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Final

¿Te has arrepentido de no decir algo, pero a la vez no?, porque sabías que en el momento que lo dijeras causaría el mismo impacto.

Pues a Joaquín le pasó, se sentía mal de que simplemente, no insistió más para que el rizado le dejara decirle cuando comenzaba su curso. Aunque también sabía que era seguro que tendría el mismo final, pero eso jamás lo sabremos.

Admitía que había cometido errores, como todos, sin embargo como todo, había de errores a errores.

De alguna manera el castaño se encontraba tranquilo, después de esa noche, por supuesto que lloro, lo que debía llorar, en brazos de su padre. Pues al verlo mal decidió irse con él al departamento que había comprado para que viviera cuando se fuera a la universidad, solo en lo que estaba mejor.

El vivir con su padre le alegro, aunque también se sentía algo mal, ya que había arruinado su cena con Jennifer, pues había llegado llorando y era obvio que para Adán era primero su hijo, cosa que entendió ella a la perfección.

Cuando estuvo mejor Adán se regresó a su casa, no sin antes que le prometieron que le hablaría por cualquier cosa y que lo mantendría al tanto de todo.

Aquel tiempo a solas le había servido para pensar las cosas con la cabeza fría. Dándose cuenta de que su noviazgo con Emilio fue muy lindo y lo recordaría siempre. También notó que básicamente vivió un cliché de los que había huido por años, fue novio del mariscal de campo, él era el supuesto nerd y habían terminado el día del baile de graduación.

Hablando de graduación, no se arrepiente de no haber ido a la suya, no se sentía bien emocionalmente para verlo después de lo que había visto unas noches antes. Por lo que le pareció buena idea mudarse ese mimo día a su actual departamento cerca de la universidad, ya que prefirió no dormir en los dormitorios del campus.

Su curso iba totalmente increíble, se enamoró aún más de la literatura y no se diga de la escritura, habían logrado conocer a autores de libros, eso le fascinó tanto que reafirmo que su sueño era volverse escritor y publicar varios libros.

Pero como todo llegó a su fin, aún se sentía algo triste pues su curso había finalizado la tarde anterior, ahora tendría dos días de descanso, en lo que llegaban los demás universitarios para iniciar las clases normales. Siendo honesto el no descansaría como tal, ya que iría a conocer un poco los alrededores y a visitar a su padre que está en un proyecto a unos quince minutos del campus, por eso mismo ahora estaba desayunando, al menos hasta que escucho como tocaba la puerta.

Joaquín se levantó para abrir, sonriendo un poco al ver a Jusset su amigo que estudiaba en la misma universidad solo que en otra carrera, que había conocido por qué él también estaba en un curso solo que diferente. Era un joven demasiado lindo y atento con él, que le había ayudado de muchas maneras diferentes.

— ¿Quieres desayunar? —ofreció el castaño cerrando la puerta una vez que su amigo entró.

— No, ya desayuné, gracias, termina tú para irnos —murmuró Jusset, sentándose frente al menor.

Joaquín asintió continuando desayunando, primero irían al campus para ver algunas cosas y después irían con su padre. En cuanto terminó solo tomó su mochila y salieron del departamento.

El castaño se sintió algo extraño cuando llegaron a la universidad, y vieron a demasiada gente, se había acostumbrado a que estuviera prácticamente vacía, pero era obvio que no se mantendría así, ya que entre hoy y mañana deberían llegar todos los estudiantes.

Sin poder evitarlo, pensó en él, ¿ya habría llegado a la universidad? ¿O a penas estará saliendo de su casa? ¿O quizá decidió que era mejor llegar mañana? Estaba bastante curioso, a pesar de que era obvio que no iba a saber jamás.

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