La última semana y media ha sido algo complicada. Joaquín se continúa portando muy distante, con el rizado, evita por completo el mirarlo a los ojos, también evita cualquier contacto físico, sus tutorías se han vuelto algo tensas.
Emilio últimamente ha estado muy pensativo, odia por completo el alejamiento, ni siquiera sabe la razón de que el castaño comienzo a actuar completamente diferente. Según él no había ninguna razón, para cambiar de actitud de esa manera; pero a pesar de eso decidió no comentar nada.
Independientemente de las situaciones entre ellos dos, el rizado se encuentra algo animado, pues está a tan solo dos días para ir a doctor a ver si podría jugar en el campeonato. Aunque en realidad también era importante el concentrarse en el examen de un día antes de ir al doctor, pues debía sacar un nueve para que su tutor fuera al juego de campeonato que sería la semana siguiente.
Justo Emilio se estaba imaginando lo increíble que sería ver al castaño, apoyándolo desde las gradas, en juego del campeonato. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos, cuando vio a Joaquín acercandose a la mesa donde estaba.
— Hola, Joa, ¿cómo estás? —preguntó el rizado con una gran sonrisa.
— Hola, Emilio, estoy bien gracias por preguntar —contestó Joaquín manteniendo su mirada en sus libros, soltó un suspiro— ¿Comenzamos?
— Está bien, pero antes quiero avisarte que el jueves no podremos tener tutoría, debo ir con el doctor para ver si me quitan el yeso —dijo Emilio.
— De acuerdo, espero que tengas un buen resultado —murmuró el castaño con una pequeña sonrisa— ¿Empezamos con historia? —intrigó el mayor asintió, comenzando con sus tutorías.
[...]
Unas tres horas después, ya habían terminado de estudiar, pero se habían quedado unos momentos a platicar, por petición de Emilio.
— ¿Quieres ir a tomar un helado conmigo? Sirve que termina la práctica de Taner —preguntó el rizado con las mejillas levemente sonrojadas, al darse cuanta que el menor se iba a negar continuó— No me desprecies, solo un helado.
— Esta bien, pero no podemos tardar mucho, debo estar en un lugar en una hora y esta algo retirado —musitó Joaquín resignándose.
Salieron de la biblioteca, comenzando a caminar, mientras que Emilio intentaba hacer contacto visual con el castaño, pero esté no lo dejaba. Su camino se vio interrumpido, cuando pasaron por vestidores y salieron todas las porristas en montón, pues al parecer era hora de su práctica.
— ¿Cómo sigues Emi? ¿Jugaras en el campeonato? El equipo sin ti no está muy bien —susurró Corni la capitana del equipo de porristas, logrando que el menor ruede los ojos.
— Estoy muy bien, aun no se si jugaré lo averiguare en unos días, pero estoy seguro de que el equipo ha mejorado mucho en mi ausencia —contestó el rizado.
— ¿Emi? ¿Nos acompañaras a ver en nuestra práctica? —musitó otra de las porristas, haciendo que Joaquín ruede los ojos por el fastidio.
— Yo-yo —iba a hablar Emilio pero fue interrumpido.
— Anda, hace mucho que no vez nuestras prácticas, hazlo por los viejos tiempos —dijo Corni acariciando el hombro del rizado, mientras le dedicaba una sonrisa coqueta.
Emilio se quedó unos momentos en silencio, volteo a su costado para ver a su tutor, pero se llevó una sorpresa al no verlo; de inmediato comenzó a buscarlo por fortuna logró ver como salía por una de las puertas.
— ¡Joaquín! —gritó el rizado, comenzando a seguir al mencionado tan rápido como sus muletas daban, Ignorando los llamados de las porristas.
ESTÁS LEYENDO
Touchdown
FanfictionUna lesión obligó a Emilio a dejar lo que más disfruta hacer y lo que le dará el poder de ir a la universidad, el fútbol americano. Aunque gracias a eso pudo interesarse en alguien muy diferente a lo que está acostumbrado; dándole la oportunidad de...