XI

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2009.

Un suspiro molesto salió de los labios de Harry al ver un poco de ceniza de cigarro por la alfombra, miró al chico de ojos azules que se encontraba haciendo unos dibujos de lo que parecía piezas de un motor de una nueva moto.

-Lou te he dicho mil veces que no fumes en la cabaña—le dijo limpiando con puro fracaso los restos de ceniza—o al menos utiliza un cenicero pedazo de guarro-

Louis rodó los ojos y le miró.

-Lo siento, pero no sé que mierda me pasan con los ceniceros—soltó alzando sus brazos al aire—desaparecen-

Y este momento Harry relajó su ceño y fue inevitable que una sonrisa divertida surcara por su rostro, sin duda su mejor amigo era un caso perdido.

-Como sea, ¿has traído lo que te dije?-

Le preguntó mientras sacaba de su mochila la cámara que le regaló hace dos años, ésta seguía en perfecto estado y el rizado la cuidaba como si de su bebé se tratase.

El ojiazul despegó la mirada de su cuaderno y asintió también levantándose de su mítico puff rojo, cogió el prisma triangular del bolsillo de su chaqueta y se lo entregó a Harry.

Quien sonreía como un niño pequeño.

-Sigo sin entender para que sirve esa pirámide de cristal-

Dijo ladeando la cabeza mientras observaba como su amigo de ojos verdes ponía aquel objeto enfrente del objetivo de su cámara y lograba sacar unas cuantas fotografías.

-Crea un efecto espejo Lou—explicó mientras conseguía que la luz que se colaba por la cabaña diese exactamente en una de las caras, proyectando un hermoso arcoíris—es increíble...-

Murmuró fascinado sacando fotos al paisaje de árboles y plantas que proyectaba desde el interior.

Louis sonrió de lado al ver su pequeño príncipe de ojos verdes tan ilusionado y feliz con algo tan simple como aquello, fue tal su embobamiento por él que no se dio cuenta en el momento en que el objetivo le enfocó a él.

Y Harry le sacó una foto.

-Te he dicho que no me gusta que me hagas fotos—dijo el mayor un tanto incómodo en su lugar, se rascó los brazos desnudos nervioso—no soy fotogénico-

-Oh cállate idiota-

Le dijo Harry continuando moviendo el prisma, Louis rodó los ojos pero una sonrisa se le escapó al saber que sus insultos habían conseguido que se le pegasen al rizado.

Harry se acercó aún más a él quedando perdido en el azul de sus ojos, más claros que nunca por el reflejo de la luz y la camsiseta blanca que llevaba puesta. Sus rojos labios sobresaltaban en la fotografía y un pequeño tatuaje recién hecho en su clavícula lo acompañaba.

Harry no podía estar más enamorado de su mejor amigo.

-Van Gogh-

Louis frunció el ceño al escuchar aquello.

-¿Qué me has llamado?-

Harry río ligeramente ante la brusquedad del mayor, como si se le hubiese insultado de alguna forma. El rizado apartó la cámara de su rostro y le miró divertido mientras el ojiazul se acomodaba su flequillo.

-Tus ojos son como la noche estrellada de Van Gogh—le explico con un poco de vergüenza—deja de mirarme así es un halago idiota-

Louis mordió su labio inferior de forma coqueta y negó divertido mientras volvía a dejarse caer en el puff.

Harry le miró por unos segundos hasta que suspiró.

Volvió a juguetear con su nuevo instrumento mientras su mejor amigo seguía estudiando y analizando las piezas del motor, se sentó como un indio en la alfombra de su cabaña y sacó un par de fotos más a una de las paredes decoradas que habían adornado ellos con el paso de los años.

Fotografías de ambos, pegatinas, pulseras rotas de conciertos, envoltorios de tíquets viejos pero con recuerdos, algún que otro dibujo tanto de Harry como de Louis, chapas sin sentido, y como no, una Ducati Monster 1200, la moto de los sueños de Louis.

El rizado en cuando supo que era su favorita pensó en ahorrar y comprársela, pero al saber el precio se dio cuenta que ni un veinte años podría permitírsela.

-Hazz-

Llamó el mayor.

-¿Hmm?-

Contestó Harry mientras intentaba posicionar el prisma de tal forma que el surtido de colores reflejase justo en una fotografía de ambos, en la que se reían como idiotas en el cumpleaños número 16 de Louis y tenían tarta por todo el rostro.

Louis mordió su labio un tanto nervioso ante lo que iba a decir.

-Tengo una cita-

La sonrisa del rizado se borró.

Apartó la cámara de su ojos y tragó saliva con dureza, su mente consiguió diseñar una triste y falsa sonrisa en sus labios y dirigió su mirada hacia su mejor amigo.

-¿Enserio? ¿Con quién?-

Dijo intentando sonar feliz y emocionado por la idea, aunque estuviese rompiéndose por dentro de forma lenta y dolorosa.

Harry mordió el interior de su mejilla pero evitar que se notase lo falsa que estaba siendo su actuación.

Louis alzó ambas cejas un poco confuso al no esperarse que tomase tan bien la noticia.

-Uhm con Eleanor, ya sabes, la morena que va conmigo a Historia—explicó el ojiazul con una sonrisa ladeada y sin saberlo suspiró—¿está...está bien eso?-

Harry pestañeó varias veces sintiendo el ácido líquido de las lágrimas en sus ojos y su pecho oprimirse de tal forma que no pudiese respirar.

Pero aún así se las ideó para volver a sonreír.

-Claro que sí, ¿porqué no lo estaría?—y soltó una pequeña risa algo dolorosa—somos amigos.-

Louis selló sus labios formando una línea fina y asintiendo dándole la razón.

Quizás Louis se esperaba un, "me molesta que salgas con ella porque estoy enamorado de ti al igual que tú de mi", pero era claro que eso nunca iba a suceder.

Nunca iba a suceder porque Harry no estaba enamorado de él.

Pero Louis desde la primera vez que sintió su piel junto a la suya calló por completo en los preciosos ojos de su mejor amigo, calló de la forma tan dolorosa y hermosa posible.

Enamorándose como un maldito idiota.

Y ahora tenía que olvidar ese sentimiento al no ser correspondido, y lo iba a hacer. Sí. Saliendo con otras chicas o incluso chicos para que fuese menos doloroso.

En cambio Harry.

Harry solamente quería irse y llorar.

Llorar como un estúpido.

Porque el chico del que estaba enamorado desde siempre estaba con alguien más.

Porque follar con alguien por primera vez y esperar que cambiase algo entre ambos había sido una simple ilusión del rizado.

Mientras que Harry se enamoraba más.

Louis lo hacía, pero de otra persona, pensó Harry.

Y no hay peor forma de que le rompiesen el corazón.

J U S T  T O O  Y O U N GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora