CAPITULO 3

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DESPERTAR

1 SEMANA DESPUÉS

No salí en toda la semana pasada, no sé, no me sentía con fuerzas. Nunca fui un muchacho de estar afuera y disfrutar de un día soleado, con el simple hecho de estar en mi aposento (Así nombro mi habitación donde juego) ya estoy más que bien. No necesito amigos, novia o un perrito para ser feliz. Ya lo soy.

3 P.M.

Un sonido proveniente del teléfono del departamento capta completamente mi atención, me llamó el recepcionista diciendo que alguien quería verme en la entrada. Bajé por el ascensor para ver quién podría ser y me encuentro a un chico con una caja en sus manos y atrás una chata blanca. ¿Correo?

-Hola.- Saludo yo.

-Hola, buenas tardes. Usted es Leandro Moon. ¿No?

-Sí, soy yo.- Respondo con una sonrisa.

-Genial, firme aquí, llene un par de cosas y sus lentes VR serán suyos.

Mis lentes de Realidad Virtual que había pedido la semana pasada al fin habían llegado. Después de haberme comprado el juego de The Walking Dead VR estaba tan ansioso por querer jugarlo que ordené los lentes en el momento exacto que lo compré.

Subí con el paquete en mis manos por el ascensor y un niño de 10 años aproximadamente me comenzó a ver con una cara de que soy un afortunado por habérmelos comprado.

-¿Son suyos?- Pregunta el niño.

-Sí, son míos.- Dije con una sonrisa.

-Cool.- Movió su cabeza asintiendo.

El ascensor llegó al piso 10 dónde se bajaron el niño y la mamá, yo tenía que seguir subiendo hasta el piso 14.

Mientras iba subiendo comencé a leer un poco la descripción del producto. Todo iba bien, hasta que leí *USA PILAS DOBLE A*

-¡Nooooooo! ¡No me lo puedo creer! ¡Por queeeee!

Cuando llego a mi habitación dejo el paquete en la cama y me agarro la cabeza

-Llego a estar jugando y me quedo sin batería me voy a querer matar.- Dije en un suspiro- Fuck.- Apoyé mis manos en la cintura y levanté la cabeza.

Al instante agarro mi celular y voy de abue a comprar nuevas pilas. Bajé por el ascensor, mientras bajaba con mi celular revisé algunas redes sociales como Twitter. Nada nuevo.

Cuando el ascensor llegó a la planta baja me saluda el recepcionista.

-Hola- Me dice sorprendido- ¿Tan rápido bajaste?

-Sí.- Le dije con indiferencia mientras caminaba rápido a la salida.

Una vez afuera me dirigí hacia el negocio de abue. Con la cabeza baja todo el tiempo iba absorto por la calle, no recuerdo en que pensaba pero me mantenía ocupado y eso me gustaba. Como dije, nunca fui un chico de exteriores. Una vez en el local agarro mi celu y abue me saluda.

-Pero bueno, vamos batiendo récords, dos veces en el mismo mes. Esto ya es nuevo para mí.- Me dijo con alegría.

Yo seguía viendo el celu

-Hola, pilas doble A.- Dije un poco exasperado.

-Huh... ¿Cuántos años tienes?

Lo miro banalmente.- Diecinueve, casi veinte.- Vuelvo a bajar la cabeza al celular.

-¿Y qué hiciste hasta ahora?

Sin mirar no le contesté y le repetí que quería pilas. Su respuesta me dejó perplejo.

-No.

Levanto rápidamente mi cabeza.

-¿Cómo qué no?- Le digo frunciendo el ceño.

-¿No vas a mirarme?- Me dice con voz posesiva.

Lo miro fijamente a los ojos.

-Listo. Ahora quiero pilas doble A recargables.

-¿Y las palabras mágicas?

-Ya no soy un niño.- Le dije poniéndome firme.-

-¡No es cuestión de madurez, CÍNICO, es cuestión de respeto!

Cohibí ahí mismo, por la forma en la que me gritó logró hacerme agachar la cabeza y ponerme rojo como un tomate, soy demasiado blanco y mis cambios de color se notan al instante.

-Ey, no quise hacerte sentir así. Solo quiero algo de respeto, vamos, dame un apretón.- Me dijo expulsando todo el aire hacia sus cuerdas vocales para hablar más grave y estirando su mano.

Le di un apretón suave porque seguía con vergüenza.

-De todas las veces que te vi pasar en frente de mí local, o directamente entrando, portabas ese maldito celular de porquería. Eres una persona muy importante para mí, ¿Lo sabes?

-Hmhm...- Hice para darle la razón, porque es verdad, uso todo el tiempo el celular y se nota que soy importante para él.

-Escucha, la vida es una cosa casi inexplicable y muy, muy, pero muy hermosa en estos tiempos.-Respira- Tienes la posibilidad de irte a las cataratas del Iguazú pagando un pasaje de ida y vuelta para vos solo cuándo quieras. Podes irte al extranjero, podes salir a andar en bici por la cuadra, vos sabes, acá en el centro de Rosario las calles son seguras y además los domingos se arma la calle recreativa donde podes andar tranquilamente en bici o simplemente podes caminar y pasar el rato. Eso sí, nada de celu, Ipad, Ipod o lo que sea. Cero tecnología, desconéctate.- Tomó un respiro y puso su mano izquierda en mi hombro mientras me miraba fijo a los ojos. -Esta es la mejor etapa de tu vida, no la dejes pasar como algo más. Tu cuerpo cambia, tu corazón conoce chicas nuevas y en una de esas te podes llegar a enamorar, quien sabe. Tienes salud, eres guapo, joven, salí de casa y divertite. Si estás solo, nadie te obliga a nada. Tienes un río a menos de diez cuadras de tu lujoso departamento, aunque todavía no entiendo como haces para pagar todo eso, andá. No te vas a arrepentir.

Terminó de hablar y me dio las pilas.

-Cortesía de la casa, sal de tus 4 paredes y viví sin reglas.

Eso hizo que me despertara de mi gran sueño, una gran mentira. Estar todo el día solo en casa con mi celular, computadora y Xbox tal vez me tenía un poco implícito en una gran nube de adicción hacia algún dispositivo electrónico.

Desconectado, una mejor vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora