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—¡Dios! Que pesada con lo de cuatro—Dije enfadada.

—Se lo que veo, no puedes seguir negándolo—Contraataca.

—No me imagino besando a Cuatro o esas cosas qué haces con Uno, en serio, no siento ni una pizca de enamoramiento por el—Trate de convencerla pero ella pareció decepcionarse.

—Aún así ¿podrían hacernos ese favor?—Suplico, junto sus manos e hizo ojos de cachorrito.

—Si convences a cuatro, por mí no hay problema.

Ella soltó un grito de emoción y me abrazo mientras yo rodeé mis ojos. Quizás era mi oportunidad, quizás y encontraba algún chico por ahí.

De repente, me soltó y miró hacia su puerta con el ceño fruncido. Mire en la misma dirección, Cinco estaba parado en el marco de la puerta. Su cara demostraba ¿pena?.

—¿Que quieres Cinco?—Pregunto de mala manera Tres

—No vengo por ti inepta ¿puedes venir Ocho?—Hablo Cinco sorprendiéndome.

—Déjala en paz, que haya pasado una tarde contigo no quiere decir que tenga que soportarte más—Le dijo Tres molesta.

—No te metas ¿quieres?—Cinco le dio una de sus falsas sonrisas.

—Ok, basta los dos. Buenas noches Tres, gracias por la ropa—La abrace y camine hasta afuera.

Caminamos hasta mi cuarto sin decir ninguna palabra, él parecía muy nervioso y no entendía el porqué.

—¿Quieres pasar o...?.

—No, no, no—Negó con su cabeza y sus manos—Quería decirte que fue agradable ver el atardecer contigo esta tarde—Dijo con su ceño fruncido y sin mirarme a los ojos. Parecía que le costaba decir eso.

Me sentía muy sorprendida del cambio de actitud tan drástico de este chico.

—¿Lo ves? Te hacía falta relajarte—Dije y empecé a reír—A mi también me gusto.

—Quizás podamos hacerlo de nuevo en otra ocasión...—Me miro por primera vez directamente a los ojos y esta vez fui yo la que no pudo sostenerle la mirada ni 5 segundos porque la aparte sintiendo picazón en mis mejillas.

—Me miro por primera vez directamente a los ojos y esta vez fui yo la que no pudo sostenerle la mirada ni 5 segundos porque la aparte sintiendo picazón en mis mejillas

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—C-claro, estaría bien—Dije algo nerviosa y me moleste conmigo misma ¿porque de repente me ponía así?.

—Bien, buenas noches Número Ocho—Se despidió con la mano, se dio la vuelta y  empezó a caminar hasta su cuarto.

—Buenas noches Cinco—Dije fuerte para que pudiera escucharme.

Entre a mi cuarto y cerré la puerta.

Me sentía muy acelerada, el cuerpo me temblaba, pase saliva pesadamente y puse mi mano en mi pecho sintiendo mis latidos.

¿Que me estaba pasando?

𝐁𝐮𝐬𝐜𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐭𝐞 | CINCO HARGREEVES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora