Capítulo 11. Patronus

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Sabía que la intención de Hermione había sido buena, pero eso no me impidió enfadarme con ella. Había sido propietaria de la mejor escoba del mundo durante unas horas y, por culpa de Hermione, ya no sabía si la volvería a ver. Estaba segura de que no le ocurría nada a la Melius, pero ¿en qué estado se encontraría después de pasar todas las pruebas antihechizos?

Ron y Harry también estaban enfadados con Hermione. En opinión del pelirrojo, desmontar una Saeta de Fuego y una Melius completamente nuevas era un crimen. Hermione, que seguía convencida de que había hecho lo que debía, comenzó a evitar la sala común. Supuse que se había refugiado en la biblioteca y no intenté persuadirla de que saliera de allí. Me alegré de que el resto del colegio regresara un poco después de Año nuevo, y que Theo y Blaise volvieran a Hogwarts.

Flint me buscó la noche anterior al comienzo de las clases.

-Smith, he estado pensando durante las vacaciones. Después del último desmayo, si los dementores acuden al próximo partido... No podemos permitir que te vuelva a pasar eso-dijo Flint, con su típico tono de indiferencia.

-Estoy trabajando en ello. El profesor Lupin me dijo que me daría unas clases para ahuyentar a los dementores. Comenzaremos esta semana. Dijo que después de Navidades estaría menos atareado-dije algo molesta por actitud.

-Ya veo. Bueno en ese caso... Realmente no quería perderte como cazadora-dijo Flint, con un rostro más animado.

*Tengo una idea*

-Me regalaron una Melius-le comenté tranquilamente, como quien habla del tiempo.

-¿Qué? ¿Una Melius de verdad? ¿En serio?-dijo el capitán con los ojos abiertos.

-Pero no te emociones, Flint. Ya no la tengo. Me la confiscaron-dije, en parte, fingiendo tristeza.

Y le expliqué que estaban revisando la Melius en aquellos instantes.

-¿Hechizada? Pero que absurdo, ¿por qué podría estar hechizada?-preguntó Flint.

Dudé unos instantes en decírselo, pero necesitaba contarle aquello para que el plan funcionase.

-Sirius Black. Parece que no sólo vas tras de Harry Potter. También de mí-disfracé un poco la verdad-. Así que McGonagall piensa que me la podría haber enviado.

Desechando la idea de que un famoso asesino estuviera interesado por la vida de su cazadora, Flint se indignó.

-¡Pero es imposible que Black haya comprado una Melius! A ese indeseable lo están buscando por todo el país. ¿Cómo podría entrar en la tienda de Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch y comprar una escoba?-dijo con obviedad.

-Ya lo sé. Pero aun así, McGonagall quiere desmontarla. Y me temo que el profesor Snape está de acuerdo, por alguna razón. La Saeta de Fuego de Harry también la están comprobando-añadí sutilmente.

Flint se puso pálido.

-Iré a hablar con ellos. Los haré entrar en razón. Una Melius en nuestro equipo haría que tengamos más posibilidades de ganar la copa de las que ya tenemos, y si Gryffindor tiene una Saeta de Fuego... El profesor Snape tiene tantos deseos de ganar la copa como nuestro equipo. Lo haré entrar en razón. Y la profesora McGonagall nunca ha sido injusta. Si consigo que se la devuelva a Potter, te la devolverá a ti. Me arriesgaré-me prometió.

*Objetivo conseguido*

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Las clases comenzaron al día siguiente. Lo último que deseaba nadie una mañana de enero era pasar dos horas en una fila en el patio, pero Hagrid había encendido una hoguera de salamandras, para su propio disfrute, y pasamos una clase inusualmente agradable recogiendo leña seca y hojarasca para mantener vivo el fuego, mientras las salamandras, a las que le gustaban las llamas, correteaban de un lado para otro de los troncos incandescentes que se iban desmoronando.

La Chica Muggle //3// (Draco Malfoy y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora