🥀CAPÍTULO 7🥀

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Después de unos segundos Jean aparcó su carro a un lado, fuera de una tienda, no pude ver cual, porque él ya había movido su asiento para hacer más espacio y me subió a su regazo, dejando mis piernas encogidas a un lado de su cuerpo, rodeando mi cintura, atrayéndome hacía él, eso sin contar la forma como mi corazón latió con tal fuerza que consideré se saldría de mi pecho, o como su acto solo ayudó a aumentar las lágrimas que no dejaban de escapar de mis ojos.
"Libi , Libi bebé, escúchame."
¿Libi? ¿Cómo me ha llamado?
Su voz sonaba tan bien y más usando ese apelativo que me hacía derretir de amor, era música para mis oídos a pesar de aquel tono lleno de tristeza, mis manos apoyadas en su firme pecho y mi cabeza escondida en su cuello, del lado contrario a donde estaba la mancha de lápiz labial, él olía bien de ese lado, no quería ni tocar el otro, sentía que me quemaría encontrarme con el aroma de Jean combinado con otro de alguna omega bonita, destrozándome el corazón.
"Libardo, ya, deja de llorar."
Pero no me detuve, no paré incluso aunque mi omega deseaba callarse para obedecer a Jean y hacerlo feliz, yo solo me quedé llorando sobre sus piernas, escondiendo cada vez más mi rostro en su cuello, llenándome de él, deseando que el dueño de aquel tan delicioso aroma sea mío para siempre.
+
Cuando abrí mis ojos, lo primero que observé fue el cristal que me permitía admirar las calles oscuras tan conocidas para mí, estábamos en mi vecindario. Quise apartarme para observar mejor todo, pero unos fuertes brazos me continuaron manteniendo cerca, sin permitirme moverme de donde sea que esté. Mi cabeza giró lo suficiente para observar a quien le pertenecían aquellos fuertes brazos y entonces me sentí morir cuando me encontré con la mirada caramelo de Jean, observándome atentamente con una pequeña sonrisa. Mi rostro se encendió seguramente, por el calor que sentí sobre mis mejillas y el leve mareo también, cuando mi olfato despertó lo suficiente, me sentí aún más mareado, las feromonas de Jean llenaban todo el auto, y no era que me molestara, de hecho sentí mi cuerpo excitarse solo de saber lo mucho que debía estar oliendo a él para este segundo.
"¿Jean, qué...?"
"¿Estás bien?"
Al fin sus brazos me liberaron lo suficiente para apoyar con firmeza mis manos en su pecho y alejarme un poco, admiré todo el panorama, se había hecho de noche y nosotros continuábamos en su auto, él me observaba tan atentamente e incluso pensé que quizás no me había bajado de su regazo en todo el camino hacía mi casa, aunque eso era imposible ¿Cómo manejó conmigo inconsciente sobre sus piernas?
Una de sus manos pasó a acariciar mi mejilla y me encogí ante la dulce caricia, mi omega ronroneó e instintivamente luego mi rostro se acercó más a su mano, permitiendo que continuara acariciándome, moviendo su pulgar sobre mi piel, mientras yo cerraba lentamente los ojos.
Cuando mi mente hizo clic, me aparté tan rápido que de nuevo sentí aquel ligero mareo, y Jean tuvo que sostenerme para que no girara la manija del auto y me lanzara contra el suelo.
"Jean ,espera, es que Damián, él no sabe nada de mí y Guadalupe se iba a ir temprano y..."
Las palabras salían tan atropelladas de mi boca que ni siquiera consideré que yo mismo me entendería, pero antes de decir algo más, Jean atrajo de nuevo mi cabeza hacía su hombro y mi cuerpo entero se estremeció, gustoso me volví a frotar contra él, cerrando mis ojos suavemente, olvidándome de absolutamente todo.
"Guadalupe está adentro con Damián,ya les avisé que estás aquí. Tranquilo." Su voz relajada me transmitió aquella seguridad y afirmé con la cabeza, rozando mi nariz con la piel de su cuello. "¿Estás bien ya? No me respondiste."
"Sí... Estoy bien."
Recordé mi conversación con Nicolás y la mancha en su cuello. Definitivamente yo no estaba nada, nada bien.
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"Hey, hola campeón."
Me arrodillé, dejando caer la mochila de la cámara al suelo y el trípode por suerte fue sostenido por Guadalupe antes de impactar también contra el piso, hubiera sido horrible tener que escuchar tremendo estruendo, además no eran baratas esas cosas y si la rompía, seguro tendría mi ataque de rabia luego; la cámara por suerte estaba seguro en su estuche contra impactos. A mí no me importó absolutamente nada, solo atraje el cuerpo de mi pequeño hacía mí y dejé que su calor me llenara, Dios, hasta habiendo dormido la mayor parte del tiempo separados, lo había extrañado tanto.
"Papi." Oí su hermosa voz y me aparté para mirarlo. "Papi huele raro."
"Lo siento, amor, no es mío este olor. ¿No te gusta? ¿Me ducho ya?"
"Es raro." Damián se encogió de hombros, sin embargo no se apartó de mí, volvió a esconder su cabecita en mi cuello mientras lo alzaba en mis brazos, caminando hasta sentarme sobre el sofá. Guadalupe dejó el trípode apoyado en la pared de la entrada, sonriendo con tranquilidad, mientras terminaba de empacar sus cosas.
"Me alegro que esté bien, joven." Subí la mirada ante la mujer y le sonreí en agradecimiento. "Cuando no llegaba, nos preocupamos mucho, hasta que abrí la puerta y observé el auto del señor León en la entrada, él fue muy amable, dijo que usted estaba cansado así que se quedó dormido."
"Siento mucho que te hayas tenido que quedar más tiempo del normal, Guadalupe ."
"No es molestia."
"Si quieres puedo darte algo más de dinero por este día ¿Te parece?"
"No, el señor León ya lo intentó, no es molestia, joven, en serio." La mujer colocó su bolso bajo su brazo, caminando lentamente hasta la entrada. Arquee una ceja, aun mirándola. "Me acerqué a él y le dije que quizás lo mejor era acostarle a usted en su cama, que Damián se encargaba de cuidarlo, es un pequeño muy inteligente. Sin embargo él negó con la cabeza y me ofreció dinero a cambio de cuidar a Damián unas horas más."
"¿Por qué se negó? ¿No era más fácil hacer lo que tú dijiste?"
"Él dijo algo como "No lo pienso soltar hasta saber que está bien". Si me permite decirlo, joven, el señor León estaba soltando tantas feromonas que asustaba, en los pocos minutos que bajó la luna de su carro para hablarme, me dejó algo aturdida."
"Sí... Cuando me desperté las sentí, creo que nos encerró en el auto, no entiendo por qué."
"Creo que yo lo sé." Guadalupe le puso su pequeño suspenso, mientras la observaba alejarse y abrir la puerta de salida, volteándose a verme. "Olía a un alfa entrando en pánico, estaba muy preocupado por usted. Pienso que ningún alfa quiere ser olido cuando huele a algo tan patético como preocupación, ansiedad o pánico ¿No? Y el señor León olía a todo eso... Junto."
Esa noche preferí no bañarme para ahorrar agua , vamos hay que ser conscientes de todo lo que debemos hacer para cuidar el planeta .Inventé esa excusa en mi mente cuando mi omega prácticamente luchaba contra mí e intentaba guiarme lo más lejos del cuarto de baño, él no quería desprenderse del olor de Jean y por una noche lo consentí, al final, yo tampoco quería dejar de oler a él.
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A la mañana siguiente me levanté de un mejor humor, intenté creer que no tenía nada que ver con aún sentir a Jean tan cerca que incluso creí había dormido conmigo, aunque despertar y encontrarme con el cuerpo pequeño de mi pequeño también era una gran, gran vista. Me alisté para ir a clases, intenté no mostrar mi decepción cuando me di una ducha y me vi obligado a cambiarme de ropa, ni tampoco quise mostrar lo desesperado que estaba cuando apenas dejé que el agua me tocara en aquel baño, queriendo de alguna forma mantener a Jean conmigo durante todo el día.
Después de despedir a Guadalupe, salí de la casa y encontré a Jean ahí, parado apoyado en su coche mientras se quitaba sus lentes de sol, sí, al parecer sería un día caloroso en Londres pero ¿Qué necesidad de verse tan bien quitándose unos simples lentes? ¿Por qué todo lo que hacía este hombre tenía que verse tan sexy?
"¿Dormiste bien?" Observé atentamente su cuello y sonreí al ya no encontrarme con ninguna marca de lápiz labial, aunque de igual forma, el día apenas comenzaba.
"Sí, dormí bien ¿Y tú?"
"Perfecto."
Cuando subí al auto, él cerró mi puerta y subió del otro lado, tardando absolutamente nada en arrancar. Se le veía feliz y quise preguntarle porque, sin embargo no me sentía con la confianza para hacerle ninguna de las preguntas que pasaban por mi cabeza, como: ¿Por qué tenías esa marca en tu cuello anoche? ¿Por qué te ves como cachorrito feliz recibiendo su hueso? ¿Por qué continúas llevándome y recogiéndome todos los días? ¿Por qué tienes que verte tan malditamente bien solo quitándote unos lentes de sol? ¿Por qué aceleras mi corazón de esta forma? ¿Por qué sigues adentrándote en mí y volviéndome loco? ¿Por qué me besaste ese día? ¿Por qué no me besas ahora? ¿Por qué quiero besarte?
"Oye, Jean."
"¿Mm?"
"Ayer nos quedamos por un largo tiempo fuera de mi casa ¿No? Te lo agradezco pero... No tenías que hacerlo, me imagino que tenías muchas cosas que hacer en tu trabajo y ya es bastante con recogerme en mi casa y llevarme hasta ella todos los días."
"Está bien, solo cancelé unas citas, nada importante."
¿Nada importante? ¡Cancelaste unas citas de negocios por mí, tonto!
"En serio lo lamento." Mordí mi labio, conteniendo aquella sonrisa llena de felicidad que deseaba con todas sus fuerzas escapar de mi boca.
"Libardo, está bien. Es más, si me permites decirlo, me hiciste un favor."
"¿Un favor?"
"¿Recuerdas a Darían ?" Mi cuerpo se tensó al escuchar el nombre de la chica de aquella vez, sin embargo asentí, mirando rápidamente hacía el camino, evitando la mirada curiosa de Jean, porque sabía y sentía, él me estaba observando.
"Ella no me interesa, Libardo."
"Oh... Bueno."
Relamí mis labios para contener la sonrisa que apareció en mi boca cuando dijo eso, e incluso cuando lo encontré sonriendo de la misma forma. Busqué con cuidado el botón para bajar un poco la ventana, empezaba a hacer calor o era solo mi rostro.
"Me gusta tu sonrisa."
"No estoy sonriendo."
"Lo haces ahora."
"Que no, Jean."
"Y ahora te sonrojas."
"¡Basta!"
Llevé mis manos a mi rostro para evitar que me continuara viendo, cuando sentí como una de sus manos tomaba las mías y las apartaba, aún sus dedos continuaron haciendo contacto sobre mi mano más cercana, hasta que lentamente la guió a la palanca de cambios, dejándola ahí, colocando la suya encima, mientras sus dedos encajaban entre los míos y sentía mi corazón latir ferozmente al notar que nos iba a dejar así, por lo que restaba de camino.
"No te cubras, Libardo. Tu rostro es lo más hermoso que he visto en mi vida."
"¡¿No se supone que me ibas a contar algo?!" Intenté cambiar de tema, sintiendo calientes hasta mis orejas.
Este chico va a matarme, lo juro.
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Holaaa muchísimas gracias por seguir leyendo esta historia gracias por sus comentarios y sus votos son lo máximo 🤧
Infinitas gracias enserio valen todo para mí...
-Lieaner🌸🇵🇪

The perfect omega ✨LIEAN✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora