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El camino a casa fue algo incómodo para todos.

No le dirigí ni una mirada a Cuatro, me sentía incómoda por lo que casi pasa entre nosotros así que decidí que dejaría morir el tema hasta que todo regresara a la normalidad.

Eran las 12:30am cuando llegamos a casa y al parecer, ya todos estaban dormidos.
Papá no estaba, salió en un viaje de negocios o sabe que cosas, no me importaban sus asuntos. Y nadie se había dado cuenta de nuestra ausencia.

Subí hasta llegar al cuarto de Cinco y me quede como piedra mirando su puerta.

Me sobresalte cuando note la presencia de Tres al lado mío tomándome de los hombros.

—Hazlo ahora, quizás después no tengas el valor—Me dijo y yo asentí y ella se alejó.

Seguía viendo la puerta, quería tocarla pero sentía unos nervios terribles.

¿Así de difícil era declararle tu amor a alguien?.

Cuando reuní por fin las fuerzas para tocar, esperé algunos segundos hasta que Cinco salió mirándome con el ceño fruncido, mi piel se erizó con tan solo verlo frente a mi.

—¿Ocho qué haces ahí parada?—Me pregunto confundido y tallando sus ojos.

—Tengo que hablar contigo—Dije tratando de sonar firme.

—Ya es muy tarde—Entre cerró sus ojos y yo tomé su mano.

—Es importante—Lo mire a los ojos y el arrugo su rostro.

—¡Ocho tenemos que hablar sobre lo qué pasó!—Grito Cuatro a nuestras espaldas y al estar a nuestro lado, nos miró mal—¿Que están haciendo?.

—¿Que te importa?—Hable sin pensar pero al instante me arrepentí—Luego te digo, vete por favor.

—¿Sobre lo qué pasó?—Pregunto Cinco apretando mi mano.

—No es nada con importancia—Dije yo.

—Lo es, tenemos que hablar—Volvió a hablar Cuatro.

—Al parecer estás ocupada ahora, buenas noches Número Ocho—Cinco soltó mi mano y entro a su cuarto.

Me quede mirando su puerta, apreté mis labios y mis puños. Maldición, era mi jodida oportunidad.

—¿Ahora si podemos hablar?

—¡Que no mierda! ¡No quiero hablar contigo!—Dije molesta y lo empuje para caminar hasta mi cuarto y sentí sus pasos detrás de mi.

—Ocho por favor—Pidió el tomando mi mano.

—¡Suéltame! Acabas de arruinar algo importante para mí por una tontería sin importancia, vete al carajo Cuatro—Le dije soltándome de su agarre y entre a mi cuarto cerrándole la puerta en la cara—¡AHG!—Grite molesta y me tire en mi cama.

Estuve tan cerca de poder ser feliz pero ahora todo eso tendrá que esperar hasta mañana.
¿Y si mañana ya no me atrevía a hacerlo?.

No, no, no. Lo haría, solo serían unas horas.

♒︎

Abrí los ojos e inmediatamente mi corazón comenzó a latirme más rápido al recordar lo de ayer. Me apresuré a darme un baño y cambiarme.

Los domingos eran los únicos días en los que podíamos usar la ropa que nosotros quisiéramos. Hacía frío así que elegí algo que me abrigara, pensé en ponerme algo más femenino pero meh, al final de cuentas no tendría una cita ni nada especial.

𝐁𝐮𝐬𝐜𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐭𝐞 | CINCO HARGREEVES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora