Capítulo 12. Intrusión

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Parecía el fin entre la amistad de Ron y Hermione. Estaban tan enfadados que Harry y yo no veíamos ninguna posibilidad de reconciliarlos.

A Ron le enfurecía que Hermione no se hubiera tomado a ningún momento en serio los esfuerzos de Crookshanks por comerse a Scabbers, que no se hubiera preocupado por vigilarlo, y que todavía insistiera en la inocencia de Crookshanks y en que Ron tenía que buscar a Scabbers debajo de las camas.

Hermione, en tanto, sostenía con encono que Ron no tenía ninguna prueba de que Crookshanks se hubiera comido a Scabbers, que los pelos canela podían encontrase allí desde Navidad y que Ron había cogido ojeriza a su gato desde el momento en que éste se le había echado en la cabeza en la tienda de animales mágicos del callejón Diagon.

En cuanto a mí, no estaba segura de nada. Aquella rata nunca me había dado buenas vibraciones, pero las pruebas parecían decir que Crookshanks se lo había comido. Y cuando Harry y yo intentamos que Hermione comprendiera que todos los indicios señalaban demostrarlo, ella se molestó con nosotros dos también.

-¡Ya sabía yo que os podríais de parte de Ron! Primero la Saeta de Fuego y la Melius, ahora Scabbers, todo es culpa mía, ¿verdad? Lo único que os pido, chicos, es que me dejéis en paz. Tengo mucho por hacer-nos chilló Hermione.

Ron estaba muy afectado por la pérdida de su rata.

-Vamos, Ron. Siempre te quejabas de lo aburrida que era Scabbers. Y además llevaba mucho tiempo descolorida. Se estaba consumiendo. Sin duda ha sido mejor para ella morir rápidamente. Un bocado... y no se dio ni cuenta-dijo Fred, con la intención de animar.

-¡Fred!-exclamó Ginny indignada.

-Lo único que hacía era comer y dormir, Ron. Tú también lo decías-intervino George.

-¡En una ocasión mordió a Goyle! ¿Te acuerdas, Harry?-dijo Ron con tristeza.

-Sí, es verdad-respondió Harry.

-Fue un momento grandioso-comentó Fred, incapaz de contener una sonrisa.

-La cicatriz que tiene Goyle en el dedo quedará como un último tributo a su memoria-dije, con una sonrisa incómoda.

*No se me da precisamente bien animar*

-Venga, Ron. Vete a Hogsmeade y cómprate otra rata. ¿Para qué lamentarse tanto?-cuestionó George.

En un desesperado intento de animar a Ron, Harry lo persuadió de que acudiera al último entrenamiento del equipo de Gryffindor antes del partido contra Ravenclaw, y podría dar una vuelta en la Saeta de Fuego cuando hubieran terminado. Esto le alegró a Ron durante un rato («¡Estupendo! ¿Podré marcar goles montada en ella?»). Así que se encaminaron juntos hacia el campo de quidditch.

Cogí la Melius, con la intención de que Wood me dejara montarla, aunque yo no perteneciera al equipo. El capitán de Gryffindor parecía alegre con la noticia de que una hubiera una Saeta de Fuego en su equipo y no me costó mucho convencerlo.

La señora Hooch, que seguía supervisando los entrenamientos para cuidarnos a Harry y a mí, estaba tan impresionada con las escobas como todos los demás. Las tomó en sus manos antes del comienzo y nos dio su opinión profesional.

-¡Mirad que equilibrio! Si la serie Nimbus tiene un defecto, es esa tendencia a escorar hacia la cola. Cuando tienen ya unos años, desarrollan una resistencia al avance. También han actualizado el palo, que son algo más delgado que el de las Barredoras. Me recuerda al de la vieja Flecha Plateada. Es una pena que dejaran de fabricarlas. Yo aprendí a volar en una y también era una escoba excelente...-siguió hablando de esta manera durante un rato.

La Chica Muggle //3// (Draco Malfoy y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora