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Al día siguiente Emilio se levantó con una gran sonrisa, que por supuesto fue notada por sus dos padres, aunque claro la única que preguntó fue su madre, pero no recibió respuesta alguna. Pues en ese justo momento Taner llegó a recogerlo.

Cuando el rizado llegó a la escuela aún con su gran sonrisa decidió esperar afuera del lugar, para ver a su lindo tutor llegar, claramente antes busco el auto en el estacionamiento para ver si ya había llegado, al no verlo dio por hecho que no había llegado. Por un momento olvido que quizá no vendría a la escuela, a pesar de esa posibilidad espero hasta que llegó la hora de su primera clase.

Con el ánimo algo bajo, Emilio estuvo en toda su clase de calculo, ni siquiera la buena noticia que recibió, logró volver a colocar en su rostro la gran sonrisa que tenía cuando inició el día.

[...]

El rizado se mantuvo todo lo que le quedó se sus clases un poco cabizbajo, deseaba ver a Joaquín, con todas las ganas; al final no se pudo. Considero el ir a visitarlo después de su práctica, pero el sabía que después de una práctica doble quedaba casi muerto y está vez terminaría peor por la condición que perdió en las semanas de su lesión.

Por lo que decidió darle un día más y en caso de que en castaño volviera a faltar iría a visitarlo de nuevo.

Durante toda su práctica de americano Emilio, tuvo que dejar de pensar en su tutor, pues se le había hecho imposible concentrarse los primeros minutos, tirando pases horribles, todo por seguir pensando en él.

Luego de cuatro horas de entrenamiento todo el equipo estaba más que cansado, incluyendo el rizado que con mucho trabajo logró llegar a las duchas y después al auto de su amigo Taner que también estaba muy agotado.

Al llegar a su casa solo saludo a sus padres y se fue a su habitación para tirarse en su cama, se sentía agotado por completo. Además que se sentía bastante confundido por todo lo que pasó la noche anterior con Joaquín.

Por más que quisiera aclarar su mente Emilio, estaba demasiado exhausto por lo que ni siquiera noto cuando se quedó completamente dormido, aún con la ropa con la que llegó.

[...]

El rizado había dicho que si Joaquín faltaba otro día, iría a verlo pues no le contestaba ni los mensajes, ni las llamadas. Pero el entrenamiento del jueves fue aún más intenso que la el del día anterior, por lo que terminó más cansado y no pudo ir.

Pero el día de hoy vienes nada lo detendría, la práctica sería de solo de una hora para terminar de alistar los detalles para el juego de mañana. Dándole la oportunidad de ir a ver al castaño temprano y sin estar muerto de cansancio.

Aún así en cuanto llego a la escuela no entró decidió esperar hasta que las clases comenzarán con la esperanza de que Joaquín llegara. Aunque claro no llegó, por lo que debió entrar a su primera clase.

Durante todo su día escolar, Emilio no dejó de recibir en ningún momento deseos de que le fuera bien en el juego del día siguiente, incluso de algunos profesores. Esos deseos no le molestaban, al contrario de alguna manera le agradaban, aunque también le ponían más presión, pues se sentía más comprometidos de ganar el campeonato y darle un buen fin a la temporada para clasificar a los estatales.

A pesar de todo el rizado se mantuvo de un ánimo algo alegre, durante el resto del día escolar y también en su práctica de fútbol americano. Aunque su ánimo de callo mientras estaba en los vestidores de la escuela, terminando de vestirse.

Salió de la escuela justo cuando estaba por pedir un taxi que lo llevara a la casa del castaño, logró ver un auto color azul que reconoció a la perfección. Sin pensarlo más Emilio regresó a la escuela, comenzando a buscar en cada uno de los salones, al no verlo camino hasta la biblioteca era el único lugar donde podía estar.

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