II. Tomar al toro por los cuernos pt.2

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Tratando de no hacer esperar al empleado, corrió al baño para mirarse en el espejo y ponerse un poco decente. O por lo menos todo lo decente que le era permitido al estar desnudo bajo esa bata. Arreglándose el cabello, salió del baño rumbo a la puerta de entrada y abrió asomándose al pasillo.

Pero no era su cena la que esperaba al otro lado de la puerta, ni mucho menos un empleado del hotel. Jimin miró un poco descolocado a dos hombres con traje frente a él; eran altos, se le veía serios y uno de ellos traía una pequeña valija gris a su lado.

Lo miraron unos segundos, así como él a ellos. El silencio se extendió hasta que Jimin habló por fin:—¿En qué puedo ayudarlos? —la pregunta era tonta pero no sabia que mas decirles para provocar una respuesta.

Uno de ellos miró el interior de la habitación pero fue el otro quien respondió.

—Perdón el retraso, tuvimos un pequeño contratiempo pero ya lo solucionamos.

¿Contratiempo? ¿Se estaba disculpando?

—No entiendo porque se está disculpando, yo solo pedí mi cena —señaló obvio.

—La cita era a las 19 horas —intercedió el de la valija checando el reloj de su muñeca.

—¿La cita?

—Entremos —el moreno instó a su compañero, abriendo la puerta aprovechando que el pelinegro no reaccionaba y entraron los tres por fin. —Es peligroso que nos vean juntos —le dijo a su compañero con el ceño fruncido.

Jimin estaba cada vez más confundido, ¿Quiénes eran ellos y que hacían allí? Parecían de esos tipos que aparecían en películas de espías, de los que daban la sensación de conocer un secreto que cambiaría el resto de su vida. Jimin miró sospechosamente la valija gris que habían colocado en la mesa, tragó saliva un poco nervioso.

—Veo que ya estabas listo —Jimin miró a uno de ellos, éste lo observaba fijamente detallando su escasa vestimenta y la piel que dejaba libre a la imaginación.

Sintiéndose un poco cohibido dio un paso atrás y se cruzó de brazos.

—No se de que hablan pero si no se van justo ahora, llamaré a seguridad.

Su altura comenzaba a ser intimidante y más cuando solo se dedicaban a mirarlo tan taciturnos. Frunciendo el ceño uno de ellos por fin se dispuso a hablar.

—¿Eres kitten, cierto?

Jimin abrió la boca para replicar cuando los recuerdos de días atrás llegaron a él como un balde de agua helada.

El club, el maldito club.

El color abandonó su rostro, a decir verdad, algo tenía que salir mal para asegurarse que seguía en la vida real y no en un sueño. Aun así algo no cuadraba.

—S-si lo soy, ¿pero como me encontraron?

—Esta es la habitación 306, en el correo que te mandaron venían las indicaciones.

—Joder —fue entonces que se dio cuenta que el empleado lo había llevado a la habitación sin que él se fijara en el número de esta.

—Es su primera vez haciendo esto —le mencionó en voz baja el moreno a su acompañante, ambos observando al pequeño joven pelinegro.— Mi nombre es Hydrus, dulzura —se acercó a Jimin y le dio la mano presentándose como si se tratara de una reunión casual.— El es Orion.

El recién presentado Orion también se acercó para darle la mano.

—Que delicioso placer —Jimin tuvo un escalofrío cuando tomó su mano y la aproximó a su boca, pensó que le daría un beso pero se limitó a conectar sus ojos con los de él e inhaló de su piel.— Nos vamos a divertir mucho, Kitten.

Kitten ⤷ 𝑵𝒂𝒎𝑴𝒊𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora