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Emilio es el quarterback o mariscal de campo del equipo de la escuela, desde que entró ha demostrado su gran habilidad para el deporte, lo cual se comprueba con los tres campeonatos que tiene la escuela desde su llegada.

No todo sale como uno espera, justo ahora se encuentra llorando desconsolado, en los brazos de su madre, quien intenta reconfortarlo un poco.

— Cariño, todo estará bien veremos que es lo que haremos —murmuró Diana, intentando calmar a su hijo.

— Nada estará bien —sentenció el rizado— ¿Puedes dejarme solo? —pidió, en realidad suplico a su progenitora.

Diana asintió, dejó un beso en la frente de su hijo antes de salir de la habitación donde su esposo Manuel la esperaba.

Cuando Emilio se quedó completamente solo, empezó a maldecir; odiaba a todos en especial a los estúpidos de la secundaria Albert-Bayet, pero más a los estúpidos que lo tlaquearon, causando que su pequeño esguince de tobillo, se convirtiera en una ruptura de ligamentos, aún esperaban que el doctor les dijera cómo seria la recuperación, pero el estaba seguro de que no sería cosa fácil.

Lo que más le dolía, no era el hecho de no poder jugar, sino que los últimos juegos antes del campeonato haría que los reclutadores, que están interesados en él, definirán sus propuestas y con ello la beca que le darían, que era lo único que le importaba, ya que sus padres no podrían pagarle la escuela. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el doctor entrando a su habitación, lo miró esperando a que hablara.

— Ya se confirmó tu ruptura de ligamentos de tu tobillo, te enyesaremos la recuperación será de seis a ocho semanas.

— ¿Es imposible que sea antes? —preguntó, el doctor lo miró confundido —El campeonato estatal es en menos cinco semanas y si juego aún tengo oportunidad de los reclutadores.

— Te seré honesto Emilio, básicamente es imposible que te recuperes en cuatro semanas; pero al ser muy joven puede que haber más posibilidades; te daré algunos medicamentos para ayudar, pero al final dependerá de tu cuerpo.

— Por supuesto que si, gracias, muchas gracias doc.

— De nada, tu cita será dentro de cuatro semanas, ahí veremos si podrás jugar o no.

El doctor se retiro, momentos después los padres de Emilio entraron para ver como estaba; y apoyarlo en lo que podían, sabía cuánto le dolía esa ruptura de ligamentos. La enfermera llegó unos minutos después, para enyesar el pie del rizado.

[...]

Han pasado cuatro días desde el juego, a pesar de las esperanzas de que tal vez pueda jugar para el campeonato, le fue imposible no sentirse algo triste, por ello no fue a la escuela el jueves y viernes, aunque también le recomendaron descansar por unos días.

Aquel pequeño descanso de todo, le sirvió para aclarar un poco su mente, decidió que mejoraría sus calificaciones, si llegaba a ser que no le dieran la beca deportiva, al menos debía intentar aplicar a una de calificaciones. Es un plan de emergencia, no es malo en la escuela, pero no es excelente por lo que aplicó para qué le asignarán un tutor, eso ayudaría bastante, además que ya tendría bastante tiempo libre, debido a la falta de prácticas del futbol.

— Buenos días a ambos —murmuró el rizado, al entrar a la cocina donde estaban sus padres.

— Hola, hijo —saludo la madre, mientras que el papá solo asintió, ya que tenía la boca llena.

— Ya debo irme, Taner esta esperándome afuera para llevarme a la escuela —sin esperar respuesta sale de la casa, solo escucha el grito de su madre diciendo que se cuide.

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