Nos encontrábamos tirados en el césped. Yo acostada con mis ojos cerrados mientras que Cinco se mantenía sentado.
—¿Porqué te gusta tanto ver el cielo?—Pregunto con curiosidad.
—Hace que me olvide de nuestras vidas por un rato—Le conteste y abrí mis ojos.
—¿Que tienen de malo nuestras vidas?—Volvió a preguntar pero ahora ofendido.
—¿Te parece poco él no tener contacto con otras personas fuera de la casa? Podría mencionar mil cosas más pero eso es lo peor—Volví a cerrar mis ojos.
—A mi me gusta, somos especiales y ayudamos al mundo—Dijo el orgulloso.
—Si claro, muchísimo—Dije sarcásticamente y escuche como soltaba un gruñido—Relájate un poco, siempre tan tenso y a la defensiva ¿no te cansas?.
—¿Y yo soy el que te molesta?—Solté una risa nasal—Bien, intentemos tus métodos de relajación.
Abrí los ojos y vi como se acostaba a mi lado y miraba las nubes, yo sonreí complacida.
Nos quedamos en silencio algunos minutos pero no era nada incómodo, resultaba placentero. Disfrutaba más de esto cuando tenía compañía aunque no habláramos.
—¿Ocho?—La voz de Cinco me saco de mis pensamientos.
—¿Hmm?.
—¿Haz pensado en cómo será nuestro futuro?.
—Si, muchísimo. No sé si alguno de nosotros algún día tendrá el valor de irse o todos moriremos en esta casa o en alguna de las misiones—Dije fríamente. Era algo que me dolía, no quería vivir siempre de esta manera.
—Wow, esperaba muchas respuestas pero no está. Eres algo depresiva—Le di un leve codazo.
—No es ser depresiva tonto, es la verdad ¿que más nos puede esperar? Ni siquiera vamos a la escuela—Dije con pesar.
—Pero tenemos profesores particulares y mamá nos enseña también.
—¿Y eso que? No iremos a la universidad para tener una carrera y poder dejar a papá y sus planes egoístas de salvar al mundo.
—Somos famosos, ayudamos a la gente—Insistió con lo mismo tratando de defender a papá.
—Quizás tú te conformes con esto pero yo no.
El no me respondió.
No se cuanto tiempo paso pero el atardecer se asomo y me incorpore para poder apreciarlo mejor.
—Mira Cinco—Dije pero el no me respondió—¿Cinco?—Voltee a verlo y se había quedado dormido.
—¿Ocho?—Escuche la voz de Siete a mis espaldas y voltee a su dirección, ella me miraba confundida.
—¿Que pasa?—Le dije regalándole una sonrisa.
—¿¡Mataste a Cinco!?—Exclamo preocupada acercándose a él provocando que yo riera.
—Tonta, esta dormido—Le dije y volví mi mirada al atardecer.
—Ohh, bueno... Papá dice que vengan a cenar—Me dijo algo tímida.
—Bien, ahora lo despierto y vamos—Conteste y ella se esfumó.
Moví despacio a Cinco y el poco a poco fue abriendo sus ojos.
—¿Que pasa?—Me dijo adormilado.
—Es hora de cenar—Le sonreí sin mostrar los dientes.
—¿En serio? Cuánto tiempo estuvimos aquí...—Se levantó mirando alrededor.
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𝐁𝐮𝐬𝐜𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐭𝐞 | CINCO HARGREEVES
أدب الهواة𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑡𝑒 𝑣𝑎𝑠, 𝑒𝑙 𝑐𝑖𝑒𝑙𝑜 𝑠𝑒 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑐𝑎𝑟𝑚𝑒𝑠𝑖́. 𝐴𝑠𝑖́ 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑒𝑟 𝘩𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑞𝑢𝑒, 𝑐𝑎𝑑𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠, 𝑚𝑒 𝑎𝑦𝑢𝑑𝑎𝑠 𝑎 𝑑𝑒𝑓𝑖𝑛𝑖𝑟 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑟𝑑𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑎 𝑚...