El niño ya no parecía un infante, lucía como un adolescente, casi un adulto.
Esa mañana, el adolescente, como lo llamaré aquí, estaba en un cuarto más amplio que en el que lo hacían esperar cuando era niño. Esa era una sala mucho más sofisticada, mucho más iluminada.
El adolescente estaba sentado en el poyete, bajo la ventana más grande de ese salón. La claridad que entraba por el cristal dejaba en evidencia que su piel se había tornado un tanto más clara de lo que era en su niñez. A su lado también estaba sentada una jovencita de cabello castaño y ojos tan oscuros que el iris de estos se volvía imperceptible.
El adolescente tenía la mirada en la pantalla de su móvil.
Ella hojeba un libro de pasta verde.
—¿Te cuesta tanto hacerte a la idea? —La voz de la joven resonó en el salón, eran los únicos allí—. El resultado no va a cambiar si sigues mirando.
—Esperaré —dijo sin más el adolescente, sin distraerse de lo que estaba haciendo: mirar.
—¿A que cambie? —inquirió ella, apoyando la mejilla en su mano izquierda.
El adolescente cerró los ojos y recargó la nuca en el cristal de la ventana.
—Otro año —contestó el adolescente—. Iré hasta el próximo año. Todavía no estoy listo para iniciar con eso. Quiero, pero esperaré.
—¿Esperarás a qué cambie tu forma de pensar? ¿A qué se parezca más a la de PAIN?
—Hasta confirmar que estoy destinado a asistir—El adolescente abrió los ojos—. Si lo logro el siguiente año, significa que debe ser así.
Ella cerró el libro y lo dejó sobre el asiento.
—¿Los demás ya lo saben? —preguntó ella.
—¿Los demás? —El adolescente se inclinó un poco hacia enfrente, así pudo verle el rostro a la chica.
—Así les dices tú —replicó ella.
—Así se dicen entre ellos —aclaró el adolescente, volviendo a cerrar los ojos.
—¿Y tú les dijiste? ¿Lo saben?
—Ani —dijo el adolescente en voz muy baja, casi cansado—. No lo saben. Prefiero mantener mis mundos por separado. Mi familia en uno, PAIN en otro, a los demás en otro más y este sueño en otro. —Levantó un poco el móvil.
—¿Y yo en que mundo estoy?
El adolescente la miró con una expresión seria.
Ella no cambió su forma de mírarlo, se mantuvo con una sonrisa tras sus ojos.
—Ninguno de mis mundos merece tenerte como residente, Elaine —dijo el adolescente y, advirtiendo una sonrisa, volvió la vista a su celular.
La joven pasó la sonrisa a sus labios y tomó otro de los libros que estaban sobre el poyete.
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LA DAGA DE PAIN©
Mystery / ThrillerLos humanos nacen, los monstruos se hacen. *** DOLOR ¿Se puede revertir el carácter que tanto te ha costado forjar? ¿Es posible borrar de tu vida las atrocidades que has visto y hecho? Axel Park es un joven psicólogo que ha pasado dos años en prisi...