V. Trabajo pendiente

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Casi un mes había pasado.

En ese punto el pelinegro había aceptado el rechazo. La fiesta de graduación de Hobi cada vez estaba más cerca así como sus parciales, en resumen, eran la distracción perfecta. Lo que más lo motivaba era terminar la chaqueta Sunshine, como la había nombrado. Esperaba que Hobi la usara en la fiesta, lo vería antes que nadie pues había planeado ir a su casa en la mañana con su regalo y un pastelito.

Eran el tipo de cosas que Hoseok amaba de él. Jimin era esa clase de persona que más que dar regalos, en sí mismo lo era.

Era sábado por la mañana y tenía el día libre. Como aún le faltaba terminar de decorar la chaqueta optó por usar su mañana comprando materiales que le faltaban y libros. Tomando una manzana de la cocina se dirigió a la puerta, el día era soleado, por lo que solo vestía una camisa delgada con sus amados pantalones de tela negros. Sus lentes de armazón como siempre haciendole juego.

Casi media hora después estaba saliendo del metro en dirección a las calles aledañas. Estuvo durante algunos minutos recorriendo sin éxito el lugar, nada de lo que veía le gustaba para la chaqueta. Los pines eran demasiado conocidos y él quería algo único como Hobi. Para su buena suerte recordó un lugar que vió en su búsqueda en la red, estaba un poco lejos, pero usando la red del metro no tardaría en llegar.

Se perdió un poco, pero cuando llegó no podía estar más feliz, pues el pequeño local hacía pines y pinchos personalizados. Solo tenía que pensar en un diseño a la altura de su amigo para mandarlo a hacer.

En su camino de regreso encontró una librería... una gran librería. Tenía la fachada pintada de color crema con las puertas de madera y servicio de cafetería. Sonriendo se adentro en el lugar para explorarlo. Era increíblemente espacioso, contaba con dos pisos y terraza. Estaba lleno de estantes con libros de todas las categorías, incluso un apartado con literatura en inglés, español y francés. Mordiendo sus labios se acercó a esa área y comenzó a leer los títulos, algunos eran impronunciables para su maltrecho inglés, pero otros podía entenderlos.

A Hobi le iba a encantar. Paseando por los estantes, se le ocurrió que podría comprar uno para Hobi y otro para él. Era tanta su concentración que en ningún momento se dio cuenta de la mirada penetrante que lo vigilaba.

 Era tanta su concentración que en ningún momento se dio cuenta de la mirada penetrante que lo vigilaba

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Había sido un mes de mierda. No solo los viajes lo estaban matando, los malditos inversores habían sido más difíciles de convencer de lo que pensó. No solo le exigían mayor porcentaje de las ganancias, sino también su presencia en casi todas las reuniones. No le iban a perdonar haber faltado a la primera y su mano derecha y gerente no paraban de recordarselo.

La jaqueca se estaba volviendo insoportable, no importa cuanto su doctor le recete medicamentos, ésta parece no querer irse. Por momentos tiene que desconectarse del mundo o sino colapsaría. Y justo cuando puede cerrar los ojos viene él a su cabeza.

Kitten ⤷ 𝑵𝒂𝒎𝑴𝒊𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora