—Ven más cerca, Axel. Quiero ver como te sienta el título de un profesional.
—No quiero —espeté, dándome la medida vuelta.
—Axel —me detuvo con tono severo—. No me hagas repetirlo más de dos veces. Ven. Entre más rápido hables conmigo más rápido podrás deshacerte de mí.
Cerré los ojos e inhalé aire.
Me volví y me acerqué a pasos cautos. Ese hombre no era alguien peligroso, pero sí alguien de cuidado. Mientras avanzaba, pensé en todo lo que había ganado y al mismo tiempo perdido por culpa de esa única persona y su arraigada filosofía. Una filosofía que sin querer en parte ahora también había hecho mía.
Me planté frente a él y alcé una ceja.
—Ya.
El hombre advirtió una sonrisa de satisfacción.
—¿Y bien? —inquirió, observando los alrededores, pero no sé levantó— ¿Cómo te sientes ahora que tienes el trabajo que siempre quisiste?
Esa era una forma de decirlo. Él deseaba omitir ciertos detalles y yo no tenía interés en contradecirle en ese asunto.
—Estoy ocupado, no tengo tiempo para … —hice lo qué pude para cortar la conversación.
—«Sus sermones» —complementó mi oración.
—¿Fingirá saber exactamente lo que pienso de nuevo? —dije a la defensiva—. En verdad no tengo tiempo para…
—«Sus juegos» —Se levantó.
—¡Detengase! Hágalo ahora que…
—«Estoy siendo amable» —me interrumpió otra vez.
Esa vez lo sentí de inmediato, era lo más parecido a un rapto, me volvía víctima de un secuestro. Mi mente estaba cediendo ante un alfa.
—¡Basta! —rabié.
—«Deje de fingir que sabe todo sobre mí» —siguió terminando mis frases.
Odiaba cuando se ponía en ese plan.
Odiaba todo de su personalidad.
Me odiaba a mí mismo por permitir qué él me eclipsara.
—Salga de aquí y de mi vida, por favor —me rendí.
Lo conocía lo suficiente para enterarme de qué contra alguien como él era mejor retirarse antes de hacerse el valiente.
El hombre volvió a sonreir. De pronto, me recorrió de pies a cabeza con la mirada y se quedó viendo mis pies, mis zapatos.
—¿Ya no usas tenis blancos? —preguntó con tono muy suave, casi melancólico.
—Son parte de mi pasado —dije con un matiz de voz que descombinó con el de él.
Se aclaró la garganta y yo fruncí el ceño.
ESTÁS LEYENDO
LA DAGA DE PAIN©
Mystery / ThrillerLos humanos nacen, los monstruos se hacen. *** DOLOR ¿Se puede revertir el carácter que tanto te ha costado forjar? ¿Es posible borrar de tu vida las atrocidades que has visto y hecho? Axel Park es un joven psicólogo que ha pasado dos años en prisi...