La Chica Muggle //3// (Draco Malfoy y Tú)

Capítulo 8. Nuevamente, dementores

Unos diez minutos después, todos los estudiantes de Hufflepuff, Ravenclaw, Slytherin y Gryffindor estábamos reunidos en el Gran Comedor.

-Los demás profesores y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo. Me temo que, por vuestra propia seguridad, tendréis que pasar la noche aquí. Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del Gran Comedor y dejo de encargados a los dos Premios Anuales. Comunicarme cualquier novedad. Avisadme por medio de un fantasma-explicó el director Dumbledore, y McGonagall y Flitwick cerraban todas las puertas del Gran Comedor.

Percy sacaba pecho, sintiéndose orgulloso. El profesor Dumbledore se detuvo antes de salir del Gran Comedor.

-Bueno, necesitaréis...-añadió y con un movimiento de varita, envió volando las largas mesas hacia las paredes del Gran Comedor.

Con otro movimiento de varita, el suelo quedó cubierto con cientos de mullidos sacos de dormir rojos.

-Felices sueños-dijo el profesor Dumbledore, cerrando la puerta.

El Gran Comedor empezó a bullir de excitación. Los de Gryffindor contaban al resto del colegio lo que acababa de suceder.

-¡Todos a los sacos! ¡Ahora mismo, se acabó la charla! ¡Apagaré las luces dentro de diez minutos!-gritó Percy.

-Voy a hablar con Harry, Ron y Hermione-les dije a Blaise y Theo, cogiendo uno de los muchos sacos rojos.

Caminé hacia un rincón y pude ver a Cedric calmando a los alumnos de primero de Hufflepuff. Sonreí internamente.

-¿Creéis que Black sigue en el castillo?-preguntó Hermione a los chicos.

-Evidentemente, Dumbledore piensa que es posible-dije captando la atención de ellos.

-Hola, Lee-dijo Ron, echándose a un lado para dejarme hueco.

-Gracias Ron-dije metiéndome vestida en mi saco de dormir y apoyando el codo para poder hablar.

-Es una suerte que Black haya elegido esta noche, ¿os dais cuenta? La única noche que no estábamos en la torre...-dijo Hermione.

-Supongo que con la huida no sabrá en que día vive. No se ha dado cuenta de que es Halloween. De lo contrario habría entrado aquí a saco-dijo Ron.

Me estremecí.

A nuestro alrededor todos se hacían la misma pregunta.

-¿Cómo ha podido entrar?

-A lo mejor sabe cómo aparecerse. Cómo salir de la nada-dijo un alumno de Ravenclaw que estaba cerca de nosotros.

-A lo mejor se ha disfrazado-dijo uno de Hufflepuff, de quinto curso.

-Podría haber entrado volando-sugirió Dean Thomas.

-Hay que ver, ¿es que soy la única persona que ha leído Historia de Hogwarts?-preguntó a Harry, a Ron y a mí, perdiendo la paciencia.

-A mí no me hace falta, me lo has contado todo tú. ¿Por qué lo preguntas?-dije.

-Porque el castillo no sólo está protegido por muros, sino también por todo tipo de encantamientos para evitar que nadie entre furtivamente. No es tan fácil desaparecerse aquí. Y quisiera ver el disfraz capaz de engañar a los dementores. Vigilan cada una de las entradas a los terrenos del colegio. Si hubiera entrado volando, también lo habrían visto. Filch conoce todos los pasadizos secretos y estarán vigilados-explicó Hermione.

-¡Voy a apagar las luces ya! Quiero que todo el mundo esté metido en el saco y callado-gritó Percy.

Todas las velas se apagaron a la vez. La única luz venía de los fantasmas de color plata, que se movían por todas partes, hablando con gravedad con los prefectos, y del techo encantado, tan cuajado de estrellas como el mismo cielo exterior. Entre aquello y el cuchicheo ininterrumpido se mis compañeros. Me sentí como durmiendo a la intemperie, arrullada por la brisa.