Enamorada De La Bestia© [Libro #1/ Trilogía Enamorados]

✨02.- Boussine

A la mañana siguiente Melissa se levantó temprano, se arregló muy poco y salió de la casa antes de que Evan pudiera verla y obligarla a irse con Orlando.
Lo que ella deseaba era un día libre de Evan h todas sus normas. Entró a Boussine, una tienda bastante cara que tenía un vestido con el que esperaba volver loco a Evan por haberla traicionado al besar a Carolina. Pero la mala atención que recibió por parte de la dueña no fue nada cuando la acusó de ladrona y llamó a la policía.
Si le hablaba a Evan, se encargaría de hacer desaparecer la tienda, así que en su lugar llamó a la única persona que entendería a lo que ella se refería.

—necesito que vengas por mí

—¿qué sucede?

—dicen que me he robado un anillo y no me permiten salir

—tienes esposo, ¿por qué no le has hablado?

—porque si él viene los matará

—bien, ¿en dónde estás?

—en boussine

—allá te veo

Melissa fue llevada a los vestidores y obligada a despojarse de sus prendas para que revisaran si tenía el anillo que no estaba en el mostrador.

Priscila no tardó en llegar a la tienda y en cuanto la dueña la vio sonrió y se acercó a ella.

—señorita Cárter, ¿en qué puedo ayudarla?

—¿en dónde está?

—¿quién?

—sabe bien de quién le hablo

Priscila fue directo a la parte trasera en donde se encontraban los vestidores y allí vio a una oficial; al acercarse se encontró con una Melissa completamente desnuda y triste.

—¿qué clase de trabajo hacen ustedes?

—esta revisión fue hecha a voluntad

—a mí no me parece

Ambas observaron a Melissa y Priscila le tomó una foto a la mujer a su lado.

—vistete

Y dichas esas palabras, Priscila salió sólo para ocasionar un caos en toda la tienda antes de marcharse.
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Después de comer, ambas fueron directo a la mansión y se despidieron en la entrada.

—gracias por tu ayuda

—denada y cuidate mucho

Melissa entró a la casa y subió a su habitación, sabía que Priscila se encargaría de hacer justicia por ella y supo que había subido la fotografía cuando escuchó a Evan gritar su nombre. Pronto estuvo a unos pasos de ella.

—¿qué carajo es esto?

Y si.
Esa era la fotografía que Priscila había tomado de ella y de la oficial que la había obligado a desvestirse para revisarla.