¿Familia?

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*Los días pasaban de una manera diferente al resto, era como si el tiempo transcurriera de una forma diferente a lo norma si se pudiera decir de esa forma ya que cualquiera viviendo de eso lo consideraría algo sumamente normal el ver como tu maestro iba de misión y se perdía por variados días hasta que regresa con heridas fuertes en su cuerpo, sinceramente en un principio costaba creer que eso sería normal hasta que sabiendo el propósito era claro por lo que no debería de ser la gran cosa el tener que preocuparse mucho para ello, así que en uno de esos días donde no tenía mucho que hacer fue bajando hasta la primera casa buscando al rubio en todas las partes de alrededor.*

Dohko: ¿Shion? ¿Shion dónde estas?

Shion: estoy aquí.

*Despacio se fue acercando para asomarse y ver como el mencionado estaba nuevamente con sus antebrazos vendados en lo que reparaba una de las armaduras que tenía frente suyo, estaba brillante y como nueva, cosa que al castaño le hizo suspirar un poco leve.*

Dohko: ¿usaste mucha para repararla?

Shion: solo el polvo estelar, del resto no fue grave.

Dohko: oh bien.

*Y cuando se puso lado del rubio, éste le dio la mirada.*

Shion: ¿para qué me buscas?

*El castaño se sentó al mismo lado de piernas cruzadas.*

Dohko: anda! Sabes que si quiero hacer esto es para que salgas un poco del contexto en el que estas, trata de divertirte un poco.

*Sonriendole ampliadamente puso una mano sobre el hombro ajeno haciendo que le mirase.*

Dohko: venía a saludarte, y a preguntarte si querías salir a pasear un poco por el rodorio.

Shion: ¿para...?

Dohko: no lo sé, a ver que tanto tienen allá.

*El rubio lo estuvo pensando en un buen momento sin dar mucha palabra provocando que el castaño se ponga algo impaciente.*

Dohko: anda! No tengo todo el día para que el maestro venga y termine nuevamente por enseñarme movimientos dolorosos...

Shion: esta bien, vayamos.

Dohko: ¡gracias!

*Lo más pronto que se podía los dos comenzaron a ir saliendo poco a poco del sitio de camino hacia el pequeño pueblo que aprovechando de las circunstancias en las que vivían los aldeanos cercanos al santuario para obtener algo de valor o de necesidad, de lo que podría ocurrir primero, y para los caballeros dorados no era la gran cosa por más que pudiese ser necesaria para otros como dice su palabra que en lo que hace sus acciones para realizar.*

Dohko: aprovechando de eso ¿quieres llevar algo como recuerdo?

Shion: puede que si.

*Entre los dos andaban de un lado a otro pero al mismo a la par de la caminata, así como si fuese una pareja de dos chicos jóvenes apenas pudiendo reconocer lo que era la vida apenas iniciando por esos senderos llenos de aldeanos.*

Dohko: veamos... Quizás un poco de mantas sean ideales para el frío de las casas ¿no?

Shion: si tu lo dices.

Dohko: ¿y tu que quieres para ti?

Shion: quizás unas toallas para el baño, la otra que tenía esta medio rota.

Dohko: no me digas... ¿La rompiste?

Shion: ¿y como iba a saber que a alba le desagradaría la idea de compartir el agua?

*El castaño solo podía estar riendo a carcajadas por las palabras de parte del rubio dejándole que sus mejillas fueran infladas de manera leve.*

Dohko: oh cielos! Jajajaja eso te pasa por atrevido.

Shion: ajá, y tu eres un santo igual...

Dohko: hey! Al menos a mi no me dieron un golpe en la cabeza por contestarle fríamente a Degel.

Shion: no, pero si te dieron con el látigo.

Dohko: uuh ni me recuerdes eso...

*Un escalofrío recorrió la espalda del castaño provocándole una risita al rubio que durante el camino los dos podían estar perdiéndose poco a poco en medio de las personas que rondaban por ahí mirándoles con una curiosa mirada lejos de lo que podría ser la confusión de que el rubio podría ser una chica por sus aspectos físicos y que probablemente el castaño sea su novio, algunos de los huérfanos niños acordaban que eran hermanos gracias a los comportamientos que estos tenían pero tampoco podían asegurar.*

*Lo que si estaba en claro fue que los dos estaban de apoco siendo inseparables a medida que se les veían por los alrededores de aquel pueblo tan pequeño y a su vez tan grande, memorando los con pequeñas personas que los reconocían según fueron visitándolos para comprarles algo y así tener que darles una bienvenida especial para ese par únicamente especial, pero fuera del santuario era donde se aplicaba la realidad que era mas que obvia para el ojo de todos.*

¿porque estas a mi lado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora