El chocolate desapareció en un abrir y cerrar de ojos, y (t/n) habría vendido su alma por un desayuno decente. Huevos con jamón, pan tostado, café, naranjas, frambuesas con crema batida y trozos de chocolate con almendras...
Se sintió culpable al ver los ojos marrones y suplicantes de Feliciano, no era un momento para caprichos.
— Entonces... ¿buscamos más comida, (t/n)?
— Sí. ¿Pueden ir ustedes? Y tú Ludwig, ¿me ayudas? La sangre me da miedo.
Sólo era una excusa para quedar a solas. A medida que limpiaba su mano le explicó a profundidad todo lo que sabía. La conversación con los otros chicos no dejaba sus pensamientos, estaba preocupada.
— Me da miedo que nos secuestren. Cuando iba con Matthias no nos atacaron porque él les cayó bien. A mí me ignoraron — gruñó, aún algo ofendida al recordar el episodio —. Y sólo era gente muerta de miedo que pensaba que era el juicio final o algo así. Imagínate si llegan soldados profesionales. No sé si es mejor o peor.
— A mí tampoco me gustaría encontrarme con ellos, seguro varios quieren ayudar a la gente, pero deben estar sobrepasados. Es mejor que vayamos más lento y llevemos menos cosas. Conozco algunos caminos secundarios que ni siquiera están en el mapa, aunque por lo que sé muchos sitios deben estar intervenidos.
— Sólo quiero llegar a casa — (t/n) escondió su rostro, sentía que estaba a punto de llorar —. Pero tienes razón. Por cierto, hay que buscar comida de verdad. Si sigo así me voy a convertir en comida de zombie.
Lograron conseguir provisiones suficientes para un par de días antes de que la llovizna se convirtiera en lluvia. No tenían luz ni calefacción, lo que parecía ser un grave problema para los italianos, cuyos cuerpos temblaban.
— Se me congela la nariz, fratello (hermano) — murmuró Feliciano intentando abrazar a Lovino —. ¿No tienes frío?
— No. Ahora cierra la boca.
Era obvio que se congelaba, aunque no lo admitiera, su rostro estaba tan pálido que sus labios parecían una flor roja.
— Vuelvo en un minuto — Ludwig se levantó, dejándolos solos. Un par de minutos después oyeron el sonido de un vidrio rompiéndose. (t/n) salió, viendo que estaba ocupado en juntarlos con una escoba.
— ¿De dónde la sacaste? — preguntó curiosa tras indicar a los chicos que la siguiera —. ¿Qué es esto?
Como respuesta, recibió una chaqueta de montaña que le ajustaba a la perfección. Sin perder el tiempo comenzaron a buscar entre las filas de ropa hasta quedar perfectamente equipados.
— ¡Gracias Ludwig, esto es genial! — comentó Feliciano frotando sus manos, cubiertas por guantes de esquí acuático —. Creo que este lugar salía en nuestra guía turística, aunque cuando preguntamos dijeron que ya no se podían rentar lanchas ni botes.
-— Este sitio era muy popular. Recuerdo que nunca tuve tiempo de venir y que cuando los chicos de mi escuela venían se la pasaban en grande, yo me moría de envidia — apostilló (t/n), recordando los múltiples anuncios en la televisión —. De pronto nadie más vino, ¿pasó algo?
— No lo sé — contestó Ludwig.
En realidad, sospechaba que las minas estaban involucradas, pero no estaba del todo seguro. Y no podía acusar a nadie sin pruebas.
La dicha de dormir abrigados y a salvo aquella noche no duró demasiado, pues apenas aclaró el día, descubrieron un saco de dormir vacío.
— Feliciano, fotutto idiota (maldito idiota), ¿donde estás? — gruñó Lovino buscando por todo el lugar. Lo buscaron en la casa, en la tienda de ropa, la bodega, el baño, las casas vecinas. Sin embargo, no estaba y todos se sentían enfadados con él, ¿por qué había salido si sabía que no había forma de comunicarse con ellos?
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ᴅ ᴇ ᴠ ᴀ ꜱ ᴛ ᴀ ᴄ ɪ ᴏ ɴ - ʜ ᴇ ᴛ ᴀ ʟ ɪ ᴀ
FanfictionOtra historia de zombies, hetalia y reader 🧟♀️🧟♂️ Actualizaciones los miércoles ❤ ADVERTENCIAS: - Lenguaje soez (groserías más o menos fuertes) - Drama - Finales +18 (les aviso ahora que habrá acción para adultos en los finales)