El inicio del fin

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[Una casa en un barrio universitario]

La luz solar se filtraba a través de las cortinas semicerradas. (t/n) se estiró perezosamente en la cama, cansada por haber estudiado hasta tarde. Al despertar tuvo la idea de ducharse y comer algo antes de ir a clases.

Diez minutos más.

Volvió a despertar horas después. Buscó el despertador. Estaba sin pilas. No veía su celular, así que no sabía la hora. Cuando el gruñido de su estómago se hizo más fuerte decidió levantarse.

El reloj de la sala marcaba las 15:43. Su clase había empezado a las 15:00, era la única del día. A pesar de que su profesor era flexible con las faltas, odiaba los retrasos. Ya no podría ir. Aunque ese no era el único motivo. Además de haberse quedado dormida se sentía sin fuerzas para enfrentar el mundo. Al arrastrarse a la cocina vio que uno de sus espejos reflejaba una bruja de pelo enmarañado, cuyos ojos se abrían y cerraban por el sueño. Preparó un par de huevos y café. Mientras desayunaba – 15:57 –, revisó su correo electrónico para comprobar si alguno de sus profesores había enviado algo. Vacío.

Decidió tomarse el resto del día libre.

Mientras bebía la segunda o tercera taza vio su cartera sobre la mesa con un par de billetes asomando. La idea de salir a comprar algo de comer cruzó por su cabeza, pero no se movió de la silla. Se sentía derrotada e infeliz.

(t/n) no tenía razones para para estar triste. Sin embargo, lo estaba.

A diferencia de otras personas su vida era fácil. Privilegiada. La única hija de unos padres amorosos que la educaron bien. Vivió su infancia en una casona en las afueras de una pequeña ciudad; no lujosa pero sí confortable y hermosa. Siempre tuvo más de lo necesario. No hablaba mucho en la escuela, pero nadie la molestaba porque solía ayudar a sus compañeros a estudiar. Cuando la aceptaron en la universidad de sus sueños su familia le rentó una pequeña casa cerca de su facultad. Era la mejor universidad del país, a varias horas de su ciudad natal. (t/n) sabía que era afortunada. Muy afortunada. Su alquiler era pagado por adelantado, sus estudios marchaban aceptablemente, su trabajo de medio tiempo estaba aceptablemente pagado. Sin contar la asignación mensual que le daban sus abuelos.

Su vida no era mala. Todo lo contrario. ¿Por qué se sentía tan mal consigo misma? A veces quería hacer un agujero y ocultarse en él de las demás personas. No lo hacía sólo porque su familia y amigos la querían. ¿Por qué querían a alguien como ella? ¿Por qué ella tenía tal suerte y no alguien que realmente la mereciera? Conocía a tanta gente buena que sufría tantas carencias materiales y de amor...

Las pastillas estaban en un cuenco. Debía detener la constante lucha que se desarrollaba en su interior. Tragó una con un poco de agua. Mientras hacían efecto tomó un libro que aún no terminaba. Leyó diez o veinte páginas y decidió moverse a la ducha.

El agua fría acabó de despertarla. Decidió que sólo estaba cansada por estudiar tanto, y algo triste por estar lejos de su familia. Tras vestirse vio que su bolso reposaba en una mesa cerca de un pañuelo que no le pertenecía. Era uno de esos pañuelos llenos de monedas, el que su mejor amiga usaba en clases de danza. Lo guardó, pasaría a dejarlo a su departamento y tal vez podrían comer algo juntas, así que le envió un mensaje.

Olvidaste algo. Quieres que te lo lleve?

Mientras esperaba la respuesta se sentó cerca de una de las ventanas y miró la calle. Nada nuevo. El celular vibró con la respuesta.

El pañuelo! Sabía que no lo había perdido. Estoy por salir, veámonos en tu casa. Llevaré cervezas. XOXO <3<3

Ilusionada por verla, (t/n) caminó al supermercado más cercano. Llenó un par de bolsas con comestibles para luego correr a una chocolatería que le gustaba mucho porque era idéntica a las casas europeas de las postales. Se entretuvo probando las muestras gratuitas que le daban como cliente frecuente hasta que se decidió por un par de cajas.

ᴅ ᴇ ᴠ ᴀ ꜱ ᴛ ᴀ ᴄ ɪ ᴏ ɴ - ʜ ᴇ ᴛ ᴀ ʟ ɪ ᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora