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Abrí con pesar mis ojos, desorientada. ¿Porque me despertaban?.

—¿Que sucede mamá?—Dije tratando de mantener mis ojos abiertos.

—Despierta linda, hoy tienes que desayunar con tus hermanos abajo—Me dijo mientras acariciaba mi mejilla.

—¿Que? ¿Porque? Aún estoy lastimada—Dije haciéndome la victima.

—Lo se, pero son órdenes de tu padre, anda y ponte lo que deje en tu mesa de noche—Acarició mi cabello y salió de mi habitación dejándome sola.

Cheque la hora y eran las 7:45am. Era un delito despertarme a esta hora después de tantos días de flojera. Después de entrar al baño para hacer mis necesidades, tome los que mamá me dejo y era un vestido negro sencillo y más o menos corto. ¿Porque un vestido? ¿Que íbamos a hacer?.

Me lo puse junto a unas sandalias que parecían de bailarina de ballet que estaban junto al vestido, me cepillé el cabello y baje hacia el comedor donde ya estaban todos mis hermanos los cuales me miraron extrañados.

—No me miren así, mamá me dijo que me lo pusiera—Dije y me senté en mi lugar.

—¿Porque Ocho lleva un vestido y nosotras el uniforme?—Hablo Tres dirigiéndose a papá.

—Porque después de su entrenamiento comenzarán las clases de baile, ustedes dos también lo usarán —Hablo papá y yo sonreí.

Mis dos hermanas se tomaron de las manos emocionadas y los chicos pusieron caras de molestia.

Desayunamos en silencio como de costumbre y después los acompañe al entrenamiento aunque yo no haría nada. Me quede sentada junto a papá viendo como entrenaban mis hermanos y de vez en cuando fijaba mi mirada en Cinco sin que él se diera cuenta.

Se veía algo perdido y triste.

—Bien, ahora que han terminado pueden ir a ponerse el uniforme que se les dejó en sus habitaciones. Los quiero aquí en diez minutos—Hablo papá y todos mis hermanos desaparecieron de nuestras vistas.

Yo me levante y comencé a moverme de un lado a otro bailando en el césped, estaba muy emocionada.

—¿Serás tu nuestra maestra?—Hablo seis a mis espaldas y yo volteé le sonreí.

—Lo adivinaste.

Seguí bailando, lo tomé de las manos intentando que me siguiera pero solo sonreía tímidamente. Cuando todos estuvimos listos, nos formamos en fila y una señora de unos 35 años aproximadamente llego poniéndose frente a nosotros junto a papá.

—Ella es Olivia, será su maestra de baile—Dijo papá y la mujer nos sonrió sin mostrar los dientes, se veía simpática.

—¿Alguno de ustedes tiene conocimiento en baile?—Dijo Olivia y todos negamos con nuestra cabeza—Muy bien entonces empezaremos desde cero, formaremos parejas aunque veo que son mayoría de chicos.

—Seis y yo podemos ser pareja—Hablo Dos y Seis soltó una pequeña carcajada.

—¿Seis?—Hablo confundida Olivia.

—Yo soy Seis—Dijo seis levantando su mano y Olivia aun lo miraba extrañada.

—¿Entre ustedes se nombran con números?—Pregunto confundida.

—No, así nos llamamos—Dije yo divertida—Yo soy Número Ocho.

—Número Uno.

—Número Dos.

—Número Tres—Dijo alzando su mano.

—Número Cuatro, linda—Le guiño un ojo y yo lo mire mordiéndome el labio por dentro.

𝐁𝐮𝐬𝐜𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐭𝐞 | CINCO HARGREEVES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora