CAPITULO 44

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~~¿SALVADO? ~~

Mira tras la ventana la nieve caer. Era escasa, tanto que podía contar los copos de nieve que caían más cerca. O eso podía asegurar.

El tenía que haber muerto, dejar ese mundo. Pero alguien lo había sujetado.
Maldito sea Katsuki.

Un dolor interno se apoderaba de él, las ganas de llorar estaban ahí más ya no había lágrimas que dar.
Mientras que la pelirosa, sujetaba su mano intentando curar sus heridas.
Izuku era ajeno a todo al su alrededor, aun de los gritos y reclamos de su madre daba en la habitación siguiente, en la oficina del director.

—¡¿Cómo QUIERE QUE ME RELAJE?! — grito la peliverde mientras sin darse cuenta su quirk se activaba, lanzando una lapicera a la cara del director de la escuela de su hijo. Que contra apenas pudo esquivarla.

—Señora Midoriya por favor — un pelinegro intento acercarse. Pero se arrepintió al momento al ver sus ojos llenos de ira.
Para ser una mujer tan pequeña y tierna, parecía que en cualquier momento le saldrían cuernos, una cola y se abrirían las puertas del inframundo bajo sus pies, arrastrando a todos ahí presentes al fuego eterno.

—¡CALLESE USTED POR QUE TODO ES SU JODIDA CULPA! — su voz salió sin pensarlo. Todos presentes se quedaron helados. —¡SU BASTARDO CASI MATA A MI BEBÉ! — su furia en cada palabra los ahogaba.

Una rubia ceniza se acercó a ella, intentando calmarla —Inko, cálmate por favor — tocó su hombro, pero inmediatamente con un manotazo fue retirada. Inko la miraba no con el desprecio como miraba a los demás, si no con un sentimiento que quebraba a la rubia.

—Tu no me toques. No puedo creer que yo, estando tan ciega pude creerte mi amiga o peor aun. Que tu hijo era amigo del mío — sus ojos pasaron al mencionado, que veía el suelo, en total silencio — yo que ingenuamente pensé que Katsuki podía proteger a mi niño, que era su amigo, que era quien lo cuidaba y no me di cuenta que era el que más daño le hacía de toda esta estúpida escuela. Me arrepiento, totalmente de habértelo confiando Katsuki.

El ojirubi siguió mirando el suelo, las palabras callaron en su corazón. Pues sabía bien que todo era verdad. Que lo que había pasado era su culpa. Que él pudo detenerlo y no lo hizo. Que fue parte de todo eso. Y todo a su voluntad.

Mitsuki miraba con ojos llorosos la furia de su amiga, entendía, pero le dolía.
Inko no paraba de reclamar y nadie podía darle respuesta.

Sumi seguí atendiendo las quemaduras y moretones del pecoso. Escuchaba todo y le dolía el solo pensar lo que tuvo que aguantar Izuku todos esos años y que hoy, al fin se había roto. Igual que su hermano.

—Izuku… — llama cariñosamente. No hay respuesta. Toma con delicadeza el mentón del chico y hace que la vea. Se quiere hecha a llorar al verlo.

Los moretones en su cara eran lo que menos le dolía. Sus ojos sin vida le habían estrujado su corazón. Se permitió abrazar al chico, que como muerto no se movía. Paso su mano por su rostro, su quirk hacia efecto en el. Pronto los golpes fueron casi en su totalidad borrados. Dejando solo pequeñas manchas moradas.

Sigue con su trabajo, mientras escucha el alboroto al otro lado.

Dabi veía a todos desde la entrada de la oficina. Se contenía lo mejor que podía para no quemar todos ahí. Se mordía el interior se su mejilla buscando calmar su ira.

Aquel dia... [Dabideku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora