Capítulo 2. El reencuentro

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Cuando bajé a la mañana siguiente a desayunar, encontré a mis padres en la mesa de la cocina con un delicioso desayuno. Desde la espectacular tarta de manzana que hacía mi madre especialmente para mí y tostadas integrales con mermelada, hasta riquísimas galletas. No se podía comparar con el banquete de Hogwarts, pero ellos tampoco me habían hecho algo así nunca. Ciertamente mis padres se habían vuelto más atentos y detallistas conmigo desde que les conté algunas cosas que me inquietaban, como el parecido que me encontraba con Tom Ryddle. Claro está que no les dije quién era realmente. No podía explicarles que era el mago tenebroso más poderoso y que quería matarme, así que les expliqué que era un chico mayor que yo, con ideas un poco retorcidas.

Me senté enfrente de ellos mientras les agradecía y me felicitaban. Cogí una tostada y miré a la televisión, que informaba sobre un recluso fugado.

—Tenemos que advertir a los telespectadores de que Black va armado y es muy peligroso. Se ha puesto a disposición del público un teléfono con línea directa para cualquiera que lo vea pueda denunciarlo—decía el presentador.

—No nos hace falta que nos digan que no es una buena persona. No tiene precisamente muy buen aspecto—dijo mi padre, cogiendo la taza de café y bebiendo—En el trabajo no hablaban de otra cosa, al parecer es un despiadado asesino que mató trece personas en mitad de una calle.

Una foto de un hombre cuya cara estaba demarcada aparecía circundada por una revuelta cabellera que le llegaba hasta los codos. Volvió a aparecer el presentador.

—El ministro de Agricultura y Pesca anunciará hoy...—cambió de tema el hombre de la pantalla.

—Un momento, no han dicho de dónde se ha escapado—dije mirando a mi padre. Él trabajaba en la televisión.

—Eso también me pareció extraño, en el trabajo no he oído que alguien sepa de dónde se ha escapado—contestó él, pensativo.

—Seguro que es información confidencial o algo parecido. Aunque deberían haberlo dicho, podría ser cerca de aquí o tal vez no—añadió mi madre—. Cambiando de tema, no te hemos comprado ningún regalo este año Hayley, pensamos darte dinero para que puedas comprarte lo que tú quieras. Al no saber si prefieres algo más o menos... mágico, hemos pensado esto.

—Oh, me parece perfecto. Creo que debería comprarme otra túnica, a parte de los materiales para este curso, los libros, recompensas para Hera... También necesitaré más pergamino, tinta, una pluma de repuesto. Creo que también me vendría bien un kit para cuidar escobas, Cedric me lo comentó en alguna ocasión...—dije enumerando todo, mis padres me miraban sin entender ni jota—. Podrían venir a acompañarme, creía que los no magos no podían ir al Callejón Diagon pero el año pasado Hermione llevó a sus padres que son como vosotros y...

—¿Callejón Diagon?—preguntó mi madre.

—Sí, es una calle gigantesca repleta de tiendas para los magos y brujas que tienen que hacer sus compras en Londres. He quedado con mis amigos para ir allí a finales de agosto—respondí animada.

Mis padres no me habían llevado nuca allí, ya que el primer año fue Hagrid y el segundo fui con los Weasley.

—Claro que te acompañaremos—dijo mi padre, emocionado.

Mi padre, a diferencia de mi madre, era mucho más entusiasta por saber sobre el mundo mágico. Le explicaba todo lo que podía, sin mencionar que ya había estado en peligro de muerte dos veces y algunas cosas más.

—Genial—contesté sirviéndome una porción de tarta de manzanas verdes.

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La Chica Muggle //3// (Draco Malfoy y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora