VIII. Disfrutándonos

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Después de acordar verse en la semana, Namjoon lo llevó a cenar

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Después de acordar verse en la semana, Namjoon lo llevó a cenar. Sin saber cómo, ambos terminaron en un bar donde bebieron y coquetearon sin parar. Si antes era un secreto ahora ya no lo era, y es que Jimin tenía una resistencia al alcohol increible. Por más que bebió sus azucarados cócteles no parecía afectado. Su sistema era demasiado rápido en procesar el alcohol, ayudaba que entre cada copa bebiera un
vaso gigante de agua y bailara mucho.

Y hablando de bailar, Namjoon había quedado más que impactado por el atrevimiento del pelinegro en la pista. Pegados uno al otro al ritmo de la música estaba Jimin moviendo las caderas provocativamente. La diferencia de altura era considerable, pero las piernas largas del menor ayudaban a igualar las caderas de ambos. Para Namjoon era imposible ser indiferente a Jimin, pero verlo en ese tipo de ambiente lo estaba matando.

Con el recordatorio de la librería grabado en la cabeza supo que tenía que irse o volvería a meter la pata. No hizo falta convencer a Jimin para que lo acompañara a su departamento, el chico estaba más que dispuesto a terminar lo que había comenzado. Tuvieron que dejar el vehículo pues Namjoon ya comenzaba a ver doble y Jimin no sabía manejar. En el taxi sin importarles el anciano conductor se tocaron todo el camino, de alguna forma Jimin terminó en el regazo del mayor besando su manzana de adán mientras que el moreno sobaba los jugosos muslos.

Entre risitas y jadeos por los besos se treparon en el elevador, el vigilante trató de hacerse de la vista gorda, cosa realmente difícil cuando el señor Kim entró con un chico trepado en sus caderas. De la manera que fuere, llegaron a la puerta del departamento, afortunadamente esta se abría con clave y no hubo demasiado contratiempo.

En el pasillo se desnudaron de prisa, con la sangre corriendo caliente por sus cuerpos no hubo tiempo de confesiones. Una vez en la habitación, cayeron torpemente en la cama, Jimin sobre Namjoon quien estaba demasiado enfocado en chupar los pezones del pelinegro.

Con el vientre cosquilleando, Jimin comenzó a restregarse en la entrepierna del moreno. Si la vez pasada se sintió expectante y torpe, esta ocasión tenía ganas de saltar hasta ensartarse en el miembro contrario. ¿Sería efecto del alcohol?

Jadeando por el placer obtenido se recargó en los hombros del moreno, a la espera de ser tomado.

Espero, y espero.

No pasó nada.

— ¿Namjoon?

Jimin trató de levantarse de sobre él, un poco mareado y ya sin fuerzas terminó rodando en la cama hasta verlo de lado. El moreno estaba con los ojos cerrados y la respiración demasiado apacible como para estar consciente.

Se había dormido.

No pudo evitar soltar un gemido de frustración y vergüenza. Después vino la sonrisa hilarante. No quiso ahondar demasiado en los pensamientos oscuros que siempre estaban listos para atacar a la menor oportunidad, aún estaba achispado y con vestigios de alcohol en su sistema, pero eso no impidió que naciera en él la necesidad de cuidar a Namjoon.

Kitten ⤷ 𝑵𝒂𝒎𝑴𝒊𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora