Capítulo 43

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•Rubén

Estaba estático en mi lugar, no sabía cómo reaccionar al respecto. Después de todo se suponía que ella, por nada en el mundo debería enterarse de que Amy y yo teníamos una relación de novios.

Amy y yo nos miramos, ella soltó un suspiro y miro a su madre con determinación.

—Mamá —dijo con voz muy seria—. Para nadie es un secreto que tú odias con todas tus fuerzas a Rubén. Sabía perfectamente que si te llegabas a enterar harías todo un drama como en los últimos meses haces.

Hablaba con voz firme, sin ningún tartamudeo. Dirigí mi vista a la señora Jessie, se encontraba mirando fijamente a Amy, después de unos segundos fijó su vista en mi. Me sentí muy intimidado, sentía que me asesinaba con solo la mirada.

¿Cuánto odio me tendrá?

No tengo ni la menor idea. De verdad que jamás pensé que alguien sería capaz de dirigirme tal mirada. Ni siquiera Hank y Hugo me han visto con ese tipo de mirada.

—Rubén —habló con el mismo tono que Amy—. ¿Quieres a Amy?

Su pregunta me tomó muy desprevenido, jamás pensé que lanzaría esa pregunta.

Tardé unos segundos en responder, pero luego de tomar un poco de aire pude darle mi respuesta.

—No la quiero —pude sentir la mirada de Amy, la de su madre se enderezó más—. La amo, la amo con todo mi corazón, ella está clavada en lo más profundo de él. Siento que sin ella no tendría razón para vivir, ella es mi luz, gracias a ella es que puedo despertarme todos los días, agradecido por poder vivir otro día al lado de la chica que más amo en este mundo.

—Rubén...

Miré a Amy, estaba tan roja como un tomate, no, más que eso. Estaba más roja que un tomate. Reí, y me atreví de tomar su rostro con ambas manos para así depositar un beso en sus hermosos y carnosos labios.

Dirigí mi mirada a la de su madre, ahora está tenía una sonrisa de oreja a oreja. Si levantó de su asiento y soltó un suspiro.

—El primer amor de la adolescencia, tan hermoso y puro, tanto que piensas que jamás se acabará —soltó con nostalgia y dulzura—. Te has encontrado con un buen muchacho Amy, más te vale valorarlo —eso si que me sorprendió. ¿La advertencia no debería dármela a mí?—. Y más te vale no hacerle ningún daño a mi hija.

Ahí está.

—Cada día me esfuerzo para que sea la chica más feliz del mundo.

Ella asintió, tomó un vaso de agua y camino directo a la salida, —Tienen mi bendición —dijo antes de salir.

Abrí los ojos con sorpresa, mire a Amy y ella estaba igual que yo, sonreímos y enseguida nos abrazamos dando pequeños saltitos como si fuéramos unos niños pequeños.

Después de los saltitos vinieron la carcajadas seguido de besos cortos pero llenos de amor y alegría.

Fuimos afuera en busca de Fernando para que me llevara a casa. Amy me acompañó en el trayecto, una vez que llegué me despedí de ella dándole un beso apasionado.

—Te veo mañana —dije.

—Si, que pases buenas noches.

—Tú igual.

Bajé del auto, antes de girarme el vidrio bajó y Amy salió de golpe robándome un beso.

—Te veo mañana —ahora dijo ella.

Sonreí, el auto empezó a avanzar y ella se metió. Toqué mis labios, los relami y una sonrisa estúpida se dibujo en mi rostro.

Entré a la casa y vi a mi tía viendo la tv junto con el señor Antonio, ambos giraron sus cabezas para mirarme y sonrieron al verme. Les devolví la sonrisa, caminé a las escaleras y les deseé buenas noches.

Bajo Las Estrellas © [Terminada ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora