Bajo Las Estrellas © [Terminada ✔️]

Capítulo 32

•Rubén

No sé cómo terminamos todos mareados, ahora mismo estoy pensando que esos chocolates tenían alguna sustancia rara que nos provocó todo esto.

Veo todo a mi alrededor dando vueltas, y como pude, divisé las caras de mis invitados y por sus expresiones puedo decir que ellos se encontraban en las mismas que yo.

—Dios mío... ¿Que es todo estoooo?— escuché la voz de Kenia, —Siento que estoy volando.— dijo mientras soltaba una risita rara.

—Esperen un momento...— ahora fue Yuli, —¿Estoy ebria?— decía mientras hacía una pose rara en el medio de todos.

—Yo creo que sí...— dijo Ray, al parecer él es el que está más normal entre todos nosotros. Pero aún así se le nota que no le falta mucho para estar en nuestro mismo estado.

—¡Jajajajaja! Ahora sí empieza lo bueno, ¡Yuujuu!— gritó Ana a un lado mío y yo enseguida me aparte ya que me había aturdido.

—Te gané Ana.— comentó Ray.

—¡Eso nunca! Yo aún puedo continuar.— dijo alzando un puño hacia al cielo como si fuese una señal de victoria.

—¿Ah sí?

—¡Si!— se acercó a mí y tomó otro chocolate para llevárselo directamente a la boca, —¿¡Lo ves!?— dijo con el chocolate en la boca.

—¡Quítale la envoltura inepta!— exclamó Ray acercándose a ella intentando ayudarle pero ella lo empujaba echándolo a un lado.

Lo pensé mejor y lleve como pude, los chocolates a la mesa de la cocina. Cuando la deje en el lugar, alguien entró, giré a ver y se trataba de Adam.

—¡Hey... Rubén!— me llamó como si estuviéramos muy lejos.

—¿Qué... Pasa?— me costaba un poco hablar normal al igual que me esforzaba por mantenerme en pie y no caer.

—Esos chocolates... ¡Tenían alcohol!

Abrí los ojos con sorpresa, eso explicaba la razón por la cual todos nos encontrábamos de esta manera. Ray y Ana deberán pagarlo muy caro, debería regañarlos.

Pero sinceramente, no tengo ganas de hacerlo, me siento muy bien como para obstinarme por ellos. Prefiero seguir disfrutando lo que queda de la fiesta.

En ese momento recordé algo muy importante.

—Acabo de recordar algo.— dije y Adam me miró con interés, —No hemos cantado el cumpleaños.

Adam se me quedó viendo fijamente por varios segundos, como si estuviera analizando las palabras que acabo de decir, cuando une los cables al parecer se da cuenta.

—¡Si, no hemos cantado el cumpleaños y todos estamos ebrios!— dijo haciendo una pose dramática.

—Tenemos que decirle... A los demás.— dije mientras caminaba en dirección a la sala.

Me iba tambaleando, jamás en mi vida había consumido alcohol, y puedo decir que odio el maldito efecto que tiene. Pero a la vez es genial... ¿Por qué? ¡Porque me siento como el puto amo!

—¡Oigan idiotas!— grité llamando la atención de todos, —¡Estamos así y ni siquiera me han cantado el cumpleaños!

Todos quedaron al igual que Adam, analizando mis palabras. De repente abren los ojos como platos y sueltan gemidos de sorpresa.

—¡Mierda, es verdad!— dijo Ray.

—¡Joder, todo esto es mi culpa!— dijo Ana.

—¿Ya no lo habíamos cantado?— pregunta Yuli.