Capítulo 13

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Algunas horas más tarde, mi siguiente paciente tocó a la puerta con tres golpes lentos

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Algunas horas más tarde, mi siguiente paciente tocó a la puerta con tres golpes lentos.

—Adelante —dije y me paré del escritorio para dirigirme a los sillones.

—Buenas tardes —saludó una voz femenina.

Voltee en su dirección solo para  quedar con la boca abierta.

Mi nuevo paciente me era más conocido de lo que me hubiera imaginado.

—¿Pamela? ¿Eres esta Pamela? —inquirí con un tono socarrón, señalando mi tableta de registros.

Ella cerró los ojos, avergonzada.

—Olvide que trabajabas en este hospital... —se excuso.

Me crucé de brazos antes de espetar con escepticismo:

—¿Lo olvidaste? Estuviste en una fiesta para celebrar justo esa razón.

—Creí que en un hospital tan grande al menos habría más de un psicólogo. No pensé que de todos me tocaría estar contigo.

—Puedo transferirte si así lo deseas —sugerí.

Sus ojos marrones me laceraron.

—Ya estoy aquí. Si te aceptaron debes ser bueno en tu trabajo —me espetó.

Troné la legua. 

—Bien, como tú quieras —le indiqué que se sentara.

—Cualquiera esperaría que después de tanto al menos recordarás mi nombre —alegó mientras sujetaba su grueso cabello oscuro en alguna especie de moño.

—La recepcionista registra los apellidos yo solo hago petición de sus nombres, —expliqué al sentarme—. Me resulta más practico.

La mujer sacudió los ojos de aquí para allá, lo mismo hizo con sus rodillas, que no dejaban de subir y bajar.

Entrelacé los dedos de mis manos. Tuve que suprimir una carcajada para adoptar una postura seria. Debía olvidarme de que la conocía para poder centrarme en mi trabajo. 

—¿Hay algo sobre lo que quieras hablar? —pregunté.

Ella bajó la cabeza y se pellizcó las uñas.

—¿Algo te está molestado u te pone nerviosas de algún modo? —seguí porque no obtuve una respuesta a mi pregunta anterior.

La chica inspiró aire.

—Hum... Elídan.

Traté de no arrugar el entre cejo.

—¿Qué pasa con él?

—Es que... a veces escucho voces, su voz —expresó.

—Escuchas voces, en especial la voz de Elídan. ¿Y Elídan está...? —proseguí con el tratamiento del asunto.

LA DAGA DE PAIN©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora