CAPITULO 15

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CONFESIONES 

Addison Dutkiewicz

Lean me llamó algo emocionado diciéndome qué había hecho paracaidismo por primera vez en su vida y que le había fascinado. En el celular era casi inaudible oírlo pese a la mala señal que hay en el campo pero escuché que me quería ver, qué tenía algo importante que decirme. ¿Tal vez iba a regalarme algo para mí cumpleaños? Oh, no se lo dije. Bueno, al menos me quedé con su buzo que aun olía delicioso. Emprendí rumbo al departamento de Lean con el auto de mis padres, era un Martes de la segunda semana de Abril y hacía bastante calor, algo raro en Abril pero se agradecía.

Me faltaba poco para llegar, paré en un semáforo en rojo y un hombre me alzó su brazo haciendo guindar calcetines, quería vendérmelos. Moví mi dedo índice de izquierda a derecha. El hombre se fue sin decir nada ni quejarse. Volteé a ver hacia un costado mío y por la ventana vi a un niño tirado en el suelo descansando bajo la sombra del techo de un local por el calor que hacía. Al verlo me sentí mal. Ellos no tienen nada, no estudian, no trabajan y viven sin quejarse mientras que yo por el contrario que tengo casa, aire, comida, ropa y muchas cosas más me quejo de que voy a una Universidad que no quiero. Sí es cierto que yo tengo más oportunidades que ellos como poder elegir que estudiar pero creo que debería dejar de quejarme tanto por lo que no tengo y valorar de verdad lo que tengo: Familia, estudios, casa, comida, vacaciones, a Lean, auto y una cama cómoda para dormir. Tengo más cosas pero enumerarlas llevaría mucho tiempo. El semáforo se puso en verde y me estacioné en frente del departamento alto, grande y lujoso donde vivía. Me bajo del auto y voy directamente al ascensor, el receptor ya me conocía. En lo que subía pensé en qué quería contarme Lean, ¿Tenía pareja? ¿Me pediría ser su novia? ¿Acaso quería pasar la tarde con migo? ¿Me invitó porque se sentía mal? No, lo último no porque se lo oía muy feliz y emocionado. ¿Qué podría ser? El ascensor llegó a su destino y yo me bajé de éste, me acerqué a la puerta de Lean y golpeé la puerta.

*TOC TOC*

-¡Un momento!-

Abrió la puerta y ahí estaba él. El hombre más precioso y alto de este mundo. El pelo lacio tirado para abajo de color negro y húmedo combinaba perfectamente con sus grandes ojos negros. La mandíbula definida le daba un toque de adultez que te hacía sentir como si estuvieses protegida en un nivel 5 y sus labios carmesí eran lo más llamativo de su pálida piel sexy.

-Eeeey- Dice emocionado y abrazándome con sus brazos fuertes- Hola, Add.

Continué el abrazo apretado que me estaba dando y lo saludé feliz- ¡Hola Lean!- Chillé.

-Ven, pasa carnal.- Me dijo tratando de hablar mi idioma.

Solté una pequeña carcajada- Carnal te pasas de ver...- Me tapó la boca con su mano.

-Sssh, sin malas palabras.- Me dijo levantando la cabeza con una sonrisa torcida. Me destapó la boca.

-De acuerdo. Lo siento.

-No hay drama alguno- Miró a su enorme ventana que da vista al Río- Ven, sígueme- Hizo un acento mexicano neutro.

Señaló con una mano que me sentara en uno de los cojines individuales que había allí en el suelo. Me senté.

-Add, tengo algo que decirte- Él miraba el exterior desde la ventana y lo imité- ¿Sabes cuál es mi apellido?

-Moon, ¿verdad?

-Exacto, ¿y sabes cuál es el apellido de mi padre?

-Quisiera creer que Moon.

-Es ese, muy bien.- Se apretó la nariz con la mano izquierda y bajó la mirada- Emmm, no sé cómo decirte esto pero mi padre es Richard Moon- Se soltó la nariz y me miró, volteé mi cabeza y sus ojos se clavaron en los míos- y me enzarzó en una locura que quiere hacer. No sé cómo explicarte esto sin que te sientas mal pero mi padre está planeando empezar la tercera guerra mundial para tener el poder de Europa y Asia y ya tiene el Plan A hecho y está a punto de ejecutar el B que es, en Alemania, empezar la guerra.-

Desconectado, una mejor vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora