Décimasegunda casa

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*Finalmente, solo faltaba una casa más para poder terminar toda la travesía por el santuario y poder por fin conocer al patriarca del que tanto hablaban en el camino, sólo una casa más y terminaran, aunque no estaban seguros porque en el camino donde el rubio le platicaba de algunas cosas sobre de un jardín de rosas envenenadas que a pesar de su hermosura no era para confiarse.*

Dohko: mmm... Bueno, si dices que esas rosas son peligrosas es mejor tratar de pasar lejos de ahí, para evitar que ese olor nos quede a nosotros.

*Asintiendo con la cabeza los dos siguieron avanzando por el camino con un atardecer adornando los aposentos de aquella estatua que les estaba mirando atenta a cada movimiento, el camino poco a poco se iba adornando con pétalos rojos que iban cayendo frente a ellos con la suavidad en el viento hasta reposar lentamente en el suelo casi rozando sus pies obligándolos a detenerse.*

Dohko: creo que no mentías al respecto de que podemos encontrar un camino de flores.

Shion: cúbrete la boca y olvidate de aspirar lejos de ahí, el veneno puede llegarte a los pulmones.

Dohko: ¡tu no te estas cubriendo la boca!

Shion: ¡estoy acostumbrado al veneno!

*Bufó de regreso el castaño pero haciéndole caso se cubrió lo más que podía la boca y la nariz en lo que le permitían sus manos y brazos mientras que el rubio solo tomó una bocanada de aire puro para ir avanzando en medio de ese hermoso jardín de flores rojas que brotaban en prácticamente toda la entrada, cubriendo la puerta de entrada que poco a poco se iban acercando, al mismo tiempo que escuchaban la voz de alguien que tarareaba a lo no muy lejos de ellos, por ende, apresuraron el paso.*

"¡Alto ahí!"

*Pero se escuchó esa misma tenue voz, ligera y suave pero algo grave para ser el de una fémina, sino todo lo contrario, un bello niño de cabellos celestes lizados, miraba celeste, tez pálida y de menor estatura estaba posándose a una distancia de ellos, en uno de los pilares adornados de rosas en su alrededor, de no ser que por su voz era muy distigible al masculino ya el castaño habría pensado que era una linda niña.*

Albafica: Shion ¿que te dije que no pases así como si nada por aquí?

Shion: como si te hiciera caso.

Albafica: ¡¿que dijis-..?! Aagh! ¿Ahora en qué lío te has metido si se puede saber?

Shion: Es algo personal, y antes de que caiga la noche necesitamos decirle al patriarca lo que ha sucedido en realidad.

*El niño albino mostraba su cara de desgusto en el modo de contestarle, pero al fin de cuentas no era algo que le convenga, pero si le llamó un poco la atención el castaño que estaba con su boca y nariz tapada mirándoles sin decir algo, a lo que elevó una ceja.*

Albafica: ¿viene contigo?

Shion: si. Es nuevo aquí, y por eso me acompaña.

Albafica: .....

Shion: por favor albafica.

Albafica: tsk, bien, les dejaré pasar. Pero no puedo asegurar que el jardín de rosas de mi maestro diga lo mismo.

Shion: entendido, gracias.

Albafica: no te rompas las piernas aun.

*Y así como si nada los fue dejando solos, el rubio jalaba al castaño de su brazo por aquel jardín lleno de rosas rojas las cuales desprendían sus pétalos y un aroma sumamente especial para quienes no puedan llegar a ese punto, no obstante, al mismo tiempo es peligroso gracias a que sus esporas y pólem es venenoso desde nacimiento, el castaño no estaba más que tapado hasta más no poder en todo el camino, contemplando la belleza de ese jardín tan mortífero pues grande fue la sorpresa de que en uno de los costados estaba un esqueleto de lo que fue alguien tratando de alcanzar un vaso de agua, la razón de que no pudo era que el cuerpo restante no pudo salir de la enredadera de rosas incrustadas en su cuerpo a lo que deducía en que para nada del mundo debía de tocar esas flores si quería salir realmente vivo de esa, aunque su compañero no mostrase mucho dolor respecto al veneno.*

*A medida que iban avanzando aceleradamente cada uno trataba de mirar a todos lados posibles de aquel jardín que más bien parecía un laberinto, el viento no ayudaba en apaciguar la caída de los pétalos de esas rosas alrededor de ellos, un ligero roce no se sabría qué sucedería después y el castaño quería ahorrarse el tener que ir a ser auxiliado, si es que hay médicos en ese extraño lugar, al menos podría intentar mantenerse con vida huyendo de ese veneno que tener que ser medicado tradicionalmente por algún extraño, además así ahorraría las molestias en la visita a la casa patriarcal como primera impresión una vez que salieron de ese mortífero jardín de rosas.*

Shion: ya peudes respirar Dohko.

*El mencionado sacó su bocanada de golpe vaciando sus pulmones una y otra vez.*

Dohko: ¡al fin! Creí que moriría!!

Shion: exageras.

Dohko: ¡¿Ah si?! Enseñame como respiras veneno sin morir! 7-7

*El rubio se acortó de hombros continuando a paso lento.*

Shion: acostumbrándote. Si sobrevives al veneno anterior, desarrollas anticuerpos venenosos.

Dohko: jooo eso sería muy difícil...

Shion: pero necesario, ahora andando que casi llega la tarde-noche.

Dohko: ¡espérame!

*Acelerando el paso, los dos estaban a nada de poder llegar a la casa patriarcal con el propósito de finalmente aclarar las cosas de las cuales ya probablemente se estará formulando el señor.*

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