— ¿Le dijiste a tu madre que mi padre aceptó ir a cenar hoy a las siete cariño? —preguntó Joaquín, acariciando los rizos de su novio, mientras este lo abrazaba por la cintura, estando sentados.
— Por supuesto que sí, también les dije que ambos eran vegetarianos, así que todo está bien —dijo Emilio con una pequeña sonrisa.
— Tengo curiosidad de algo, cuando me rechazaste por ser un hombre, dijiste que solo una persona te había gustado y ella era sexy, ¿hablaste de Corni? —intrigó el castaño.
— Por favor cariño no hablemos de eso —pidió el rizado, recibiendo una mamá mirada de su pareja— Está bien, en realidad si me gusto y es muy linda, pero también es caprichosa por lo que terminó con todo encanto que tuviera —comentó.
Joaquín solo asintió antes de inclinarse para unir sus labios, dejando varios besos cortos.
— Ahora tú dime ¿cuántos novios has tenido? —dijo Emilio al separarse.
— Contigo son tres, el primero lo tuve a los quince era un niño muy lindo se podría decir que nuestra relación fue para descubrirnos mutuamente, solo duramos unos meses, pero le tengo un gran cariño. El segundo fue en un campamento de verano, duramos solo dos meses, él fue quien me enseñó que merezco un amor incondicional y el que no me oculten. Ambos me enseñaron cosas diferentes y por eso siempre les tendré un gran cariño —dijo el castaño, ocultando una pequeña parte de su historia.
— No pensé que fueras tan fan de las relaciones —admitió el rizado.
— Yo tampoco, simplemente las cosas se dan, el final sea bueno o malo, siempre te deja una enseñanza, aunque no debe ser oficialmente tu pareja para aprender —susurró Joaquín abrazando a su pareja.
— Tienes razón —musitó Emilio, algo confundido.
[...]
Horas después el día escolar terminó, Emilio no había tenido la última hora, por lo que espero a su novio en el auto de esté, ya que el día de hoy no tenía práctica.
El rizado debió salir de sus pensamientos, cuando sintió como lo abrazaban por la cintura, volteo para abajo viendo a Joaquín recargado en su pecho, por lo que le correspondiendo el abrazo de inmediato.
— ¿Qué haces sentado en mi auto? Te estaba esperando allá adentro —reprochó el castaño aún en el pecho de su novio.
— Salí temprano y decidí esperarte aquí, por lo que decidí comprarte esto cariño —extendió una paleta de hielo, causando una gran sonrisa en el castaño.
— Gracias —susurró Joaquín antes de abrir su paleta disfrutando del sabor.
— ¿Quieres ir a algún lado? ¿O solo vamos a casa? —preguntó el rizado, sonriendo al ver la felicidad del menor.
— No puedo quedarme demasiado tiempo tengo que regresar a casa a escribir un ensayo antes de ir a la cena, pero puedo llevarte a casa y quizá besarnos un rato —dijo el castaño.
Ambos jóvenes subieron de nuevo al auto, dándose una gran sonrisa. Joaquín encendió el auto y comenzó el trayecto a la casa de su novio.
Durante el camino se la pasaron escuchando un poco de música, la cual evitaba que hubiera un total silencio, a veces se voltean a ver por solo un momento para sonreírse.
— Anda vamos a entrar —comentó Emilio a llegar a su casa.
— ¿Y tus padres? —preguntó el castaño.
— Llegan en al menos media hora o más si pasaron a comprar lo de la cena —dijo el rizado, encaminando a su novio directo a su habitación.
Joaquín soltó una risa, cuando su novio lo aventó directo a la cama, colocándose encima de él, rápidamente.
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Touchdown
FanfictionUna lesión obligó a Emilio a dejar lo que más disfruta hacer y lo que le dará el poder de ir a la universidad, el fútbol americano. Aunque gracias a eso pudo interesarse en alguien muy diferente a lo que está acostumbrado; dándole la oportunidad de...