¿En qué mundo nacen los monstruos?No hago alusión a esos otros monstruos... los encargados de generar miedo en los únicos seres ingenuos en este mundo que son tan tantos para creer que los han visto emerger de la oscuridad, del closet o hasta debajo de la cama. Ninguno de esos. Hablo de los monstruos reales, los que salen a la calle como cualquier otra persona. No digo que los monstruos de los mitos no merezcan mérito, algunos de ellos son de verdad terroríficos. Solo que estos otros son... fascinantes.
Ellos solo necesitan, me corrijo, nosotros solo necesitamos el acceso a una mente y desde allí dentro podemos destruir a su dueño. Sin violencia, sin esfuerzo y sin... remordimiento. Es un pecado para los monstruos sentir remordimiento porque ya asesinamos a nuestra conciencia. Mi conciencia debe estar muerta y por eso me siento patético cada vez que me presento ante su tumba.
Eso sí es espantoso.
Esa ocasión en particular la recuerdo muy bien. Era una madrugada fría y generosa en rocío. La elevación de ese sector me ofrecía una vista tentador. Debía resistir. Tenía que soportar otro mes antes de presentarme ante ella. Era un acuerdo conmigo mismo y no iba a pisotear mi propia fuerza de voluntad... No estaba dispuesto a desmembrar mi propio orgullo para cumplir un capricho. Así que dejé de mirar hacia aquel otro sector del cementerio y me hinqué en una rodilla, sobre el húmedo forraje verde que tapizaba el cementerio. Dejé el ramo de claveles azules con lirios blancos frente a esta lapida como si me importara, a pesar de yo quería arrodillarme frente a la de alguien más.
—Elídan Denzel —leí en voz alta el nombre grabado sobre el mármol y me levanté—. Elídan, el chico bueno. ¿De verdad fuiste un buen tipo? ¿Y si ellos supieran lo que yo sé de ti? ¿Y si los demás conocieran nuestros secretos? ¿Seguirán creyendo que eras un buen tipo? ¿Seguirían llamándote «su amigo»? ¿Seguirían lamentando tu muerte?
A menudo escupía toda clase de argumentos para arrebatarle a ese chico el afecto de sus seres queridos vivos, aunque sé de sobra que ninguno de ellos va a odiarlo... porque él ya está muerto.
Es tan gracioso que el mundo de los muertos difiera tanto al de los monstruos y los humanos. Los muertos ya no comenten errores... Ellos ya no tienen que debatirse a qué mundo pertenecer, ellos solo soltaron su último suspiro y listo: purgaron sus pecados. Escaparon de su mundo. Todavía así, es preferible seguir vivo en lugar de morir y volverme un «santo» como él. Cargaré con mis pecados hasta que la muerte me atrape.
Mis pecados.
¿Qué tiene que ver esa tuba y el esqueleto allí enterrado con ellos?
Será que... ¿Elídan forma parte de mis pecados?
De vez en cuando yo mismo me lo cuestiono.
¿Si no tiré del gatillo, pero no hice lo suficiente para evitar que la bala lo golpeara, me convierto en un cómplice del tirador?
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LA DAGA DE PAIN©
Mystery / ThrillerLos humanos nacen, los monstruos se hacen. *** DOLOR ¿Se puede revertir el carácter que tanto te ha costado forjar? ¿Es posible borrar de tu vida las atrocidades que has visto y hecho? Axel Park es un joven psicólogo que ha pasado dos años en prisi...