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Desperté con un dolor terrible de cabeza. No pude ni siquiera levantarme.

—Mierda—Dije apretando mi cabeza con mis manos intentando que el dolor se fuera.

—¡Estas viva!—Grito Número Cuatro y sentí como me apretaba entre sus brazos.

—Desgraciadamente.

—Iré a avisarle a papá y a Pogo—Me dijo y salió de la habitación en la que nos encontrábamos.

Intente levantarme pero me parecía imposible. Me retumbaba la cabeza muy fuerte.
Solté un gruñido resignada y me tapé la cara con la almohada que tenía.

Después de unos minutos, Cuatro volvió con papá y Uno a su lado.

—Número Ocho, estoy decepcionado de ti. En vez de mejorar, vas empeorando—Me dijo papá y yo ahogué un grito—Puedes descansar lo que resta del día, Número Uno llévala a su cuarto—Dijo y vi cómo salió de la habitación.

—Te traje un analgésico para el dolor—Hablo Cuatro y yo sonreí.

—Gracias, eres el mejor—Tomé la pastilla que me trajo.

—¿Como te sientes? Cinco se pasó esta vez—Me dijo Uno negando con la cabeza.

—No me lo menciones, desde ahora él está como muerto para mi—Dije fríamente y ambos chicos hicieron una mueca.

Uno me cargo hasta mi cuarto y Cuatro se quedo acostado conmigo.
Yo acariciaba su cabello mientras mantenía mis ojos cerrados.

—Seis y yo fuimos a darle su merecido a Cinco—Me dijo y yo reí—Dibujamos penes en las paredes de su cuarto.

Reí más fuerte y abrace muy fuerte a Cuatro. Si bien el no era el más fuerte como Uno o el más inteligente como Cinco, siempre me defendía de todos.

—Gracias por defenderme Cuatro, te amo—Le dije sin soltarlo.

—Entonces si me amas suéltame que me asfixias—Se quejo, yo rápidamente lo solté.

Platicamos un buen rato más hasta que me quede dormida. Cuando desperté, el ya no estaba.

Mire la hora y apenas era la 1:00pm. La hora de la comida era hasta las 2:30pm pero ya me sentía algo mejor así que salí de mi cuarto en busca de Siete para ver si quería salir al jardín a ver las nubes.

Fui a su cuarto pero no estaba. Busque por el cuarto de todos y casi me infarto cuando me asomé al de Tres y vi como ella y Uno se besaban castamente.
Seguí caminando pero me quede pensando en cómo será besar a alguien. Solo había besado las mejillas de Cuatro y Seis, eso no contaba.

Baje a la sala y vi como Dos molestaba a Siete.

—No se porque papá te adoptó si no hay nada especial en ti—Decía Dos, note como Siete tenía sus ojos cristalizados.

—Y yo no sé porque papá te adopto a ti si no sirves más que para lanzar cuchillos a lo idiota—Le dije yo molesta poniéndome delante de Siete.

—Es una pena que hayas despertado, creí que nos habíamos librado de ti.

—¿Porque no dejas de molestarla? ¿Tienes que desquitar tu furia por ser el más mediocre de todos con ella?—Le dije burlona y el saco un cuchillo—Ni te atrevas, no curare las heridas que te provocaré si me lastimas.

—Vete al carajo—Me dijo y se fue dejándonos solas.

—No tenias porque defenderme—Hablo Siete mirando al suelo.

—Claro que si, es un tarado.

—Perdón por causarte molestias—Me dijo con pena.

—¿Cuantas veces tengo que decirte que dejes de disculparte por todo? Siete no les hagas caso a esta bola de ratas descerebradas, eres más especial que todos nosotros juntos—Le dije intentando animarla.

𝐁𝐮𝐬𝐜𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐭𝐞 | CINCO HARGREEVES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora