—¡Cinco! Que bueno que llegas—Exclama corriendo a abrazarlo—Esta loca estuvo a punto de atacarme porque no soporta que tú me quieras a mi.
—Controla tu boca si no quieres que te la cierre de un buen golpe—Le dije furiosa y Cinco me regañó con la mirada.
—Siete tenemos que hablar—Le dijo el con pesar y Site lo miro confundido, la sonrisa triunfante que tenía en su rostro había desaparecido.
—Los dejare solos—Dije y me fui para que pudieran hablar.
Mi enojo se fue dejando en su lugar nervios al ver a Cuateo en las escaleras.
El me vio y me sonrió.
—Hey, linda—Me saludo con la mano acercándose a mi y tomando mi mano.
—Hola—Le dije tímidamente evitando su mirada.
—Tengo mucho sin estar contigo ¿vamos a mi habitación?—Me pregunto y yo asentí con la cabeza.
El entrelazo nuestros dedos y caminamos hasta su habitación. Lo notaba algo extraño.
Estuve como una hora y media junto a él tratando de decirle pero cada que tomaba valor, me acobardaba al verlo a los ojos.
Era oficial, yo era la chica más miserable de este mundo. No era mi culpa no corresponderle pero si era mi culpa haberlo traicionado. El, que siempre había estado para mi, que siempre me sacaba una sonrisa y me defendía de todos en la casa. El, que me quería y yo, yo era un monstruo.
—¿Ocho...?—Me habló sacándome de mi trance. Lo mire y él parecía afligido.
—¿Mmm?.
—Tu...—Comenzó a hablar sin mirarme y soltó un suspiro—¿Me amas?.
Su pregunta me tomo por sorpresa y me quede perpleja. ¿Que se supone que contestaría a eso? Maldición.
—C-Claro que te amo—Hable tratando de sonar firme y él me miro a los ojos haciéndome sentir aún más culpable.
Se acercó a mi y plantó sus labios contra los míos de una manera muy salvaje. Yo sin saber qué hacer solo trataba de seguir el beso mientras él me sujetaba fuertemente de la cintura.
—Genial... Lo que me faltaba—Escuché la voz de Cinco a nuestro costado y me separé asustada.
Trague saliva al ver a Cinco apretando sus puños mientras me miraba con desaprobación.
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—C-Cinco y-yo—Balbucee y trate de acercarme a él pero ya se había teletransportado fuera de mi vista. Mierda.
—Yo también te amo Número Ocho—Dijo con la voz cortada Cuatro y el al igual que Cinco, se fue de la habitación.
No sabía que debía hacer. Seguir a Cuatro o a Cinco. Lo correcto sería ir por Cuatro pero yo quería ir a buscar a Cinco y explicarle que lo que vio no es lo que cree, así que eso hice.
