𝒟𝒾𝑒𝒸𝒾𝓈𝒾𝑒𝓉𝑒

1K 94 10
                                    

𝔖𝔦𝔯

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝔖𝔦𝔯. 𝔑𝔦𝔠𝔥𝔬𝔩𝔞𝔰

Omnisciente

Llegó octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el castillo. La señora Pomfrey, la enfermera, estaba atareadísima debido a una repentina epidemia de catarro entre profesores y alumnos. Su poción Pepperup tenía efectos instantáneos, aunque dejaba al que la tomaba echando humo por las orejas durante varias horas. Como Ginny Weasley tenía mal aspecto, Percy le insistió hasta que la probó. Dakota también fue víctima de la epidemia de catarro, por lo que tuvo que tomar la poción. El vapor que les salía de debajo del pelo producía la impresión de que sus cabezas estaban ardiendo.

Harry caminaba por el corredor desierto con los pies mojados.

—Hola, Harry —lo saludo Dakota, que ya estaba mucho mejor.

La pelirroja iba peinada con el mismo peinado que le había enseñado a Hermione no hace mucho.

—Hola, Dak. ¿Fuiste a la biblioteca? —preguntó al percatarse de los libros que la pelirroja llevaba presionados contra su pecho.

La chica asintió. Ambos comenzaron a caminar mientras hablaban de cosas triviales y reían. De pronto, se encontraron a alguien que parecía tan preocupado como Harry. Nick Casi Decapitado, el fantasma de la torre de Gryffindor, miraba por una ventana, murmurando para sí: "No cumplo con las características...Un centímetro...Si eso..."

—Hola, Nick —dijeron los dos a la vez.

—Hola, hola —respondió Nick Casi Decapitado, dando un respingo y mirando alrededor. Llevaba un sombrero de plumas muy elegante sobre su largo pelo ondulado, y una túnica con gorguera, que disimulaba el hecho de que su cuello estaba casi completamente seccionado. Tenía la piel pálida como el humo, y a través de él Dakota podía ver el cielo oscuro y la lluvia torrencial del exterior.

—Parecen preocupados —dijo Nick, plegando una carta transparente mientras hablaba, y metiéndosela bajo el jubón.

—Igual que usted —dijo Dakota.

—¡Bah! —Nick Casi Decapitado hizo un elegante gesto con la mano—, un asunto sin importancia...No es que realmente tuviera interés en pertenecer...aunque lo solicitara, pero por lo visto "no cumplo con las características". —A pesar de su tono displicente, tenía amargura en el rostro—. Pero cualquiera pensaría, cualquiera —estalló de repente, volviendo a sacar la carta del bolsillo—, que cuarenta y cinco hachazos en el cuello dados con un hacha mal afilada serían suficientes para permitirle a uno pertenecer al Club de Cazadores Sin Cabeza.

—Desde luego —dijo el dúo de amigos a la vez, cuando se dieron cuenta de que el otro esperaba que le dieran la razón.

—Por supuesto, nadie tenía más interés que yo en que todo resultase limpio y rápido, y habría preferido que mi cabeza se hubiera desprendido adecuadamente, quiero decir que eso me habría ahorrado mucho dolor y ridículo. Sin embargo... —Nick Casi Decapitado abrió la carta y leyó indignado:

𝒯𝒽𝑒 𝒷𝑒𝑔𝒾𝓃𝓃𝒾𝓃𝑔 𝑜𝒻 𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora