CAPITULO DIECISEIS

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El solar hervía de actividad cuando llego Timothée. Habían empezado las excavaciones porque querían iniciar el proyecto en serio antes de fin de año, pues ya llevaban tres meses de retraso. Y tenía que agradecer que el proyecto le consumiera tanto tiempo, porque evitaba que pensara demasiado en Jane.

Se apoyó en la puerta del coche y miró la grúa que colgaba sobre el solar. Hacía más de un mes que ella se había ido y aún no había conseguido aceptar lo ocurrido, pero sabía que no lo quería y que no podía hacer nada para cambiar eso. La atracción de lo inalcanzable era para ella más fuerte que la posibilidad de un futuro con un hombre que tenía al lado.

—Pensé que te encontraría aquí.

Timothée se volvió hacia su padre, que se acercaba con un casco en la mano. Se lo tendió a su hijo.

—La seguridad ante todo— bromeó.

—Te dije que vendría yo, que no hacía falta que vinieras tú.

—Quería hablarte fuera del despacho.

—¿Qué pasa ahora? Porque te advierto que no estoy de humor para otra pelea.

—Pues me parece que vas a necesitar tapones además del casco, porque no te va a gustar lo que te voy a decir— Marc Chalamet hizo una pausa— No creo que sea buena idea que te cases con esa chica. Su padre es amable, pero no podría pasar otra festividad con su madre. Y esto de la Navidad... si se casan, su madre no puede decidir dónde tiene que pasarla. Jane y tú no estuvieron juntos en Nochebuena.

Timothée soltó una risita.

—No tienes de que preocuparte, papá. Jane me dejó el día después de Acción de Gracias y no he vuelto a verla.

—¿Te dejó hace más de un mes y no has dicho nada?

—Sí. Supongo que no quería oír el sermón de siempre sobre que arruino mi vida.

Marc frunció el ceño.

—Lo siento. Pero puede que sea para bien. Dicen que una mujer acaba pareciéndose a su madre —se estremeció— Y dentro de veinte años, Jane sería igual que la suya.

Timothée lo miró con rabia.

—¿Por qué hablas así de ella si no la conoces? Es buena y sensible. Y es lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Puede que lo creas así, pero...

—Me da igual lo que tú pienses, así que déjame en paz.

Marc movió la cabeza.

—Estaba equivocado. No debo presionarte en un tema tan importante como el matrimonio. Esta mañana he hablado con Thomas y le he dicho que te nombraré presidente ejecutivo en abril. Lo ha entendido y me ha asegurado que cuentas con todo su apoyo.

Timothée miró a su padre con la boca abierta.

—Así sin mas? ¿Sin ataduras ni exigencias?

—Así sin mas. Mañana empezaremos a planear la transición. El proyecto de Denver es tuyo.

Timothée levanto la mano.

—Espera, no sé si quiero el puesto.

—¿Qué?

—He estado pensando en montar algo por mi cuenta.

—¿Y por qué? Yo te doy todo lo que he pasado mi vida construyendo— le dió una palmada en el hombro— Acéptalo antes de que cambie de idea y luego sigue adelante con tu vida. El pasado es el pasado.

Timothée pensó que su padre tenía razón. No podía pasarse la vida lamentando lo que no podía tener. Era preciso seguir adelante.





Legalmente suya (Timothée Chalamet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora