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El cuerpo de (t/n) se tensó al emerger desde el nido de mantas que ocupaba el asiento trasero del vehículo. El panorama era desolador.

- No dejen que nadie se acerque - indicó Vash.

El efecto de peluquería había desaparecido de la cabeza de la chica, en vez de un hermoso cabello tenía un desastre. Como afuera, conectó las palabras del suizo con el exterior pensando que preferiría dormir hasta llegar a casa. Día y noche, sin soñar o sufrir.

Las calles mal señalizadas en el mapa los llevaron a una encrucijada que no supieron descifrar. Vash bajó con el rifle en mano para a explorar a pie un par de metros.

- ¿Vienes, (t/n)?

Tras los lamentables resultados de su última aventura (t/n) sólo pensaba en esconderse bajo tierra como una avestruz. Pese a ello lo siguió, apartando de un manotazo a las moscas que intentaban posarse en su rostro. No quería parecer una cobarde.

Al poco tiempo de caminar decenas de cuerpos comenzaron a aparecer decapitados, otros con objetos metálicos insertados en las cabezas o pechos. Algunos seguían moviéndose pese a que estaban clavados en las paredes y tenían carne en uñas y bocas, atorada en las gargantas o en sus estómagos a medio reventar sobre lagos de heces, vísceras y sangre. (t/n), más sensible que el suizo, estuvo a punto de vomitar.

- Entonces debemos ir al puente, la ciudad está a una hora - controló las náuseas con esfuerzo, preguntándose cómo haría Vash para permanecer tranquilo.

Por causa de los cadáveres en el suelo su vehículo se movía a tropezones como si estuviera a punto de fallar. La ruta los llevó hasta un despeñadero rocoso, donde el concreto estaba a pocos metros del precipicio. Avanzaron con cuidado para evitar accidentes.

- Espera, el puente debería estar aquí - señaló la chica revisando el mapa.

Confundidos, se detuvieron. Al bajar notaron que el sonido del agua era cercano, la ligera neblina rodeaba unas columnas que se erguían en hilera desde el abismo. Del otro lado los esperaba un conjunto de árboles que parecían refugio ideal para el peligro.

- Dinamita - la mano masculina tocó el suelo, cubierto de polvo negro y trozos de concreto -. ¡Lo destruyeron!

Aunque lo oyó decir algo más, (t/n) apenas puso atención. Quiso arrancarse el cabello. Con el puente desaparecido estaban varados. Debían existir más rutas, pero ella las desconocía y la idea de buscar otro camino a ciegas la desmoralizaba.

- ¡Suban! - el chico asió su brazo con tanta fuerza que la hizo gritar. La obligó a subir al vehículo para alejarse de una horda.

Algunos contagiados cayeron bajo las ruedas del vehículo, otros fueron derribados con disparos. Las balas penetraban en la carne podrida fácilmente, parecían el tipo de contagiados más débil.

- ¿Qué haremos? - espetó Vash tras detenerse -. El puente no está. Yo podría bajar, aunque...

Pensaba que, con mucho esfuerzo, podría llevar a Lily a su espalda y bajar las cosas con las cuerdas que llevaban. Pero (t/n) tendría que arriesgarse a una caída de varios metros que podía matarla. Con preocupación Lily contempló el rostro de su hermano, preguntándose si ella tendría las mismas ojeras. Le costaba hablar la lengua de su amiga, pero aun así lo hizo.

- ¿No hay... otra forma?

La suave voz calmó a (t/n), que comenzaba a ponerse nerviosa al notar que Vash estaba tan callado. ¿Por qué tendrían tanta mala suerte? Recobró el sentido de la realidad, lamentarse era inútil. Al mirar el abismo notó que sólo debían ser cuatro o cinco metros, aunque parecían mil.

ᴅ ᴇ ᴠ ᴀ ꜱ ᴛ ᴀ ᴄ ɪ ᴏ ɴ - ʜ ᴇ ᴛ ᴀ ʟ ɪ ᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora