IV. Tratando de superar

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Anunciada como una tempestad, los días después de su encuentro con Namjoon solo sirvieron para plantar la semilla de la incertidumbre en el pelinegro. No sabía que había sucedido con exactitud, ni porque hizo lo que hizo, pero lo cierto fue que se sentía en otro cuerpo, otra vida y otro universo. Esa mañana había despertado en la lujosa alcoba como si se tratara de un sueño, un sueño demasiado erótico si tomaba en cuenta su desnudez y una manos grandes y morenas sobre su cintura y muslos.

Recordaba haber caído rendido por la fuerza demoledora de ese hombre y lo que le hizo sentir, recordaba haber escuchado su voz susurrando un nombre prohibido junto a una promesa. Sin embargo, nada lo había preparado para afrontar tan pronto las consecuencias de esa noche fantástica.

Corrió con la suerte de ser el único consciente, seguramente gracias a su hábito de levantarse siempre al despuntar el alba. Su cuerpo se sentía pesado y adolorido de una forma satisfactoria, tomando la postura correcta se acostó de lado, sus ojos no tardaron en recorrer al hombre frente a él, con el rostro apacible y relajado, sumergido en su propio mundo onírico.

Con su dedo índice dibujó el semblante del moreno, pasando por sus tupidas cejas, bajando por la nariz pequeña y rechoncha en la punta, desviándose a sus mejillas calientes hasta llegar a su oreja desprovista de algún arete. Tenía muchas ganas de besarlo, pero nunca lo haría por dos cosas; aliento mañanero y por el miedo a ser descubierto y reprendido. Por lo que solo paseó su mirada por esos labios llenos, grandes y repletos de saberes.

Jimin no quería recordar el mundo exterior, pero tampoco podía vivir en su fantasía. Con un suspiro quitó delicadamente las manos ajenas de su cuerpo y se arrastró por las sabanas de seda hasta que sus pies tocaron la madera del piso. La temperatura era agradable, pero nunca había sido tan valiente como para caminar desnudo ni en su casa, por lo que buscó la bata de la noche anterior y se la colocó.

La rutina en el baño fue rápida, se lavó los dientes con un cepillo nuevo de la gaveta y se dio una ducha corta para despertar. Cuando salió y vio la hora en el reloj de la sala este marcaba las siete menos cuarto. Solo faltaba vestirse y sería momento de romper la burbuja para regresar a su vida normal. Mirando sus prendas en la silla de madera, se preguntó si estaban secas. Corriendo con suerte solo su chaqueta estaba un poco húmeda, por lo que procedió a vestirse, casi de inmediato una mueca surcó su rostro y es que no solo era un reticente social, sino también un obsesionado de la higiene, por lo que dejó de lado el boxer negro y procedió a colocarse la demás ropa.

Con su celular en la mano y solo a unos pasos de salir de la habitación regresó a él ese arranque furtivo de valentía e imprudencia. Regresando sus pasos volvió a echarle un vistazo al hombre durmiente, mordiendo su labio se dijo que era un estúpido porque simplemente el moreno pudo haberle mentido sobre su nombre y sobre esa cita. Se odio aún más cuando se encontró escribiendo sobre un bloc de notas con el logotipo del hotel su número personal con un hasta pronto como firma.

Lo que pudiera pasar en el futuro sería todo una incógnita.

Lo que pudiera pasar en el futuro sería todo una incógnita

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Kitten ⤷ 𝑵𝒂𝒎𝑴𝒊𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora