás, con un poco de consciencia, cualquiera se podría volver aguja."
"No entiendo." Hizo un puchero, ladeando la cabeza.
"Olvídalo, es una metáfora, eso te lo enseñan luego." Me resigné, no tenía ganas de pensar en algo que tuviera que ver con clases cuando me encontraba de vacaciones. "El punto es que Libardo llegó al hospital a tiempo y pudieron salvarlo, perdió mucha sangre sí, pero nada evitó que se recuperara."
"Y luego se mudaron aquí ¿No? Para olvidarse de todo el pasado."
"Exacto, eso hace ya doce años."
"Es una historia tan, tan bonita." Nathan soltó mi mano para llevar las dos suyas a su rostro, teniendo un momento de emoción, típico fangirleo de adolescente por algún ídolo que admire o algo por el estilo. Bueno, no era la primera persona que reaccionaba así cuando le contaba la historia de mis padres. "Quiero algún día tener una historia tan, tan hermosa como la que tuvieron tus papás, Damián ¿No te gustaría?"
"No." Negué con la cabeza. "Es demasiado cursi para mí, me da nauseas." Aunque mentía, amaría vivir un romance tan hermoso y fuerte como el de mis padres. "Yo solo quiero una historia que termine en una chica sexy y yo en una cama, es todo." Vaya mentira, me dije a mí mismo. Bueno, era un adolescente, tenía todo el derecho de fingir como cualquier adolescente a mi edad, basta de autosermones, alfa estúpido.
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"¡Damián !"
Dejé a Nathan durmiendo cuando salí para ver televisión en la sala, sin embargo, oír ese asustado grito provenir desde su habitación me preocupó, así que no tardé en correr hasta su cuarto, abriendo la puerta de par en par, viéndolo acostado en su cama.
"¿Nathan?" Pregunté, confundido.
"Da-Damián ." Él se había quitado todas las frazadas de encima y ahora su cuerpo se dejaba ver sobre las húmedas sábanas, porque sí, estaban húmedas debajo de él, mientras juntaba sus piernas y pasaba sus manos por sus mojados cabellos, removiéndose con exageración. "Dios... Hace calor- Damián ¿Qué me...?"
"¿Qué tienes, Nathy?" Traté de sonar lo más cariñoso posible mientras me acercaba, notando su rostro sonrojado y su cuerpo caliente, aunque lo que captó mi atención fue el dulce aroma que desprendía. Olía delicioso, así como mi papá cuando estaba con Jean y olía a chocolate, pero en este caso, Nathan soltaba un aroma tan dulce y fuerte que me abrumaba, llegando al punto de sentirme mareado o perdido, anhelando seguir el delicioso olor.
"¿Damián?" Sus ojos temerosos me miraron mientras me sentaba a su lado y llevaba mi mano a su frente, oyéndolo gemir apenas mi tacto tuvo contacto con su piel, soltando más feromonas, oliendo con más fuerza. "Mmm." Se mordió el labio, inclinándose hacía mi mano que recorrió su rostro hasta su mejilla. Él buscando más el contacto. "Dam." Su voz se oía diferente. Me gustaba esa diferencia. "Damián te-tengo... Tengo mucho calor.... Todo mi cuerpo quema... Quema mucho, mucho."
Su voz se oía en mi cabeza pero a la vez a distancia, asustada pero también tan cálida. Sentía que sus ojos me llamaban. Sus manos no tardaron en tomar mi muñeca y guiarme hasta su vientre, por debajo de su húmeda remera. Su cuerpo vibró apenas tuve contacto con su piel. Joder, se sentía tan bien.
"Damián ." Un suspiro escapó de su boca, mientras, por cuenta propia, mis dedos subieron hasta tomar uno de sus pezones. Soltó un respingó y sus piernas se apegaron más, juntándose entre ellas. "Damián ¿Qué ha- Mmm." Él tomó con sus dos manos su remera para alzarla, tratando de quitársela, aunque al final terminó solo quedándose bajo su barbilla. "Me-Me estoy mojando... Damián ... Damián me estoy mojando abajo." Otra ola de sus feromonas ingresó directamente por mis fosas nasales y perdí el control.
Me incliné hacía adelante hasta tomar su pequeña boca y besarlo, él, aunque en un comienzo demostró su inexperiencia, luego solo separó sus labios y se dejó invadir por mi lengua, mientras mi mano continuaba acariciando uno de sus pezones y su cuerpo entero temblaba, aunque no estaba asustado, yo no lo sentía asustado.
"Haa." Un gemido escapó de su boca cuando nos separamos, dejando su pequeño pezón tranquilo para poder quitarle la mojada remera y lanzarla a un lado. Me incliné y coloqué una de mis manos sobre sus rodillas, viéndolo negar con la cabeza, presionando más sus piernas. "Es-Está muy mojado... En serio, está mojado y pegajoso y... Damián ¿Qué me pasa? No deja de salir..."
"¿No quieres que te toque ahí, Nathan?"
"No-O-Osea sí, pero... Es raro, es raro... Me siento raro y tus besos, tu mano... Solo haces que me moje más... Ahí."
"¿Puedo ver?"
Nathan se mordió su labio inferior con incertidumbre antes de asentir suavemente y relajar sus piernas para que yo pudiera separarlas. Le agradecí a todos los santos que me lo haya permitido, aunque no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo, quería ver eso, deseaba ver a qué se refería con esa humedad. Pero cuando él separó sus piernas y noté su pantalón mojado, su aroma terminó por enloquecerme. Mi cuerpo se movió por instinto propio, colocándome entre sus piernas, tomando su pantalón para tirar de este hacía abajo, oyendo su gritito ahogado.
"¿Da-Damián ?" Cubrió su rostro con sus manos, separando dos de sus dedos para que apenas uno de sus ojos me mire, mientras le quitaba la ropa interior también y admiraba su miembro y aún más por debajo de este, encontrar el lugar de donde provenía tan exquisito y adictivo olor. "Damián ¡No te acerques...! Es... Damián es- ¡Ah!" Mi lengua pasó sobre el pequeño y suave orificio, observando a Nathan arquear su espalda y sujetar con fuerza sus frazadas. Una corriente de placer atravesó mi cuerpo hasta centrarse en mi miembro.
Pero cuando lo iba a hacer de nuevo, en ese preciso instante en que deseaba probar más de aquel adictivo sabor, oí un agudo grito provenir de la puerta y me caí de la cama al ver a los padres de Nathan justo ahí, observándonos horrorizados.
"¡¿Qué demonios significa esto?!" Gritó la señora. Cubrí por instinto el cuerpo desnudo del pequeño con una de sus frazadas que descansaban en el suelo y salí corriendo de ahí, ignorando las miradas de sus padres.
No hice más que correr hasta mi casa para refugiarme en los brazos de Libardo , dejando que unas pequeñas lágrimas del susto y de la vergüenza escapen de mis ojos y resbalen por mis mejillas. Me sentía asquerosamente sucio después de haberlo hecho eso al, ahora, pequeño omega, aprovechándome de las circunstancias y comportándome como un completo animal.
Yo no había aceptado salir a buscar a una omega en ninguno de mis celos, a pesar de que Jean y Libardo me aseguraron de que era completamente normal si deseaba experimentar tales cosas. No acepté debido a que, ellos también, me inculcaron que actuar por instinto no siempre era la mejor decisión, así que prefería guardar los cortejos y las citas para cuando me encontrara totalmente consciente. Encerrándome en mi habitación durante las horas que durara cada uno de mis celos, que por suerte no eran tantos como en el caso de los omega.
Pero ahora había arruinado esa buena racha y actuado como un estúpido alfa aprovechándose del primer celo de un pequeño e inocente omega.
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"Damián ." La grave voz de Libardo me hizo suspirar, removiéndome entre mis frazadas. Jean se encontraba con él, podía oler su preocupación incluso las veces que no entraban en mi habitación y solo se quedaban en la entrada, sin saber si tocar o no mi puerta. "Amor, ya han pasado cinco días ¿Es así como planeas pasar tus vacaciones? ¿Cómo un preso?"
"Merezco ir a la cárcel." Mascullé desde debajo de las frazadas.
"No mereces ir a la cárcel, no has hecho nada malo." Me dijo Jean , logrando que salga de mi refugio improvisado para sentarme, palmeando sobre las gruesas frazadas que cubrían mi cuerpo, pasando después las manos por mis cabellos.
"¿"No has hecho nada malo"? ¿Estás bromeando? ¡Casi termino violando a Nathan! ¡Eso es considerablemente malo!" Lo miré a los ojos, mostrándole que realmente me sentía como una especie de violador o abusador, quizás hasta pedófilo. Lo que fuera peor, eso era.
"Damián , estás exagerando la situación." La mano de Libardo se paseó por mis cabellos, oyendo a mi omega padre suspirar. "No se trata de ser un violador ni nada de eso. Ser violador implica hacer las cosas sin el consentimiento en una situación totalmente normal y ser abusador significa maltratar a una persona física o psicológicamente; pedófilo no tiene sentido, tienes dieciséis, no treinta años. Dime ¿Hiciste algo de eso?"
"Nathan no quería." Volví a mascullar, recordando perfectamente la situación y soltando una maldición. "Joder, en serio la he cagado."
"Damián , quizás yo no te pueda entender ¿Vale? Pero Jean es un alfa como tú y él sabe lo que sentiste, al igual que yo sé lo que sintió Nathan. Él necesitaba eso así como tú no podías evitar ansiarlo también, son situaciones especiales que ocurren rara vez y si es como nos contaste, fuiste con cuidado, mi bebé."
"¿Por qué?" Arquee una ceja, mirando a Jean ahora. "¿Por qué con cuidado? Él no quería."
"Un alfa común y corriente, ante un omega en celo, busca auto complacerse ya que el omega se encuentra dispuesto a completamente cualquier tipo de placer. Nathan estaba dispuesto a que le hagas lo que quisieras y seguro, si seguías, él terminaría rogando por más, porque así es con los omega primerizos, en su primer celo sus hormonas se disparan como fuegos artificiales."
"Sumándole que soltamos más feromonas que en los otros celos, los primeros siempre son los peores." Afirmó Libardo , dejando después que Jean continúe. En serio parecían una persona dividida en dos , tal y como decía la leyenda griega. Él le dejaba su espacio a Jean para que hable y Jean sabía exactamente cuándo callarse para que él día algo. Tontas almas gemelas, tal y como dos putos espejos o algo así.
"Entonces, lo que hiciste es una reacción normal, es un instinto, como saber que debes comer, que debes avanzar o que debes defenderte, todos son instintos." Lo miré fijamente. "¿Entiendes? Pero fuiste contra el instinto común del auto placer y perdiste el control a base de su placer, eso es ir con cuidado, te preocupabas más por hacerlo sentir bien que por sentirte bien tú. Es una rara y buena actitud, Damián ."
"¿No todos hacen eso?"
"No." Negó Libardo enseñándome su meñique. "Y te prometo, Damián , por la garrita." Rodé los ojos con una pequeña sonrisa, entregándole mi meñique también, entrelazando ambos dedos. "Que estoy muy, muy orgulloso de ti, no solo por ello, sino por, a pesar de la situación, protegerlo."
"Tus actitudes han hablado muy bien de ti, Damián ." Me sonrió Jean , sacándome una sonrisa y que un leve sonrojo se haga visible en mis mejillas.
"Entonces... ¿Pueden decirle eso a los padres de Nathan? Ellos quizás creen que yo le hice daño, o algo parecido."
"Nathan y sus padres se han mudado." Jean se sentó a mi otro lado sobre la cama, soltando un largo suspiro. "Lamentablemente, no podemos esperar que todos piensen igual, cuando fui a hablar con ellos, me dijeron una barbaridad de cosas que... Bueno, de no ser porque Libardo me estaba relajando por el vínculo del lazo, la situación se habría salido de control."
"Ellos... ¿Se fueron?"
"Lo siento, Damián ." Harry besó mi cien, suspirando suavemente. "Son cosas que pasan... Cosas que tienes que experimentar a lo largo de tu vida."
"Ellos creen que soy..."
"No importa lo que ellos crean que eres, Damián ." Jean me interrumpió, con una voz mucho más autoritaria, más decidida. "Tú eres nuestro hijo y eres nuestro orgullo ¿Entendido? Y algún día, cuando tengas a tu omega o beta a tu lado, o sin él, no importa, aprenderás que todo sucede por una razón, y lo mejor que puedes hacer es salir adelante."
"Sí pero... Esto deja una mancha en mi expediente ¿Saben?" Los miré a ambos. "Quiero decir, soy el alfa que abusó de un niño de catorce años, sí, el sueño de toda omega." Incluí, con sarcasmo.
Libardo rió antes de negar con la cabeza. "Genial ¿Tenemos un alfa imperfecto como hijo, entonces?"
"Básicamente." Bufé, viendo a Jean sonreír también. "No deberían disfrutar de esto ¿Saben? ¿Quién va a querer a un alfa así? Voy a ser la perfecta definición del alfa imperfecto ¡Ya perdí todo positivo de algún día encontrar al amor de mi vida! Jamás cortejaré a nadie... Oh Dios, mi vida está arruinada."
Pero Libardo y Jean no me dijeron nada más. Mis papás me abrazaron con todo el amor que me tenían y solo me restó suspirar, cediendo ante sus palabras de aliento.
Quien sabe, quizás debido a tantas experiencias, ellos tenían razón y encontraría a alguien que me quiera y que no me juzgue solo haber cometido un error.
FIN.
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Feliz Navidad bebes!!! Gracias por acompañarme en esta adaptación, en estos días estaré poniendo un comunicado anunciando una SORPRESA.
En fin espero les haya gustado el epílogo y recuerden LIEAN ES REAL ❤️🥀
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The perfect omega ✨LIEAN✨
Fanfiction✨ AVISO IMPORTANTE ✨ Esta historia es una ADAPTACIÓN de la historia original de la maravillosa Jasmine ( @justbromance ) quien me permitió de una manera muy amable el poder realizarla en el shipp LIEAN . La historia original está en su perfil :) y a...