—Doctor —la voz de Melissa interrumpió mi entrada al ascensor ese mismo día.
Dejé las bolsas del comida en el piso.
Ni siquiera me había dado la media vuelta para encararla así que vi como las puertas se cerraban frente a mí, conmigo a fuera.
—Dígame —respondí, de todos modos tendría que esperar hasta que el elevador volviera a cederme el paso.
—Es que... —su mirada fue desde las bolsas de comida hasta mis zapatos y luego me miró a mí —. Mañana nos reuniremos para cenar después del trabajo... Si está libre me encantaría que pudiera acompañarnos —lo dijo emocionada y nerviosa al mismo tiempo.
La forma en que moví la cabeza, desveló que lo estaba dudando, así que ella siguió con:
—Sé que mañana llevará a su madre al aeropuerto y estará ocupado, pero la cena es en la tarde, así que probablemente sí le de tiempo...
Mi madre insinuó su agrado hacia Melissa, pero no bromeaba. Se sintió tan cómoda como para contarle sobre su viaje y Melissa había puesto demasiada atención.
—¿Pudo confirmarlo? —dije en afán de otro tema. Me crucé de brazos.
Ella entornó los ojos y se inclinó hacia enfrente.
—¿Qué cosa? ¿Sus citas?
—Mi madre, ¿pudo confirmar si ella me tiene miedo?
—¿Miedo?
—¿No es lo que usted dijo cuando yo llegué aquí? «Ya lo sé, hasta su madre debe temerle.» Esas fueron sus palabras exactas
Ella casi se atragantó.
—¿Escuchó eso? —Se llevó las manos a la boca.
Levanté las cejas con escepticismo.
—No es que hayas sido demasiado prudente al decirlo.
—Lo siento, ya había dicho que sentía haberlo malinterpretado —dijo, bajando la cabeza.
Chasqueé la lengua.
—Espere... —Extendió su mano un poco—. ¿Recordó eso todo este tiempo? ¿Fue por eso que me trató tan mal?
Me troné los músculos del cuello como negativa a contestar.
Ella casi se ríe.
—Bien, le diré que estaba equivocada, su madre no luce como alguien con miedo a su hijo. Más bien es usted el que parece temerle a su madre. Lamento la confusión. —Se inclinó, recogió las bolsas del piso y las puso de vuelta en mis manos.
—Parece que usted es alguien que sabe admitir sus errores con mucha facilidad —mascullé.
—Tambien me dejo influir con facilidad, doctor.
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LA DAGA DE PAIN©
Mystery / ThrillerLos humanos nacen, los monstruos se hacen. *** DOLOR ¿Se puede revertir el carácter que tanto te ha costado forjar? ¿Es posible borrar de tu vida las atrocidades que has visto y hecho? Axel Park es un joven psicólogo que ha pasado dos años en prisi...