Un Momento

1.1K 124 23
                                    

Al principio no le había parecido buena idea.

El hermano del Arenas había hecho que sus compañeros encendieran una hoguera, prepararan estofado, sacaran instrumentos y sirvieran vino. Todos los elementos necesarios para una fiesta según el propio Jaihm. Morthab se había puesto en tensión y había estado dispuesto a hacer notar la evidencia: demasiado ruido atraeria atenciones indeseadas. Sin embargo, antes de llegar a pronunciar una sola palabra sintió como un hechizo con su propio elemento envolvía la zona. Tuvo que estudiarlo unos instantes para entender que se trataba de una barrera que aislaba cualquier ruido que se produjera en el interior. Tenía curiosidad por saber quien había creado esa pequeña maravilla pero antes de darse cuenta tenía un bol de estofado en una mano y una copa repleta de vino en la otra. Tuvo que admitir que como anfitrión Jeihm era mucho más agradable que como captor. Repitió el plato dos veces y en cada ocasión en la que su bebida amenazaba con terminarse alguien aparecia de la nada para llenarsela. Probablemente ese había sido el problema. Cuando causo el segundo remolino alrededor de la hoguera tratando de ver quien estaba bailando se dio cuenta de que debía dejar de usar sus poderes estando levemente achispado como sospechaba que estaba. Se quedó inmerso en la oscuridad, sabiendo lo que ocurria a su alrededor gracias a las voces que se mezclaban con la música. De ese modo la fiesta era mucho más aburrida de lo que había esperado, así que decidio levantarse para ir a descansar. Fue entonces cuando se dio cuenta que estaba algo más que achispado. Incluso en la negrura absoluta en la que quedaba encarcelado sin usar sus poderes todo empezó a dar vueltas. ¿Cuántas veces le habían rellenado la copa sin que le diera importancia? Tropezó con sus propios pies y estuvo a punto de caer de bruces al suelo pero, por suerte, unas manos pequeñas se apoyarón en su pecho y lo ayudarón a recuperar la estabilidad.

—¿te encuentras bien?— la voz de Salena sonaba preocupada y Morthab casi podía imaginarse su entrecejo fruncido.

—Estoy algo cansado y he dejado de usar magia. —No era una mentira y se negaba a admitir delante de la chica que había bebido demasiado.

—Entonces te acompaño. Nos han preparado mantas a todos para dormir. —Las manos de la chica desaparecierón un instante para luego reaparecer alrededor de las de él. —Vamos.
En otra ocasión el albino probablemente se habría quejado asegurando que no necesitaba ayuda, pero a ciegas y mareado incluso él tuvo que aceptar que le guiara.
En unos pocos segundos la música quedo tras ellos y solo su eco impedia que el silencio se adueñara de la atmósfera.

—¿Dónde iras cuando hayamos cruzado las montañas? —Salena seguía sujetando sus manos para guiarle mientras caminaban lentamente.

—Tengo una melliza, quiero saber si sigue viva. Buscarla. No debería ser muy difícil, es como yo. Supongo que fue a refugiarse en algún sitio donde los magos somos bienvenidos. Puede que más al nor...—El suelo de tierra fue sustituido de repente por varias capas de tela amontonada que se le enredarón en los pies. Si mantener el equilibrio hasta ese momento había sido complicado se volvió imposible. Se sitió caer y supó que había arrastrado a Salena cuando aterrizó sobre ella.

—No había visto eso. —Dijo el albino a modo de disculpa. Solo la leve risa de Salena le hizo comprender como sonaba de labios de un ciego.

—Lo suponía. —debían de estar realmente cerca, sentia como su pecho bajaba y subia con cada respiración bajo él.— ¿Qué ves exactamemte, Morthab?

Durante un instante dudó sobre como responder aquella pregunta pero, finalmente, lo hizo con suavidad.

—Sin usar la magia no veo nada. Usandola... Depende de cómo lo haga exactamente, pero normalmente son formas poco definidas en blanco y negro. Puedo concetrarme para ver más detalles pero es más cansado. —se removió hasta quedar sentado y sintió que salena hacia lo mismo.

White and BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora