Capítulo 38

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•Amy

Veía a mi padre mientras me encontraba en estado de shock. No podía creer que había escuchado eso salir de su boca.

¿Quiere divorciarse de mi mamá? Jamás pensé que él sería capaz de decir semejantes palabras.

Yo siempre los veía juntos, siempre me imaginé que ellos estarían toda la vida juntos, que nada ni nadie lograría separarlos.

Y ahora mi padre sale con esto. De verdad que fue un escenario que jamás en mi vida pensé que pasaría.

—¿Estás seguro?— pregunté, necesitaba saber que de verdad estaba claro de lo que había dicho.

—Completamente seguro. Estoy más que decidido— habló con voz firme, —Es algo que llevo pensando desde hace mucho tiempo hija.

—¿Desde hace cuánto?

—Desde que pasaste por esa apuñalada— sonrió y se llevó una cucharada de helado a la boca, —Desde que ocurrió eso, tu mamá ha estado insoportable. Me ha hechado la culpa de lo que te paso incontables veces, la he asumido, pero al parecer eso no es suficiente para ella. Sigue culpando a Rubén de lo que te pasó.

—Por desgracia no hay nadie que le saque esa idea de la cabeza— solté con decepción llevándome otra cucharada de helado a la boca.

—Si. Le he propuesto ir a terapia, pero nunca accede. Hasta llevé una psicóloga a la casa y la hecho enseguida, ya no es como antes. Es como su hubiese quedado traumada.

—Tal vez sea eso.

—Créeme que he intentado de todo hija, pero no hay nada que parezca solucionar este problema. La he apoyado, he asumido la culpa, me he aguantado todos sus reproches dándole la razón, y aún así no parece ser suficiente.

—¿Y creés que separarte es la mejor solución?— dudaba, pues no creo que separarnos sea lo mejor.

—Estoy cansado— dijo con voz cansada, —Ya en la noche ni siquiera puedo dormir tranquilo porque ella me recuerda en todo momento lo que pasó, dejándome un mal sabor en la boca.

Lo miré y tenía su vista fija en el helado, su cara demostraba cansancio, tristeza y decepción. No me había preocupado en fijarme en como se encontraba. Al parecer mi mamá ha consumido todo rastro de luz que tenía. Dejándolo totalmente exhausto.

Acerqué mi mano a la de él, la tomé y la apreté. Me miró con sopresa, hasta un brillo se reflejaba en sus ojos. Yo sonreí.

—Papá, si crees que es lo mejor, está bien. Yo te apoyo.

Sus ojos empezaron a cristalizarse, —Amy, hija, yo... Lo siento tanto— comenzó a sollozar, con sus ambas manos tomó la mía, —De verdad lo siento mucho. Jamás pensé que recurriría a esta opción, de verdad lo lamento.

—Tranquilo papá, tú siempre has estado para mí, apoyándome en todo. La mejor manera de pagarte por todo lo que has hecho por mí, es apoyándote también— dije con una sonrisa sincera. Lo último que deseo, es que mi padre sea infeliz, y si mi mamá ya no puede sacar lo mejor de él, lo mejor es que la deje, —Si esa es tu decisión, yo te apoyo con todo el corazón.

Sonrió y lágrimas comenzaron a salir, se levantó de su asiento y se acercó a mi para darme un fuerte abrazo. Abrazo al que yo correspondí con todo el cariño y amor sincero que le tengo.

Después de llorar unos minutos, ambos nos terminamos nuestros helados, mi papá pago todo y nos fuimos a casa en el auto.

—¿Y tienes pensando decirle todo hoy?— pregunté curiosa.

Bajo Las Estrellas © [Terminada ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora