𝒯𝒽𝑒 𝒷𝑒𝑔𝒾𝓃𝓃𝒾𝓃𝑔 𝑜𝒻 𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶

𝒞𝓊𝓇𝑒𝓃𝓉𝒶 𝓎 𝒸𝓊𝒶𝓉𝓇𝑜

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Omnisciente

Harry y Ron, no le hablaban a Hermione. Estaban enojados con ella por lo de la Saeta de Fuego. Por otro lado, aunque los dos chicos y Dakota no estaban peleados, casi no hablaban, debido a que la pelirroja siempre acompañaba a su amiga.

Ravenclaw jugó contra Slytherin una semana después del comienzo del trimestre. Slytherin ganó, aunque por muy poco. Según Wood, eran buenas noticias para Gryffindor; que se colocaría en segundo puesto si ganaba también a Ravenclaw. Por lo tanto, aumentó los entrenamientos a cinco por semana. Esto significaba que, junto con las clases antidementores de Lupin, que resultaban más agotadoras que seis sesiones de entrenamiento de quidditch, a Harry le quedaba tan sólo una noche a la semana para hacer todos los deberes. Aun así, no parecía tan agobiado como Hermione y Dakota, a las que les afectaba la inmensa cantidad de trabajo. Cada noche, sin excepción, veían a Hermione y a Dakota en un rincón de la sala común, con varias mesas llenas de libros, tablas de Aritmancia, diccionarios de runas, dibujos de muggles levantando objetos pesados y carpetas amontonadas con apuntes extensísimos. Apenas hablaban con nadie que ni fueran ellas, y respondían de malos modos cuando alguien las interrumpía.

—¿Cómo lo harán? —le preguntó Ron a Harry una tarde,. mientras el segundo terminaba un insoportable trabajo para Snape sobre Venenos indetectables. Harry alzó la vista. A Hermione y a Dakota casi no se les veía detrás de las torres de libros.

—¿Cómo harán qué?

—Ir a todas las clases —dijo Ron—. Esta mañana las oí hablar con la profesora Vector, la bruja que da Aritmancia. Hablaban de la clase de ayer. Pero Hermione y Dakota no pudieron ir, porque estaban con nosotros en Cuidado de Criaturas Mágicas. Y Ernie McMillan me dijo que no han faltado nunca a una clase de Estudios Muggles. Pero la mitad de esas clases coinciden con Adivinación y tampoco han faltado nunca a éstas.

Enero dio paso a febrero sin que se notara, persistiendo en el mismo frío glaciar. El partido contra Ravenclaw se aproximaba, pero Harry seguía sin solicitar otra escoba. Al final de cada clase de Transformaciones, le preguntaba a la profesora McGonagall por la Saeta de Fuego, Ron expectante junto a él, Hermione pasando a toda velocidad por su lado, con la cara vuelta y Dakota a la par de Hermione, regalándoles sonrisas y unos breves "buena suerte".

(...)

Apenas le devolvieron su escoba a Harry, el chico se dirigió a la Sala Común.

Después de unos diez minutos en que la Saeta de Fuego fue pasando de mano en mano y admirada desde cada ángulo, la multitud se dispersó y Harry y Ron pudieron ver a Hermione y a Dakota, las únicas que no habían corrido hacia ellos y habían seguido estudiando. Harry y Ron se acercaron a su mesa y las muchachas levantaron la vista.